COP 27. Un informe insta a las grandes potencias a invertir 1B$ anual contra el cambio climático

La COP 27 se convierte en un campo de batalla para asegurar la financiación de los países en vías de desarrollo

La COP 27 cerró su edición dejando una sensación de frustración

Si la COP 26 de 2021 se convirtió en histórica por el acuerdo de cerca de 200 naciones para comenzar a reducir los combustibles fósiles, la COP 27 puede serlo por el claro enfoque de los asistentes en detallar cómo pueden contribuir las naciones ricas a mitigar los efectos del cambio climático, ayudando a las naciones emergentes a lidiar con su impacto.

En esta línea de trabajo, un informe publicado esta semana destacó que las grandes potencias mundiales, de la mano de inversores institucionales y bancos de inversión y desarrollo, deberán destinar un billón de dólares al año a financiar la lucha de los países emergentes contra el cambio climático.

El informe, comisionado por Reino Unido y Egipto, países encargados de albergar las dos últimas cumbres climáticas, y respaldado por la ONU, apuntó que «el mundo necesita un gran avance y una nueva hoja de ruta sobre la financiación del clima».

Una hoja de ruta, añadía, «que pueda movilizar el billón de dólares anuales de financiación externa que necesitarán los mercados emergentes y países en desarrollo, excluyendo a China, de cara a 2030″.

Una financiación externa que representaría casi la mitad de los 2,4 billones de dólares anuales que el informe cifra como necesarios para combatir al cambio climático en estas naciones en vías de desarrollo, que además deberán buscar estas cantidades restantes dentro de sus propias fuentes de ingresos.

La energía renovables y las infraestructuras de transporte acapararán las inversiones

De acuerdo al mencionado informe, de los cerca de 2,4 billones de dólares de inversión anual que necesitarán los países emergentes para luchar contra el cambio climático – de los cuales un billón tendrá que llegar de la financiación externa de grandes potencia -, una de las mayores partidas tendrá que destinarse a la generación de energía sin emisiones de carbono.

Esta partida, desglosada en las distintas categorías de inversión descritas en el informe, debería contar con entre 300.000 y 400.000 millones anuales.

Unas cantidades que, sin embargo, son inferiores a las que se estima que necesitarán las infraestructuras de transporte de bajas emisiones.

«El alcance de la inversión y la financiación privadas se ha ampliado enormemente también en otros ámbitos, como
energías renovables, infraestructuras de transporte, hidrógeno verde e incluso algunos ámbitos de adaptación», explicaba el informe.

«Todos ellos tienen flujos de ingresos claros, pero a menudo están sujetos a riesgos políticos y tecnológicos, y requieren un largo plazo de financiación», añadía.

Una financiación, asimismo, que el informe destacaba que debería facilitarse «en condiciones favorables, y sin deuda».

«Una estrategia de gran impulso solo es factible si el aumento de la financiación proviene en gran medida de prestamistas oficiales, que pueden ofrecer préstamos a los países en desarrollo con fines de inversión a tipos de interés asequibles», detallaba.

La COP 27 se convierte en una batalla por la financiación climática

El marcado enfoque financiero de la COP 27, como ya destacaba su agenda de temas para las dos semanas de cumbre, se produce ante la necesidad destacada por los propios organizadores de la reunión de que «es esencial avanzar de forma significativa en la cuestión crucial de la financiación climática, y que avancemos en todos los puntos de la agenda relacionados con ella».

De acuerdo a la propia enumeración de objetivos de la cumbre, «la importancia de la adecuación y la previsibilidad de la financiación para el clima es fundamental para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París», y para ello, consideraban que «es necesario mejorar la transparencia de los flujos de financiación, y facilitar un acceso a ellos que satisfaga las necesidades de los países en desarrollo».

Unas necesidades que antes se cifraban en «una financiación de 100.000 millones de dólares anuales para 2020» que, de acuerdo a los expertos del informe, no se cumplieron, y que, sin embargo, ahora se elevan hasta el billón de dólares anuales.

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