¿El boom de los coches eléctricos como motor de las acciones de Ford, Hyundai y General Motors?

Se espera que 2023 sea un año clave para la explosión de los coches eléctricos, pero este crecimiento no se trasladará necesariamente a la cotización de sus fabricantes

Los coches de combustión, con fecha de caducidad

Durante los próximos 12 meses se espera que, tan solo en los Estados Unidos, se lancen unos 20 coches eléctricos totalmente nuevos que prometen ampliar la oferta de vehículos asequibles y fáciles de cargar que hay al alcance de los usuarios.

Las proyecciones apuntan a que 2023 se convierta, por tanto, en un año que traiga un amplio abanico de nuevos modelos de coches, y haga más realidad la transición energética hacia vehículos que obvian los combustibles fósiles para su funcionamiento.

La duda, no obstante, es si este nuevo paso hacia una realidad eléctrica servirá tan solo para reducir las emisiones totales producidas por los gases de los vehículos, o si este boom servirá también para impulsar las acciones de unos fabricantes de coches que pasan por horas bajas.

Y es que, con Tesla en fuera de juego por obra y gracia de Elon Musk, los inversores se están lanzando a la búsqueda de nuevas oportunidades dentro de un sector en el que figuras como la de Oliver Blume buscarán capitalizar sobre este momento del mercado, tal y como se explicó en la Revista Inversión.

Los inversores dispuestos a lanzarse a por títulos como los de, por ejemplo, Hyundai, Ford, o General Motors, en consecuencia, tendrán que tener en cuenta algunos elementos clave en esta esperada eclosión de los coches eléctricos, antes de tomar decisiones bursátiles.

Estados Unidos apunta a liderar una revolución eléctrica que seguirá siendo cara

Tal y como se explicaba al principio de este artículo, las previsiones apuntan a que la mayoría de nuevos modelos a estrenar en el mercado automovilístico se dirigirán al mercado estadounidense.

La tipología de los mismos, por ende, será la de unos coches con maletero amplio para transportar carga, pensados para familias, y con precios a partir de los 40.000 euros.

Es el caso del Nissan Ariya, que llegó a los concesionarios con un precio cercano a los 48.000 euros y una autonomía de entre 400 y 533 kilómetros, o del Kia EV9, cuyo lanzamiento está previsto para mediados de 2023, y cuyo precio oscilará en torno a los 50.000 euros.

En Europa, mientras tanto, se estrenarán estas mismas opciones, así como alternativas estrictamente continentales, como el Jeep Avenger, un SUV de formas redondeadas que se presenta como la primera oferta totalmente eléctrica de la marca, y que, eso sí, al menos parte desde un precio inferior, al rozar los 25.000 euros de partida.

El nivel de ventas en una economía que se espera deprimida de cara a 2023, por tanto, no proyecta grandes niveles de crecimiento.

Un factor que ya enumeró Deutsche Bank, por ejemplo, en un informe sobre Ford en el que mantuvo su postura neutral respecto a la compañía, mostrando su preocupación porque Ford «pueda registrar un notable descenso de la rentabilidad en 2023, ya que sus beneficios pueden verse lastrados por la corrección de los precios de los vehículos en un contexto macroeconómico en deterioro».

Los problemas de fabricación de los coches eléctricos también jugarán un papel clave

Otro aspecto importante para ser cautos respecto a las posibilidades de que los fabricantes de coches eléctricos brillen en bolsa es que, sí, quienes busquen un SUV eléctrico verán duplicadas sus opciones en 2023. Pero elegir un nuevo coche y comprarlo de verdad seguirán siendo cosas muy distintas.

Y es que, de cara a 2023, aunque los ejecutivos de las grandes fábricas internacionales consigan hacerse con los chips informáticos que necesitan si China se reabre al mundo, la economía unitaria de los vehículos eléctricos seguirá siendo pésima.

Los precios de las baterías de iones de litio, por ejemplo, aumentaron en 2022 por primera vez en la historia, creciendo un 7 por ciento en todo el año.

Un contexto que llevó a algunas de las mentes más importantes del sector, como el presidente de Toyota, Akio Toyoda, y el CEO y cofundador de Rivian, RJ Scaringe, a mostrar sus temores de que la cadena de suministro de baterías tarde años en ponerse al día.

Temores, asimismo, que también expresó el ejecutivo de S&P, Chris Hopson, en un comunicado de S&P Global Mobility sobre las perspectivas de la industria para 2023.

«Los retos actuales de la cadena de suministro y los temores de recesión darán lugar a una prudente recuperación del mercado. Los consumidores se están atrincherando y la recuperación de los niveles de demanda de vehículos anteriores a la pandemia se antoja difícil», afirmó Hopson.

En este sentido, no obstante, desde Bloomberg Intelligence se apuntó que Hyundai, al menos, podría paliar los efectos de estos encarecimientos globales gracias al debilitamiento del won surcoreano.

La falta de competencia alivia la presión de la cadena de suministro

Un consuelo que sí encontrarán los grandes fabricantes de vehículos, como puede ser General Motors, es que las nuevas empresas automovilísticas aún no saben cómo fabricar un coche a gran escala.

Rivian, por ejemplo, solo fabricó unos 25.000 vehículos en 2022, aunque tiene más de cuatro veces ese número de pedidos en cartera.

Lucid Group, mientras tanto, aspiraba a fabricar entre 6.000 y 7.000 vehículos eléctricos en 2022, tras reducir a la mitad sus objetivos de producción a finales de verano.

Unos datos que recogieron desde Bocom Securities, y que valoraron positivamente en favor de General Motors, señalando que «los clientes estadounidenses no tenían muchas opciones en cuanto a coches eléctricos en los últimos años».

Un marco por el que desde la firma norteamericana se consideró que la cuota de mercado de Ford y General Motors en cuanto a vehículos eléctricos, que en 2022 conformó cerca del 15 por ciento, aumentará a medida que vayan saliendo nuevos modelos.

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