Sultan Al Jaber: el magnate petrolero que presidirá la COP 28 de 2023

A falta de casi 7 meses para que se celebre la COP 28, el evento ya está rodeado de polémica por la elección de un presidente muy próximo al sector del petróleo

Los organizadores de la COP 28, los EAU, defendieron su elección de presidente para el evento

La COP 28 que se celebrará del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023 vuelve a presentarse como una cita clave para que los gobiernos de todo el mundo pacten soluciones de calado que permitan acelerar la lucha contra el cambio climático.

Su celebración, no obstante, nació rodeada de polémica tanto por la elección de la nación que albergará el evento, los Emiratos Árabes Unidos, como por el presidente de la conferencia dispuesto por el país anfitrión, Sultan Al Jaber.

Y es que, de acuerdo a los portavoces de Emiratos Árabes Unidos, Al Jaber fue elegido para dirigir la COP28 por ser «una persona con 20 años de experiencia profesional, que además ha llevado a cabo una enorme transición hacia las energías renovables en los EAU«.

Una afirmación que, si bien puede ser cierta, no quita que Al Jaber también sea el dirigente de unas de las compañías de petróleo y gas más grandes del mundo, Adnoc.

El advenimiento de Sultan Al Jaber

En los meses previos a la firma del Acuerdo de París, el entonces príncipe heredero de Abu Dhabi, rico en petróleo, se preguntaba en voz alta cuál sería el destino de su reino una vez concluyera la era de los combustibles fósiles.

«Cuando hayamos cargado este último barril de petróleo, ¿nos sentiremos tristes?», preguntó el jeque Mohammed bin Zayed Al Nahyan a los asistentes a la Cumbre Gubernamental de 2015 en Emiratos Árabes Unidos.

Una pregunta a la que se contestó él mismo: «Si nuestra inversión de hoy es correcta, creo -queridos hermanos y hermanas- que celebraremos ese momento».

Poco después, el jeque cedió la dirección de Abu Dhabi National Oil Co, el duodécimo productor mundial de petróleo y gas, a un ejecutivo emiratí de renovables llamado Sultan Al Jaber.

Una medida que parecía señalar un cambio en un país que se asentaba sobre unos 9 billones de dólares en petróleo sin explotar, y en el que la extraordinaria riqueza generada por Adnoc había provocado una gran transformación en pocas décadas.

De un desierto escasamente poblado, el país pasó a ser un lugar relucientes paisajes urbanos, exuberantes campos de golf y gigantescos aeropuertos.

El cambio de guardia, por tanto, implicaba que iba a confiarse la mayor riqueza del país a alguien que había pasado gran parte de su carrera haciendo inversiones en energías renovables, e intentando sin éxito construir una ciudad con cero emisiones de carbono en el desierto.

Ahora, Al Jaber ha sido elegido de nuevo para resolver un enigma igual de complicado. Y es que el jefe de Adnoc, al estar organizando la COP28, tendrá que guiar a múltiples facciones hostiles hacia el consenso sobre cómo lograr reducir la huella del cambio climático.

El rol de Al Jaber en la COP 28

A pesar de lo controvertido de la elección de Al Jaber para presidir la COP 28, un punto a favor de su selección es que esta implica que la tarea de arreglar el clima se ha encomendado a un tecnócrata que está respaldado por el poder del gobernante autocrático del país anfitrión.

Una apuesta arriesgada y de doble filo que implica que la persona con más influencia sobre el calentamiento global este año es a la vez el jefe de uno de los mayores contaminadores del mundo.

A pesar de esta realidad, Al Jaber expuso su opinión de que no hay contradicción en que un ejecutivo petrolero dirija un foro fundamental sobre el clima durante una entrevista de una hora con Bloomberg Green, una de las pocas que ha concedido desde que asumió el liderazgo de la COP28,

A su parecer, su papel como rostro público de las energías limpias desde EAU le ha hecho ser a menudo incomprendido.

«Puedo decir que en la mayoría de las reuniones la gente solía reaccionar de forma diferente», explicó, recordando sus primeros días en la empresa estatal de energías renovables Masdar. «Algunos se emocionaban mucho y otros se quedaban perplejos: Sois una gran nación productora de petróleo», señaló.

Los críticos temen que el negocio del petróleo tenga demasiada relevancia en la cumbre del clima, y hay indicios de que esto ya está ocurriendo:

Algunos consultores y miembros del personal que trabajan en la COP28 están siendo pagados por Adnoc, según personas que no quisieron ser nombradas y que hablaron sin permiso.

Representantes de Al Jaber, por otro lado, afirmaron en un comunicado que el presupuesto de la COP28 procede del gobierno de los EAU y que «estrictas normas de gobernanza» garantizan la separación de la empresa petrolera estatal.

Por ello, incluso una veterana asistente a la COP como Sandrine Dixson-Declève, copresidenta del Club de Roma, está diciendo a sus colegas que consideren la posibilidad de mantenerse al margen.

«Es realmente increíble lo lejos que ha llegado, incluso a personas de muy alto nivel», afirma sobre su preocupación por el alcance del dinero de Adnoc.

La división de opiniones en torno a Al Jaber

La reacción dividida entre expertos en sostenibilidad ha frustrado a Al Jaber, según las entrevistas con más de cuatro docenas de sus colegas y asociados, muchos de los cuales pidieron no ser identificados.

Y es que Al Jaber esperaba que sus años de trabajo en pro de la sostenibilidad le granjearan el beneplácito de la comunidad que asistirá a la COP 28.

Y algunos líderes lo hicieron, entre ellos importantes diplomáticos. Maldivas, una nación insular vulnerable incluso a pequeños aumentos del nivel del mar, apoyó a Al Jaber.

También lo hizo Frans Timmermans, jefe de cambio climático de la Unión Europea, un halcón de la reducción de emisiones que estuvo a punto de abandonar la COP27 del año pasado para protestar por la imposibilidad de alcanzar un acuerdo más sólido sobre la reducción de los combustibles fósiles.

El enviado estadounidense para el clima, John Kerry, sugirió que lo que los críticos tacharon de conflicto de intereses -un diplomático que también es empresario- ayudaría en realidad a que las soluciones «avancen más rápido y a escala».

El consuelo, eso sí, es que hay algo en lo que Al Jaber y sus críticos están incómodamente de acuerdo: Necesitamos una solución, ya. Porque ocho años después de París, esta edición del evento de la ONU se considera crucial, aunque no se hayan logrado avances rápidos hasta el momento.

Cabe recordar que las emisiones de gases de efecto invernadero volvieron a alcanzar niveles récord en 2022, impulsadas por la crisis energética y el aumento de la demanda de carbón tras la invasión rusa de Ucrania.

La próxima cumbre, asimismo, también estará condicionada por el último informe de la ONU sobre el clima, publicado en marzo, que pide una reducción inmediata de las emisiones.

«Nos enfrentábamos a circunstancias diferentes», afirmó Al Jaber sobre la época que produjo el momento decisivo de París. «El propósito de todo lo que hemos estado haciendo en las anteriores COP ha cambiado».

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