Bonos verdes europeos: tan buenos, que corren el riesgo de fracasar 

FORO SOCIAL INVESTOR | El diseño de los bonos verdes europeos, recientemente impulsados por la Unión Europea, es tan estricto que amenaza con entorpecer su popularización

El Consejo Europeo adoptó recientemente (el 23 de octubre) el reglamento para la definición de un nuevo estándar de bono verde, los llamados ‘bonos verdes europeos’, una nueva herramienta que entra ahora en vigor aunque no comenzará a aplicarse hasta dentro de un año. 

El objetivo de este nuevo instrumento, que es voluntario y que se basa en las recomendaciones de un grupo de expertos, no es otro que impulsar el mercado de estos bonos, destinados a financiar la transición hacia una economía más sostenible. 

Para ello, la nueva normativa establece una serie de requisitos encaminados a aumentar la confianza de los inversores y a disminuir el ecopostureo (es decir, evitar que la financiación vaya a actividades distintas a la transición energética). 

Si bien, en el Foro Social Investor, organizado por la revista INVERSIÓN, se mencionaron algunos obstáculos que podrían entorpecer la popularización de esta herramienta, junto con sus fortalezas. 

Bono verde europeo, una herramienta sólida 

Así, por ejemplo, Andrea González, directora general de Spainsif, apuntó que “el bono verde europeo es de las herramientas más sólidas puestas a disposición por parte de la Comisión Europea”. 

En concreto, explicó que el estándar de bono verde europeo obliga a una verificación externa por parte de una compañía de auditoría, lo cual genera “mucha confianza”. 

Asimismo, exige que el 80 por ciento de la financiación de estos bonos se destine a actividades alineadas con la taxonomía (el listado de actividades sostenibles también diseñado por la UE).  

Si bien, es un estándar “tan sólido en términos de confianza que tiene un precio a pagar en términos de dificultad a la hora de emitir un bono verde europeo”.  

Es decir, que es improbable que una gran masa de empresas se lance a emitir bajo este sello.

«Esto es pasar de que el dato es inocente hasta que se demuestre lo contrario a que el dato es culpable hasta que se demuestre lo contrario. Es un nivel de aseguramiento mucho mayor. Es un producto que tiene súper atada la confianza. Pero tiene un contrapeso y es que no veo que vayamos a ver emisiones masivas bajo el estándar de bono verde europeo”, dijo la directora general de Spainsif. 

Puntos a favor y en contra 

Desde Telefónica, David Maroto, director de Financiación de la operadora de telefonía, también expuso argumentos a favor y en contra de las iniciativas impulsadas desde Bruselas. 

Por un lado, valoró positivamente el nuevo formato de bono verde europeo. 

«En el caso de Telefónica, lo que vemos es que el camino que ha seguido la Unión Europea es correcto: intentar estandarizar las inversiones que son sostenibles y las que no”, apuntó en ese sentido. 

Si bien, la taxonomía que se usa para delimitar las actividades que se pueden financiar con este tipo de bonos le produce más reparos

«Todavía está en definición, no es definitiva, pero se han centrado en sectores muy intensivos de carbono. El sector de las telecomunicaciones lo han dejado bastante de lado. Nosotros pensamos que no es correcto”, dijo este experto. 

En concreto, se quejó de que la taxonomía no incluya la transformación de la red, a sabiendas de que la fibra es un 85 por ciento más eficiente en consumo de electricidad que el cobre. 

Fragmentación en la deuda verde 

Asimismo, Maroto también relacionó la variedad de instrumentos de renta fija sostenible disponibles con la caída de la financiación ESG en los últimos tiempos. 

“Desde el punto de vista de la demanda, en este boom ha habido cierta fragmentación del tipo de emisión sostenible», especificó. 

Más allá de la renta fija sostenible, durante la mesa en la que intervinieron tanto Maroto como González también se habló sobre oportunidades de inversión en el espacio ESG

En ese sentido, Carlos Farrás, socio fundador y CIO de DPM Finanzas, apuntó que tanto la renta fija verde como la inversión en transición energética suponen una buena idea ahora mismo. 

“En la parte de renta fija hay una oportunidad porque estamos cerca del final de la subida de los tipos de interés y, en lugar de estar en letras del Tesoro que me pagan un tres y pico a 6 meses, me puedo garantizar un bono al 4-5 por ciento a cinco años”, razonó Farrás.   

“¿Por qué? Porque no sabemos cuánto tiempo van a estar ahí arriba las rentabilidades, pero lo normal es que vuelvan a bajar. En ese sentido, los bonos verdes cuentan con duraciones más largas y tiene sentido incorporarlos a las carteras”, añadió. 

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