Por qué sufre más la deuda sostenible

La deuda sostenible se comporta peor que la tradicional. Es la primera vez que se enfrenta a una crisis y esta prueba puede cambiar el apetito de los inversores

La reciente caída del mercado de crédito ha sido especialmente dura con la deuda sostenible, desafiando la premisa popular de que los inversores pueden obtener buenos rendimientos y hacer el bien al mismo tiempo.

El índice Bloomberg de deuda medioambiental, social y de gobernanza se ha quedado rezagado respecto a un índice de referencia global de bonos en unos 64 puntos básicos en el último año.

Los bonos ESG se retrasan 64 puntos básicos sobre la deuda tradicional

En Europa, que es el líder de este mercado, los bonos corporativos verdes se han desplomado un 6,7 por ciento en lo que año, por encima de la pérdida del 6,1 por ciento que acumula la deuda normal, de acuerdo con la agencia de noticias financieras.

En China, los bonos corporativos verdes de alta calidad tuvieron un rendimiento inferior al de sus homólogos no verdes en el primer trimestre, mientras que en Estados Unidos, por el contrario, los bonos verdes superaron a sus homólogos, según Morgan Stanley.

Existe más de una razón para esta divergencia. Los bonos ESG empezaron el año con la demanda superando con fuerza a la oferta, como se pudo ver en colocaciones como las de Ford Motors. Con vencimientos más largos, también se han visto afectados por el cambio en las expectativas de los tipos de interés.

«No tenemos datos que demuestren que en un ciclo crediticio completo, los bonos verdes tengan mejores resultados porque son propiedad de inversores a largo plazo», explica Stephen Liberatore, jefe de ESG e
impacto para la renta fija global en Nuveen a Bloomberg.

En teoría, los activos sostenibles deberían mantener su atractivo, dado que todo apunta a que en el futuro, bajo la presión de los supervisores y de los inversores, las carteras deberían adoptar posiciones más sostenibles, pero en los últimos meses se han demostrado que no es así.

El aumento de los tipos de interés, sumado al riesgo de una desaceleración económica y las tensiones geopolíticas están provocando algunas de las peores pérdidas en los mercados de crédito desde la crisis financiera.

En contraste, recuerdan desde Bloomberg, los valores ESG son un fenómeno relativamente reciente y, dado el apoyo de los bancos centrales durante la pandemia, no se han enfrentado a un ciclo negativo real en el que pudieran ser realmente escrutados.

La prueba de la crisis, además, podría cambiar el apetito de los inversores por este tipo inversiones, de acuerdo con los analistas consultados por Bloomberg.

En este sentido, por ejemplo, existirá un mayor escrutinio sobre el ‘greenwashing’. Son muchas las compañías que operan en sectores considerados contaminantes que han comenzado a emitir deuda sostenible; y esa permisividad habría cambiado.

«Van a tener que hacer más trabajo. No va a ser tan sencillo como ‘voy a comprar un bono verde’ y va a tener un rendimiento superior», apunta Stephen Liberatore a la agencia de noticias.

Además, las colocaciones con fuerte demanda han provocado que estos bonos sean menos atractivos en el mercado secundario; una realidad que podría decepcionar a inversores a largo plazo que quieran deshacerse de algunas posiciones.

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