Las trabas en el camino verde de China

El presidente de China, Xi Jinping, deja claro algo que ya apuntaban los datos: que su país no sacrificará su crecimiento para acelerar su proceso de transición energética

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El camino de China hacia la transición energética está lleno de contradicciones, y tras el discurso realizado por su presidente, Xi Jinping, durante la primera jornada del XX Congreso Nacional del Partido Comunista que se celebra en Pekín durante una semana, quedó claro que su hoja de ruta seguirá dejando tantas luces como sombras.

En un discurso de dos horas para inaugurar el Congreso del Partido Comunista, Xi afirmó que la prudencia regirá los esfuerzos de China para alcanzar un pico máximo en sus emisiones de carbono, antes de eliminarlas por completo.

La proclama de Xi dejó claro el camino de China hacia la descarbonización que el país se marcó de cara a 2060: no dejará de quemar combustibles fósiles hasta que estén seguros de que las energías limpias pueden sustituirlos de forma fiable.

«Basándonos en la dotación de energía y recursos de China, impulsaremos iniciativas para alcanzar el pico de emisiones de carbono de forma bien planificada y escalonada, de acuerdo con el principio de obtener lo nuevo antes de descartar lo viejo», apuntó Xi Jinping.

Un discurso que, a ojos del analista de Refinitiv, Qin Yan, mostró un mayor énfasis en la seguridad energética y en el importante papel del carbón en el suministro energético de China, que en el papel de las energías renovables.

La doble cara de China

China es el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, pero a la vez, es la nación que más invierte en energías limpias, y está a punto de batir su récord de instalaciones solares este año.

Cuando Xi Jinping anunció hace dos años que su Gobierno se comprometía a que China alcanzara la neutralidad del carbono en 2060, tras alcanzar el pico de emisiones antes de 2030, los activistas estallaron de felicidad, y las inversiones en energías limpias por parte de los gobiernos locales y las empresas estatales aumentó de forma masiva.

Una tesitura que provocó que expertos como Kiran Nandra, directora de acciones de mercados emergentes de Pictet AM, apuntara recientemente que China está perfectamente posicionada para lograr «el liderazgo contra el cambio climático».

«La segunda economía más grande del mundo está bien situada para asumir un papel de liderazgo en la batalla contra el cambio climático, dada su floreciente industria ambiental y ventaja competitiva en energías renovables», apuntó Nandra.

La atención de China durante el año pasado, no obstante, volvió a centrarse en el principal combustible del país, el carbón, después de que su escasez en 2021 provocara recortes de energía generalizados en las fábricas, lo que ralentizó su crecimiento económico.

El país se comprometió entonces a aumentar la capacidad de extracción de la materia prima, llevando su producción a alcanzar niveles récord este año, manteniendo los almacenes bien abastecidos y reduciendo las importaciones.

China también apuntó que ampliará la exploración y el desarrollo de los recursos de petróleo y gas, y aumentará las reservas y la producción como parte de las medidas para garantizar la seguridad energética, según un informe de trabajo del congreso, publicado tras el discurso de Xi de esta semana.

Unos anuncios y unos datos que reducen significativamente el esfuerzo de China por invertir en energías limpias, puesto que la nación asiática no es capaz de conseguir que el aumento de este mix energético renovable supere al crecimiento en la demanda de energía, obligándole a quemar más carbón y a establecer un récord de consumo en 2021, que probablemente se superará en 2022.

El objetivo frustrado de Xi

Así pues, a pesar de que Xi ha intentado que el medio ambiente forme parte de su legado más que ningún otro líder del Partido Comunista Chino, el mandatario se prepara para iniciar un tercer mandato histórico en el que su visión de montañas verdes y aguas azules se ve amenazada por una economía estancada, y por un panorama mundial cada vez más tenso en cuanto al suministro de energía.

Para reducir la contaminación, el gobierno tiene que sacrificar la producción económica, pero eso es algo que Xi dejó claro que no hará de formar radical a corto plazo, alargando el camino conjunto que tendrán que recorrer los combustibles fósiles y las energías renovables.

«El carbón se utilizará de forma más limpia y eficiente, y aceleraremos la planificación y el desarrollo de nuevos sistemas energéticos», dijo el líder comunista.

Una afirmación que vuelve a arrojar dudas sobre cuándo será capaz de alcanzar su pico de emisiones la nación asiática, y pone sobre alerta a los activistas que reclaman que, para lograr que el planeta sea neutro en carbono de cara a 2050, hay que acelerar significativamente el trabajo y las inversiones.

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