La resaca de la pandemia dejó la peor tasa de descarbonización de la última década

Un informe de PwC afirma que la tasa de descarbonización global cayó al 0,5 por ciento, en un momento en que el porcentaje necesario para alcanzar los objetivos climáticos se eleva hasta el 15,2 por ciento

Minerales y metales para la descarbonización. Una imagen de Max Bender en Unsplash

La vuelta a la normalidad tras un año de escasa actividad por la pandemia marcó un año 2021 en el que muchas empresas transitaron una senda de recuperación a marchas forzadas.

Y a causa de este proceso, las principales economías globales firmaron la peor tasa de descarbonización de la última década.

Así lo explicaron desde PwC en su informe Net Zero Economy Index 2022, publicado durante las últimas semanas, en el que la consultora no se andó con rodeos.

«Ningún país del G20 se está descarbonizando lo suficientemente rápido para mantener un clima seguro», explicaron los expertos de la consultora.

Los objetivos de descarbonización quedan a años luz

De acuerdo al informe emitido por PwC, alcanzar los 1,5 grados centígrados máximos de calentamiento global, fijados como objetivo en el Acuerdo de París, y refrendados en la COP26 del año pasado, implica que la tasa media de descarbonización interanual se sitúe, a nivel global, en el 15,2 por ciento.

En 2021, sin embargo, la tasa global de descarbonización se redujo tan solo un 0,5 por ciento.

Una cifra que palidece no solo con los números fijados como meta, sino también con los ya logrados anteriormente, puesto que la intensidad global del carbono se redujo en a una media del 1,4 por ciento anual de 2000 a 2021.

«Con sólo un 0,5%, la tasa global de descarbonización en 2021 -la reducción de la intensidad del carbono o de las emisiones de CO2 por unidad de PIB- se situó en su nivel más bajo en más de una década», sentenció el informe de la consultora.

«En el G20, el nivel más alto de mejora fue del 4,6 por ciento, muy por debajo de la tasa objetivo de descarbonización para limitar el calentamiento a 1,5 °C», añadió.

Un recorte desigual entre las grandes potencias

El frenazo en la tasa de descarbonización conseguida durante 2021 se entiende al tener en cuenta que, en comparación con los niveles de un 2020 de confinamiento, el consumo de energía y las emisiones relacionadas con la energía aumentaron un 5,5 por ciento.

«Los datos de 2021 cuentan con el sesgo del repunte de la de la actividad económica, y muestran que la recuperación de tras la pandemia del Covid-19 no ha sido, al menos a corto plazo, verde», matizaron los expertos de PwC.

La recuperación pospandémica pareció ser, asimismo, asimétrica en cuanto a la reducción de emisiones, a tenor de los datos recogidos por la integrante del Big Four de la consultoría.

«Los niveles absolutos de intensidad de carbono varían en el G20, dado que las naciones se encuentran en diferentes etapas
de desarrollo y tienen bases socioeconómicas muy diferentes», detalló el informe.

En 2021, se emitieron de media 266 toneladas de CO2 por cada millón de dólares de PIB generados en todo el mundo. Al fijar esa media tan solo en el G7 – formado por Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos -, el dato se reduce hasta las 189 toneladas.

En el E7, en cambio, formado por China, India, Brasil, México, Rusia, Indonesia, y Turquía, la cifra se eleva hasta las 351 toneladas.

Paradójicamente, no obstante, China fue uno de los países que más logró recortar sus emisiones durante el año pasado, al reducirlas en un 2,8 por ciento, de acuerdo a las cifras proyectadas por el informe de la consultora.

Una señal de alerta que lleva tiempo sonando

A pesar de reconocer que «cada país y cada sector tendrá su propia ruta hacia la descarbonización», el informe Net Zero Economy Index 2022 incidió sobre un mensaje que lleva sonando tiempo entre distintos actores del mercado, que explica que los esfuerzos para lograr la transición energética no están siendo suficientes.

Una carencia ya denunciaron anteriormente tanto activistas climáticos como grandes instituciones, como Standard & Poor’s, y que se constata en un momento en que la inversión ESG está haciendo frente a fuertes tormentas políticas que ponen en jaque a su futuro.

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