La transición energética da forma a la política monetaria del BCE

El BCE redobla su compromiso con la transición energética con la puesta en marcha de la descarbonización de su cartera de activos de bonos

El BCE se involucra en la transición energética

El principal foco del Banco Central Europeo (BCE) a la hora de trazar su línea de política monetaria es en estos momentos, sin duda, la batalla contra una inflación desorbitada que ahora a la economía continental.

Pero de acuerdo a las palabras de su vicepresidente, Luis de Guindos, la transición energética también ocupa un papel destacado dentro de las preocupaciones de la institución europea.

«Para apoyar el retorno oportuno de la inflación a nuestro objetivo del 2 por ciento a medio plazo, nuestra política monetaria pretende reducir el apoyo a la demanda y garantizar que las expectativas de inflación se mantengan ancladas en nuestro objetivo», apuntó de Guindos durante una aparición pública este mes de noviembre.

Una política monetaria que el vicepresidente del BCE aseguró que su institución tiene que llevar a cabo, entre otros motivos, porque «la evolución sin precedentes de los precios de la energía y la consiguiente crisis energética están planteando retos de diversa índole», provocando que esté surgiendo «una disyuntiva entre la seguridad energética, la transición ecológica y la estabilidad de precios».

A ojos del banquero, no obstante, «a pesar de los retos actuales de la política monetaria», el BCE continúa estando «seriamente comprometido con hacer su parte para abordar el cambio climático y promover la transición verde».

Un compromiso que no es solo necesario para asegurar la sostenibilidad del planeta, sino que «es necesario para cumplir nuestro objetivo de estabilidad de precios», recordó de Guindos.

Las razones del BCE para supervisar de cerca el reto de la transición energética

Tal y como apuntó el exministro de Economía en España, el cambio climático puede causar impactos metereológicos de gravedad, como los que se están denunciando esta semana en la cumbre de la COP 27 en Egipto, pero también puede repercutir «en los indicadores macroeconómicos, en la estabilidad del sistema financiero y en la transmisión de la política monetaria».

«Además, sin perjuicio de nuestro objetivo principal de salvaguardar la estabilidad de precios, un objetivo secundario del BCE es apoyar las políticas económicas generales de la UE, entre las que se incluye un alto nivel de protección y mejora de la calidad del medio ambiente», agregó el vicepresidente del banco central.

Todos estos factores, lógicamente, afectan a las perspectivas de estabilidad de los precios, y hacen que el cambio climático «también influya en la propia gestión de riesgos del BCE», como explicó de Guindos, y detalló el propio BCE el pasado mes de julio.

«En la revisión de la estrategia que completamos el año pasado, nos comprometimos a incluir consideraciones relativas al cambio climático en nuestras operaciones de política monetaria», aclaró De Guindos.

Por ello, las operaciones de política monetaria del banco central incluyen políticas como, por ejemplo, la descarbonización gradual en su tenencia de bonos corporativos.

El BCE favorece la compra de bonos a empresas con objetivos ESG claros

La mencionada línea maestra del BCE respecto a los bonos provocó que, desde el pasado 1 de octubre, la entidad virara las compras de activos del Eurosistema hacia emisores de bonos «con mejor rendimiento climático» a ojos del banco.

Un rendimiento climático de estos emisores que la institución mide mediante la evaluación de criterios como las emisiones de gases de efecto invernadero de cada uno de ellos, sus objetivos de reducción de emisiones de carbono, o su divulgación de información relacionada con el clima.

«El objetivo es mitigar los riesgos financieros relacionados con el clima en el balance del Eurosistema. Asimismo, se incentiva a los emisores para que mejoren su información y reduzcan sus emisiones de carbono en el futuro», matizaba el informe del BCE.

El Banco Central Europeo, además, empezará a publicar regularmente información relacionada con el clima y con sus tenencias de bonos corporativos, a partir del primer trimestre de 2023.

De Guindos, aun así, quiso recordar en su intervención pública de este mes que «esta inclinación cambia la composición de la cartera de política monetaria», pero que «el volumen global de compras sigue estando determinado únicamente por consideraciones de política monetaria, de acuerdo con nuestro mandato principal».

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