4 preguntas que hacerse al invertir en ESG en 2023

A la hora de saber dónde invertir dentro del ecosistema ESG en 2023, hay que analizar factores como el impacto de la nueva regulación climática, o la tendencia de precios que seguirán ciertas materias primas

Fondos ESG.

Si hace una semana se explicaba que el inicio de 2023 obliga a vigilar las cifras sobre cambio climático que se publicarán en las próximas fechas, otra tarea indispensable para los inversores al abrir el nuevo calendario pasa por preguntarse hacia dónde avanzarán las finanzas ESG este año.

Y para ayudar a plantear las preguntas correctas, aquí hay una selección de 4 incógnitas cuya resolución puede ayudar a trazar una hoja de ruta dentro de la economía sostenible:

1. ¿Conseguirá la tecnología climática capitalizar en 2023 su excelente año de financiación de 2022?

La tecnología climática registró en 2022 un aumento interanual del 89 por ciento en capital riesgo, de acuerdo a los datos proporcionados por HolonIQ, con más de 70.000 millones de dólares invertidos de enero a diciembre.

Un dato que es aún más sorprendente en cuanto al hecho de que 2022 fue un año bastante sombrío para la financiación de capital riesgo en general: los dólares invertidos descendieron un 42 por ciento en los 11 primeros meses del año, en comparación con 2021.

En los últimos cuatro años, no obstante, la tecnología climática representó entre el 20 y el 30 por ciento de la inversión total en capital riesgo, y esta cifra se mantuvo estable cuando el mercado de riesgo se triplicó, y también cuando sufrió un fuerte retroceso.

Pero a medida que se reciben más datos sobre la financiación total de riesgo en 2022, la tecnología climática parece lista para demostrar que acumuló un porcentaje aún mayor del pastel mundial.

Un dinero que debería estimular una oleada de nuevos productos y modelos de negocio, y que obligará a estar atento para ver cuánto dinero más podría recaudarse este año, de qué inversores, y con qué fines.

2. ¿Continuarán al alza los precios del polisilicio y del litio de calidad solar?

Durante la mayor parte del año pasado, dos insumos clave para descarbonizar el sistema energético mundial subieron de precio, como ya se explicó en Social Investor.

El polisilicio de grado solar, el metal esencial para fabricar más del 90 por ciento de los paneles solares del mundo, comenzó su carrera de precios en 2021, antes de alcanzar su precio más alto en casi una década, 38 dólares el kilogramo.

Desde entonces, los precios volvieron a caer a 17,51 dólares el kilogramo, lo que significa que se han reducido a la mitad desde octubre de 2022.

Del mismo modo, el litio necesario para las baterías utilizadas en los coches eléctricos y los sistemas de almacenamiento de energía tuvo una espectacular carrera de precios, aumentando más de 11 veces desde principios de 2021 antes de alcanzar su máximo en noviembre.

Ese movimiento de precios fue lo suficientemente significativo como para hacer subir los precios de las baterías de iones de litio por primera vez en al menos una década.

Los precios del litio, eso sí, también empezaron a bajar posteriormente, aunque no tan bruscamente como los del polisilicio, y empiezan el año con una caída del 13 por ciento respecto a su máximo de 2022.

Lo que habrá que vigilar, por tanto, es hasta dónde caerán el polisilicio, y el litio y el impacto de los precios en los negocios de energía solar y vehículos eléctricos.

BloombergNEF prevé un aumento del suministro de polisilicio del 50 por ciento, lo que debería traducirse en un descenso significativo de los precios, incluso con otro año récord de instalaciones solares.

La oferta de litio extraído, por otro lado, también podría aumentar más de un 30 por ciento este año. Y se espera que aumenten las ventas de vehículos eléctricos, mientras que el mercado automovilístico en general parece estar volviendo a la normalidad.

Para ambos sectores, cada tick de precio a la baja en insumos clave será muy bienvenido.

3. ¿Con qué rapidez y fluidez se pasará de la regulación ESG a la aplicación de las reglas?

Los lectores del ecosistema sostenible estarán, a estas alturas, completamente familiarizados con regulaciones aprobadas en 2022, como la Ley de Reducción de la Inflación norteamericana y sus cientos de miles de millones de dólares de apoyo al clima, o la nueva tarifa verde de la UE a las importaciones.

En 2023, no obstante, habrá que ver cómo se aplican estas leyes, si pueden encontrar oposición en algún estrato, y qué impacto que puedan tener estas políticas sobre la industria nacional y el comercio internacional.

4. ¿Tendrá problemas en casa el nuevo rey del gas natural licuado?

El año pasado, Estados Unidos empató con Catar como primer exportador mundial de gas natural licuado (GNL), arrebatando al organizador Mundial el primer puesto que ocupó durante mucho tiempo.

Gran parte de esta subida al trono estadounidense se apoyó en el principal destino de su GNL en 2022, Europa, que se abrió de brazos al producto norteamericano ante la restricción del suministro de gas por parte de Rusia.

Lo que me será interesante monitorizar en 2023, por tanto, es el impacto de las exportaciones en los precios del gas natural estadounidense.

Y es que el gas natural cuesta mucho menos en Estados Unidos que en otras grandes economías, gracias a la abundancia interna. Pero la continuación de las exportaciones a Europa podría cambiar esta situación.

La encuesta del tercer trimestre de la Fed de Dallas sobre la industria del petróleo y el gas reveló que la mayoría de los ejecutivos esperan que la era del gas barato en Estados Unidos termine dentro de tres años.

El aumento del precio del gas afectaría a la combinación de combustibles de la electricidad estadounidense, lo que podría traer más carbón a la red, pero casi con toda seguridad también más energías renovables.

Los precios más altos también afectarían a la industria y, si persisten, podrían estimular las inversiones en descarbonización en el ámbito tradicional de la petroquímica.

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