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La IAE pronostica el final del imperio energético ruso

La Agencia Internacional de la Energía pronosticó el final paulatino del imperio energético de Rusia, y la consecuente aceleración en el proceso global de transición energética

Transición energética

La caída de las exportaciones rusas de combustibles fósiles tras su invasión de Ucrania provocará que el panorama energético mundial se transforme durante las próximas décadas, y puede contribuir a acelerar la transición energética global.

Así lo expresó, al menos, la Agencia Internacional de la Energía (IAE, por sus siglas en inglés) durante la presentación de su último informe acerca de los pasos a seguir por las economías mundiales para lograr las emisiones cero en 2050, acto en el cual apremió a empresas y gobiernos a acelerar la inversión dedicada a lograr estos objetivos.

El informe anual de la IAE, titulado Perspectivas de la Energía en el Mundo, recogió el golpe económico que supuso la reducción a nivel global de los suministros de petróleo, gas natural y carbón rusos, pero mantuvo un escenario medioambiental óptimo, en el que no es necesario invertir en nuevos proyectos de combustibles fósiles.

El informe de la IAE, por tanto, afirmaba que la crisis energética mundial está provocando cambios profundos y duraderos que podrían acelerar la transición hacia un sistema energético más sostenible y seguro.

«Los mercados y las políticas energéticas han cambiado como resultado de la invasión de Rusia en Ucrania, no solo por el momento, sino por las próximas décadas», apuntó el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol.

«El mundo de la energía está cambiando dramáticamente ante nuestros ojos. Las respuestas de los gobiernos de todo el mundo prometen hacer de este un punto de inflexión histórico y definitivo hacia un sistema energético más limpio, más asequible y más seguro», añadió Birol.

Los retos de una transición energética acelerada por la invasión rusa

Si bien la agencia internacional quiso llamar la atención sobre el proceso acelerado que vivirá la transición energética, tampoco obvió que la reducción de los suministros de combustibles fósiles procedentes de Rusia creará lagunas a corto plazo, que tendrán que ser cubiertas desde otros lugares.

Los mejores candidatos a cubrir estas lagunas, explicaron desde la agencia, son los proyectos con «plazos de entrega cortos», que permiten comercializar rápidamente los suministros de petróleo y gas, sin que se produzca una dependencia.

La Agencia Internacional de la Energía, asimismo, señaló que la inversión mundial en energías limpias aumentará a más de 2 billones de dólares al año en 2030.

Este aumento supondrá doblar los niveles de inversión actuales, incentivada por el hecho de que «los mercados energéticos internacionales sufrirán una profunda reorientación en la década de 2020, a medida que los países se ajusten a la ruptura de los flujos (energéticos) entre Rusia y Europa», indicó la agencia.

Un incremento en las inversiones globales, no obstante, que no esconde que las cantidades globales de dinero invertido tendrían que alzarse hasta los 4 billones de dólares al año para conseguir que el calentamiento global no se dispare más allá de los 1,5 grados centígrados.

La IAE endurece su discurso

El año pasado, la IAE sorprendió a la industria energética al afirmar que, en su escenario de previsiones más proclive al cumplimiento del objetivo de emisiones netas cero, la reducción de la demanda de combustibles fósiles y el aumento de los combustibles de bajas emisiones hacían innecesarios abrir nuevos yacimientos de petróleo y gas más allá de 2021.

Este año, la IAE lanzó un duro mensaje contra Rusia al asegurar que el país dirigido por Vladimir Putin, que es el mayor exportador de combustibles fósiles del mundo, nunca recuperará la cuota de la mezcla de suministro energético mundial que tenía antes de su invasión de Ucrania.

De acuerdo a la IAE, de hecho, el suministro de energía comercializada internacionalmente por parte de Rusia caerá hasta el 13 por ciento en 2030, frente al 20 por ciento de 2021.

La IAE también explicó que, por primera vez en la historia desde que la agencia prepara modelos de futuro, la demanda mundial de todos los tipos de combustibles fósiles está preparada para alcanzar un pico o una meseta.

Así pues, según la agencia, las emisiones mundiales de combustibles fósiles que provocan el cambio climático alcanzarán su punto máximo en 2025, ya que el uso del carbón se reducirá en los próximos años, la demanda de gas natural se estabilizará en 2030 y la de petróleo se estabilizará a mediados de la próxima década, antes de rebajar sus niveles.

«Uno de los efectos de las acciones de Rusia es que la era de rápido crecimiento de la demanda de gas natural llega a su fin», sentenció la IAE, señalando un aumento de la demanda mundial de gas de menos del 5 por ciento, entre el año pasado y 2030.

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