Rivian comete el mismo pecado que los gigantes de Wall Street

El fabricante de coches eléctricos Rivian celebra su junta de accionistas este lunes con el sueldo de su fundador, RJ Scaringe, como uno de los principales focos de controversia. El proxy Glass Lewis, principal opositor

El sueldo del fundador de Rivian, RJ Scaringe, será uno de los puntos calientes en la junta de accionistas que el rival de Tesla celebrará este lunes.

Los salarios de los altos directivos han sido uno de los principales focos de debate en la última temporada de juntas de Wall Street por las elevadas cifras que contemplan los planes de retribución.

Muchos inversores han mostrado abiertamente su descontento rechazando las propuestas para aprobar los planes, como en el caso de JPMorgan, cuyos accionistas rechazaron el supersueldo del consejero delegado, Jamie Dimon, hace apenas un par de semanas.

Ahora le toca el turno a Rivian, que se ha encontrado con la oposición de Glass Lewis.

Más de 240 millones de dólares

Siguiendo los planes de incentivos de Elon Musk en Tesla, Rivian otorgó en enero del año pasado un plan de retribuciones a Scaringe y al resto de la cúpula del fabricante de más de 240 millones de dólares en primas.

En el caso de Rivian, la aprobación de los sueldos de su máximo dirigente se produjo meses antes de un paso fundamental en la historia de la compañía: su debut bursátil en Wall Street en noviembre del año pasado.

Desde entonces, Rivian no ha encontrado fuelle en los parqués. Tras un estreno de récord, las acciones se han dejado un 60 por ciento en bolsa, y su capitalización bursátil ha descendido en cerca de 40.000 millones de dólares hasta los 28.000 millones actuales.

Por ello, Glass Lewis considera que la cifra que prevé percibir Scaringe es controvertida, por lo que recomienda a los accionistas votar en contra de la propuesta por las consecuencias que podría acarrearles.

“La dilución potencial para los accionistas se estima en aproximadamente un 2,9 por ciento, lo que puede llevar a algunos a considerar que es una paga excesiva”, explica el proxy en su informe para la junta de Rivian.

Es, además, el único de los cuatro puntos recogidos en la orden del día sobre el que el proxy desaconseja el voto a favor.

Las cláusulas que rechazan los accionistas

Las primas de este tipo de retribuciones están sujetas a la evolución de la empresa, y suelen incluyen incentivos tanto a corto como a largo plazo. 

El plan aprobado para la directiva de Rivian no incluye beneficios a corto plazo, por lo que la totalidad de los 240 millones que podría recibir se fijan exclusivamente en los incentivos a largo plazo. 

En concreto, el CEO, Scaringe, percibiría más de 180 millones de dólares; la CIO, Claire McDonough, 24 millones de dólares y el jefe de desarrollo, Jiten Behl, algo más de 39 millones, después de una serie de cambios en la adjudicación de los contratos de trabajo. Ahí reside parte de la polémica.

“Debido a las enmiendas a los acuerdos laborales de los ejecutivos, en octubre de 2021, ciertas concesiones de capital se consideraron modificadas”, destacan en Glass Lewis.

Y citan a accionistas como SOC Investment Group, que ha abierto una campaña contra la compañía por las compensaciones salariales a los directivos. En ella, los accionistas, propietarios del 100 por ciento de las acciones de clase B, valoradas en unos 1.300 millones de dólares, critica que directivos como Scaringe “ya poseían una cantidad significativa de capital antes de la salida a bolsa, que se apreciará si la empresa se desempeña bien”.

Así, los opositores al sueldo de la cúpula aún tendrán que lidiar con los grandes inversores de Rivian para poder rechazar la propuesta en la junta.

No lo tendrán fácil, dado el perfil de los principales accionistas. Solo los cuatro primeros inversores, el fondo de inversión T. Rowe Price, el fondo saudí Abdul Latif Jameel, Amazon y Ford controlan cerca de la mitad de las acciones de Rivian. Y entre los inversores particulares, es el CEO, RJ Scaringe, el que mayor peso tiene, con un 1,37 por ciento del total de la capitalización de mercado.

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