El cuidado de la biodiversidad coge peso en las finanzas sostenibles

El papel de la biodiversidad en las prácticas e inversiones ESG de las empresas gana peso, a medida que el mercado amplía sus temáticas de inversión sostenibles

La protección de la biodiversidad coge fuerza como temática de inversión ESG

El foco de las finanzas sostenibles en los últimos años se centró, principalmente, en una batalla contra el cambio climático a base de luchar contra las emisiones de gases de efecto invernadero.

El radio de acción de la inversión ESG, sin embargo, abarca muchas más temáticas que necesitan ocupar el centro del tablero para asegurar el éxito de sus campañas.

Y en esta expansión de los campos de batalla sobre los que los inversores concienciados puedan fijar su atención, cada vez está llamada a crecer más la oferta de productos de inversión destinados a proteger la biodiversidad del planeta.

El peso de la biodiversidad en la economía

La protección de la biodiversidad es un sector de la inversión ESG que, de acuerdo a los datos emitidos por la OCDE, debe aumentar considerablemente en la próxima década, puesto que en los últimos años se dedicó a ello, a nivel global, entre 78.000 y 91.000 millones de dólares por año.

Una cantidad que palidece en contraste con el gasto de 500.000 millones de dólares anuales que la OCDE estimó que los gobiernos dedican a sectores potencialmente dañinos para la biodiversidad, como la agricultura extensiva, por ejemplo.

En este sentido, Beatrice Crona, académica del Centro de Resiliencia de la Universidad de Estocolmo, apuntó la semana pasada, durante un evento organizado por Pictet AM, que «la biodiversidad merece protección por sí misma, pero también es importante para nuestras economías y el bienestar».

Como ejemplo, la experta explicó que actividades como la agricultura, la silvicultura, la producción de bioenergía, o la pesca, «no existirían sin los procesos y servicios ecosistémicos ambientales, como la polinización».

«Pero la biomasa de insectos voladores ha disminuido más de 75 por ciento en los últimos 30 años. Así que se estima que entre 235.000 y 577.000 millones de dólares de producción anual de cultivos está en riesgo por esta pérdida de polinizadores (como las abejas)», añadió.

Una alerta de Crona sobre el efecto de la pérdida de biodiversidad en la economía, que también hizo sonar Gabriel Micheli, gestor de inversión temática en Pictet AM.

«El Foro Económico Mundial considera que la mitad de la economía mundial depende de la naturaleza y los servicios de los ecosistemas. Por su parte, Boston Consulting Group lo estima en alrededor de 150 billones de dólares, aproximadamente el doble que el PIB mundial anual», detalló Micheli.

El gestor de Pictet AM, en consecuencia, señaló que las empresas se enfrentan a riesgos variados que les obligarán a tomar medidas más decisivas para combatir estos efectos negativos de la pérdida de la biodiversidad, y concluyó:

«Como gestores de activos, nuestro objetivo es vincular impacto ambiental y comportamiento financiero».

Un objetivo que, a ojos de Micheli, puede cumplirse favoreciendo las acciones de empresas con una mejor huella de biodiversidad, como pueden ser aquellas que utilizan plástico capturado del océano, por ejemplo, o las que emplean métodos de agricultura regenerativa, pensada para producir alimentos mientras se captura carbono.

Los inversores y activistas inciden sobre su mensaje

Esta necesidad de destacar la importancia que la biodiversidad debe tener a la hora de afrontar las inversiones sostenibles, como se mencionaba anteriormente, es cada vez más recurrente entre instituciones de peso en el mercado.

Desde Spainsif, por ejemplo, ya llamaron la atención sobre esta cuestión en anteriores ocasiones, apuntando que «el cambio climático y la pérdida de biodiversidad no pueden ser infravalorados por los inversores, entendiendo que los impactos en los elementos de la naturaleza, capital natural, implican un riesgo real que afecta a los beneficios de las empresas y, en consecuencia, a los inversores».

Un contexto de alarma que, como ya informó Social Investor, llevó a una entidad como Robeco a incluir la biodiversidad como una de sus tres prioridades de inversión para el año 2022, compartiendo podio de preocupaciones con el cambio climático y los derechos humanos.

Un par de muestras de que, como indicó el director de investigación en sostenibilidad de Pictet AM, Steve Freedman, la biodiversidad empieza a ser tan relevante como el clima en materia ESG, a pesar de que todavía tengo un largo camino por recorrer.

«Hace diez años los factores relacionados con el clima apenas eran considerados materiales, y no tenían precio en las valoraciones de las empresas», afirmó Freedman.

«La biodiversidad está a cinco o seis años de esto, pero se puede acelerar por la presión de empleados o consumidores, así como por regulaciones, donde Francia está asumiendo un liderazgo», añadió.

Así pues, Freedman opinó que «es previsible que se acuerden metas, como con los objetivos de reducción de CO2», y esbozó por donde pueden comenzar las empresas para sumar su granito de arena en esta aventura:

«Un primer paso es incluir su huella de biodiversidad y objetivos en informes trimestrales -algunas empresas francesas están obligadas- e integrar la protección de especies y restauración de hábitats en sus políticas».

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