Las seis prioridades del inversor responsable

El componente social, la lucha contra la evasión fiscal o las políticas de implicación con el sector público. Las temáticas a modificar son numerosas, tras un año de fuerte crecimiento de la ESG

En su despedida como consejera delegada de Principles for Responsible Investment (PRI), Fiona Reynolds no quiso perder la oportunidad de aportar una guía de cara al futuro para los inversores responsables.

El crecimiento de la industria está siendo fortísimo. Cuando Reynolds se incorporó al PRI en 2013, la institución contaba con apenas unos 1.000 signatarios. Este año ha superado los 4.500 y los firmantes gestionan activos valorados en 121 billones de dólares. Colectivamente, esta cifra equivale a más de la mitad de los activos mundiales.

Sin embargo, los retos de la inversión responsable están lejos de haberse acabado con este salto en tamaño. Más allá de los temas medioambientales, los sociales -en plena crisis económico y con la pandemia de Covid sin resolver- son acuciantes; además de muy relevantes a nivel reputacional.

De hecho, entre las seis prioridades que la ex número uno de PRI consiga como claves para la industria, la primera es poner el acento en la segunda letra de la ESG.

Elevar las cuestiones sociales y los derechos humanos

Aunque en la temática social sucede algo parecido a lo que durante años se trata de corregir en materia medioambiental -faltan datos-, Reynolds señala que eso no debe frenar a la industria para abordarlo e insiste en las fuertes diferencias que existen entre inversores a la hora de acercarse a esta temática.

«No hay duda de que, en comparación con hace apenas unos años, las cuestiones sociales han comenzado a surgir en la agenda financiera, impulsadas por la pandemia de COVID-19. Sin embargo, no estamos ni cerca de donde debemos estar para abordar los problemas sociales», señala.

«Algunos inversores están empezando a tomarse los derechos humanos muy en serio, pero muchos otros simplemente citan la falta de datos como una razón para no empezar», añade. Entiende que la lucha por los derechos humanos debe ser inherente a todos los inversores institucionales y les anima a apoyarse en PRI para avanzar.

«Tenemos un programa de cinco años en marcha para ayudarles a lograrlo», avanza.

Poner fin a la evasión fiscal y garantizar la equidad

Aunque en esta temática se está avanzando globalmente gracias al pacto alcanzado en la OCDE para establecer una tasa mínima en el Impuesto de Sociedades, queda camino por andar, porque es uno de los pilares para avanzar en la lucha contra la desigualdad.

«Los ingresos fiscales, tanto de individuos como de empresas, proporcionan a los distintos gobiernos globales financiación para servicios públicos muy necesarios, así como programas sociales y ambientales para abordar desafíos urgentes», señala.

«Es por eso que es hora de que comencemos a hablar de impuestos, y es la comunidad de inversión global la que tiene el poder de hacer que las corporaciones rindan cuentas», reflexiona Fiona Reynolds.

Impulsar los compromisos cero netos

Tras la COP 26 ha quedado claro que la acción climática es una prioridad que se está acelerando, pero más inversores deben comprometerse con ello si realmente se pretende limitar el calentamiento a los 1,5 ° C en 20250.

«Por supuesto, esto incluye la participación de gobiernos y empresas, pero también implica que los inversores asuman sus propios compromisos netos cero respaldados por objetivos a corto plazo e inviertan en soluciones climáticas», valora la anterior CEO de PRI.

Las cifras indican que el crecimiento puede ser muy significativo. Si en la red Net Zero Asset Owner (que compromete a sus firmantes a ser ‘net zero’) existen 61 firmantes, en el PRI están integrados más de 650.

Frenar el mal ‘lobbismo’ empresarial

Las presión del mundo empresarial parece que ha sido una jugadora clave en el retraso de la lucha contra el cambio empresarial, repercutiendo también en la acción política, la financiera y la empresarial.

«El lobismo empresarial negativo se ha identificado durante mucho tiempo como un obstáculo, y la dilución de los resultados del Acuerdo de Glasgow ilustra claramente su importancia», valora Fiona Reynolds. «Si queremos abordar la emergencia climática, los líderes políticos, las empresas, las finanzas y la sociedad civil deben trabajar juntos para superar esto», recomienda.

Reforzar las políticas de implicación (engagement) con el sector público

Las políticas de engagement deben salir fuera de las empresas. Para avanzar en materia ESG, es necesario que también se impulsen este tipo de iniciativas con los políticos; no solo para avanzar en temas climáticos o sociales, sino también porque el sector público tiene capacidad para afectar a la rentabilidad de las inversiones.

«Ya sea en materia de clima, derechos humanos o política fiscal, la participación de los inversores es una extensión natural y necesaria de sus responsabilidades y deberes fiduciarios», apunta Reynolds.

El momento es especialmente crítico porque son numerosas las regulaciones que se están poniendo en marcha en materia de sostenibilidad en todo el mundo.

Garantizar la publicidad de los resultados logrados y evitar el ‘greenwashing’

Para el desarrollo correcto de la inversión responsable, también es un pilar básico que los firmantes del PRI y a propia organización publiquen de manera continuada cómo están actuando, lo que es una herramienta para combatir el ‘greenwashing’.

PRI «debe seguir elevando el listón, tanto desde abajo como desde arriba, aumentando los estándares mínimos y asegurando la rendición de cuentas a los principios de la inversión responsable», termina Reynolds.

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