Repsol vs Cepsa: el petróleo español invertirá 27.000M en ser más verde

Los planes de descarbonización de Repsol y de Cepsa tienen más similitudes que diferencias. Continuarán siendo competidores pero en renovables, hidrógeno verde y combustibles limpios

Cepsa y Repsol van a transformar su negocio para alinearse con la transición energética en la ruta hacia las cero emisiones con una inversión que, en conjunto, supera los 27.000 millones de euros para lograr el objetivo de descarbonización de las dos mayores petroleras españolas.

Cepsa ha sido la última de las dos en desvelar su estrategia para alcanzar las cero emisiones. Lo hizo este miércoles, tras dos años de espera en los que ha mantenido el suspense para dar a conocer su plan ‘Positive Motion’.

Repsol, por su parte, ya había hecho público su hoja de ruta para ser ‘Net zero’, pero hace unos meses incluyó algunas modificaciones en su hoja de ruta.

Los planes estratégicos de ambas compañías están diseñados a largo plazo, con el horizonte de 2050, meta clave en la descarbonización global, marcado en rojo, e incluyen puntos en común como la apuesta por renovables y combustibles alternativos a los fósiles. 

2025 vs 2030, las primeras paradas

Ambas estrategias tienen muchas similitudes. Por ejemplo, ambas se han referido a la ‘transformación’ que supondrán para sus negocios sus planes de abandonar el petróleo.

Pero también existen diferencias, derivadas del mayor tamaño de Repsol. Especialmente, en cuanto al volumen de la inversión y los plazos.

Cepsa reveló este miércoles que contempla una inversión de entre 7.000 y 8.000 millones de euros hasta 2030. Para entonces, el objetivo es reducir las emisiones Scope 1 y Scope 2 -las generadas por la empresa y las derivadas de la compra de energía- en un 55 por ciento respecto a los parámetros actuales. En cuanto a las Scope 3, aquellas que se generan en la cadena de valor, la intención es reducirlas entre un 15 y un 20 por ciento.

La estrategia de Repsol está diseñada hasta 2025, y la petrolera anunció en octubre, durante la celebración de su ‘Low Carbon Day’, la ampliación en 1.000 millones de su dotación para inversiones, que alcanzará los 19.300 millones en este periodo.

La ruta para alcanzar la neutralidad en 2050 pasa por reducir su huella de carbono en un 15 por ciento para 2025; en un 28 por ciento para 2030; y en un 55 por ciento para 2040. Algo menos ambiciosa que los planes de Cepsa, que reducirán a la mitad sus emisiones para finales de esta década, debido al mayor volumen de operaciones de Repsol.

Renovables, indispensable para la transformación

Las petroleras quieren convertirse, a largo plazo, en energéticas. Por ello, los esfuerzos de sus planes de descarbonización se centran en la generación renovable.

“Son esenciales en sectores complejos”, dijo Maarten Wetselaar, consejero delegado de Cepsa. De la inversión total planeada, la petrolera destinará el 60 por ciento a partir de 2023 para proyectos sostenibles. 

El consejero delegado de Cepsa, Maarten Wetselaar, en la presentación de la estrategia ‘Positive Motion’. Foto cedida por Cepsa.

Esto supone aproximadamente una inversión de 5.000 millones para alcanzar los 7 gigavatios (GW) de energías renovables eólica y solar para finales de esta década, frente a los 1,5 GW con los que cuenta en la actualidad. Convertirá, asimismo, sus refinerías de petróleo, principalmente localizadas en el sur de Europa, en lo que denomina ‘Energy parks’, en los que implementará tecnologías de inteligencia artificial para reducir el impacto ambiental de sus actividades. Según Wetselaar, estos serán los “pilares de la nueva economía” de Cepsa.

El foco de la compañía se centra en el transporte por carretera y la apuesta por una movilidad sostenible. Para ello, Cepsa ha llegado a un acuerdo con Endesa para desarrollar la red más amplia de red de recarga ultrarrápida para vehículos eléctricos, con un cargador de 150 kilovatios (KW) cada 200 kilómetros en España y Portugal.

Cepsa quiere transformar asimismo su red de 1.800 gasolineras en la Península para convertirlas en otro tipo de estaciones de servicio, en las que se comercializarán productos como medicamentos o alimentos.

Repsol, por su parte, tiene un reto mayor: llegar a los 20 GW de generación renovable para finales de la década. Su estrategia incluye un crecimiento del 15 por ciento -respecto a niveles de 2020- para 2025, año en el que quiere contar con 7 GW de capacidad.

Actualmente, unos 5 GW se encuentran en construcción, mientras que cuenta con una cartera de proyectos que ampliarán su producción renovable en 11,7 GW para 2030.

En este caso, el crecimiento será orgánico, ya que Repsol ha ido anunciado distintas adquisiciones en los últimos ejercicios. La última, hace unos meses, cuando anunció la compra del 40 por ciento de Hecate Energy, una compañía estadounidense especializada en proyectos fotovoltaicos y uno de los mayores competidores del mercado norteamericano.

Hidrógeno verde y biocombustibles: las grandes apuesta

Uno de los grandes puntos en común de ambas estrategias es la apuesta por el hidrógeno verde, una de las materias primas llamada a ser vital en la transición hacia la descarbonización.

Cepsa quiere hacer de España y Portugal sus mayores centros productores de este tipo de combustible, y el objetivo es alcanzar una producción de 2 GW para 2030.

Lo incluirá dentro de su plan para impulsar la demanda de hidrógeno verde en el transporte por carretera, con una meta para finales de la década de una estación de repostaje cada 300 kilómetros. Asimismo, la compañía extenderá al Norte de África y Oriente Medio sus centros de producción para la posterior exportación a territorio europeo.

El hidrógeno es, para Repsol, otro de los pilares de su estrategia, y sus objetivos se asemejan a los de Cepsa con 1,9 GW de capacidad para 2030, lo que supondría un incremento de la capacidad del 60 por ciento.

A comienzos de año, la petrolera vasca presentó el proyecto Spanish Hydrogen Network (Shyne), un consorcio de empresas con la que se ha movilizado la inversión de 3.200 millones de euros solo en proyectos de hidrógeno renovable. Del montante, la mayor parte corresponde a lo aportado por Repsol, 2.250 millones, participarán a su vez otras empresas como las españolas Alsa, Enagás y Talgo, así como compañías europeas como Bosch o Scania.

Otro de los puntos fuertes de ambos planes será la producción de biocombustibles. Cepsa planea producir 2,5 millones de toneladas anuales, de los que la mayor parte irá destinada al sector aéreo español, al que suministra el 35 por ciento de la energía consumida. Así, el objetivo para 2030 es producir 800.000 toneladas anuales de combustible sostenible para la aviación (SAF).

Repsol, por su parte, centrará esfuerzos en tres tecnologías de producción: la electrólisisis -principalmente usada para el hidrógeno- el biometano y la fotoelectrocatálisis. El objetivo, según detalló el consejero delegado Josu Jon Imaz, es llegar a ser el primer comercializador de biocombustibles de España. 

Será a través de un enfoque “multitecnológico” y centrado en una gran diversidad de materias primas como por ejemplo las poliefinas, derivadas de residuos de plásticos sintéticos. En términos absolutos, Repsol quiere alcanzar una producción anual de biocombustibles de 2 millones de toneladas para finales de esta década, llamada a ser el primer gran impulso para la descarbonización de las petroleras.

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