El activismo resucita a Peloton

BlackWell Capital fuerza la salida del consejero delegado y cofundador, John Foley, y reflota la cotización de la que fuera una de las promesas del fitness durante la pandemia

El sector tecnológico estadounidense continúa siendo un imán para las estrategias de los inversores activistas. Si Netflix ha recuperado una parte de la perdido tras la entrada de Bill Ackman, esta semana la gran protagonista ha sido Peloton.

La firma especializada en fitness online -una de las grandes beneficiadas por el confinamiento de 2020- se anota un 50 por ciento en dos días al cierre de este artículo, después de sufrir fuertes caídas en los últimos meses, a medida que se abría la economía.

La estructura de gobernanza de Peloton, igual que el de otras grandes tecnológicas que han pinchado en bolsa en los últimos meses, es cuestionable –ISS le otorga la peor nota posible-; entre otras razones por su estructura de doble voto (existen acciones con mayores derechos políticos que otras).

Este martes la compañía anunciaba el cese de su hasta ahora primer ejecutivo y uno de sus fundadores, John Foley, tras la presión de la firma activista BlackWell Capital. Una de las especialidades de Blackwell son las ‘situaciones especiales’ y está enfocada a reflotarla para forzar una compra de una tecnológica más grande.

En sus argumentos, sin embargo, también ha recurrido a la ESG, especialmente a los fallos de gobernanza, de su propio consejero delegado y de controles internos, y los sociales.

Foley será sustituido por Barry McCarthy, que ha formado parte de varias tecnológicas en los últimos años. Entre ellas, Netflix o Spotify.

Una promesa de la era COVID-19

Peloton fue uno de los valores promesas del confinamiento, por su especialización en fitness online en vivo o bajo demanda. La reapertura, sin embargo, ha pasado factura a su modelo y ahora, en paralelo al cambio en su primer ejecutivo, tendrá que afrontar un fuerte recorte de empleo, que le llevará a reducir su plantilla en cerca de 2.500 personas en todo el mundo.

Uno de los ganchos de BlackWell para forzar el relevo del ejecutivo era que lo consideraba incapaz de poder afrontar los retos que ahora tenía por delante la empresa y así lo hizo saber en una presentación que hizo pública esta lunes, en la que destacaba que Peloton se había convertido en la peor compañía del índice Nasdaq 300 en 2021.

Esta caída, la habría llevado a cotizar por debajo de los precios a los que debutó en bolsa.

Peloton sería una ‘candidata’ a ser comprada por otra tecnológica más grande

Para BlackWell, la compañía es hoy incapaz de ser viable en solitario, pero, sin embargo, puede ser muy atractiva como presa. «Peloton sería extremadamente atractivo para varias empresas de streaming, medios, metaverso y ropa deportiva interesadas en la extensión a la categoría de salud y bienestar de rápido crecimiento», señaló en su presentación.

No obstante, reconoce que necesitará una reestructuración durante años.

La otra argumentación está más ligada con la ESG: la falta de alineación del fundador y ahora ex ceo con los trabajadores, accionistas. Una distancia que le habría llevado a perder el respeto de estos dos grupos y también de los analistas, según la firma de inversión.

Las declaraciones públicas de Foley, incluso negando su capacidad de gestión, también habrían ayudado a golpear al valor. Asimismo, se habría visto golpeada por algunos accidentes -la muerte de un niño- que habrían dañado su reputación.

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