Dónde están los límites del precio del carbono

Los contratos europeos que otorgan el derecho a contaminar se han acercado a la barrera de los 100 dólares esta semana. No obstante, todavía no habrían visto su techo

El precio de los derechos del carbono sigue rompiendo récords. Esta semana llegó a tocar los 87,3 euros, rozando la barrera de los 100 dólares. Las políticas de descarbonización -y la valoración de la ESMA que descarta la especulación como una de las causas del ascenso- están dando gasolina a unos contratos que no habrían visto todavía su techo.

Solo desde el inicio de noviembre, los derechos a contaminar que forman parte del Sistema de Comercio de Emisiones (ETS) se encarecen un 35 por ciento (han pasado de los 59 a los 80 euros en menos de mes y medio).

En el año ya ha más que doblado su precio y los analistas, además, atisban un escenario al alza para 2022.

¿Por qué ha subido el carbono?

La fuerte subida a lo largo del último mes estaría relacionada con la subida generalizada de los precios energéticos y con el empuje creciente de la descarbonización de la economía.

“Está siendo impulsada por el alza de los precios del gas natural”, explica Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro.

Evolución del precio del carbono, en euros. Fuente: Bloomberg

“Esto anima a las empresas de servicios públicos a cambiar a un carbón más barato que necesita de más permisos de carbono”, apunta el analista, que indica que los precios actuales podrían “convertirse en la nueva normalidad” a medida que Europa continúa con su transición energética.

Pero en las subidas también inciden tres factores, de acuerdo a Laidler: el creciente número de sistemas de créditos al carbono, “como el de China”; los movimientos de las empresas para fijar de forma interna un precio y los últimos avances de la COP26.

La COP26: ¿avance o paso atrás?

“El gran avance de la COP26 fue el hacer más estrictas las reglas sobre los mercados de carbono, que era muy necesario”, explicó Elena Belleti, directora de Carbon Research, en una entrevista con la firma de consultoría Wood Mckenzie a finales de noviembre.

Medidas que, según Belleti, “mejorarán la transparencia y la liquidez” de los mercados de carbono. “Deberían resultar en créditos de mayor calidad y aumentar la confianza en el futuro”, dijo la analista.

En su opinión, los cambios aplicados por los países también impulsarán el precio de los créditos al carbono, existentes desde los Acuerdos de Kyoto de 1997 y modificados a su vez en el Artículo 6 de los Acuerdos de París; este era el principal objeto de debate en la COP26.

“A medida que las empresas se propongan alcanzar los objetivos de cero emisiones esperamos un aumento en la demanda de créditos”, explicó Belleti, que apostó porque el precio de estas compensaciones llegará a más de 50 dólares por tonelada a finales de la década frente a la horquilla de entre 3 y 5 dólares en los que se mueven ahora.

Pero eso también conllevaría un incremento en los precios del propio carbono. “Tienen que hacerlo si quieren ser efectivos. Necesitamos ver al menos un rango de 50 y 100 dólares esta década para comenzar a cambiar el comportamiento”, detalló la directora de Carbon Research.

Precisamente, fue tras la cumbre de Glasgow cuando el precio del carbono arrancó su último tramo alcista, aunque los países participantes dejaron como asignatura pendiente la creación de un mercado de emisiones común a nivel global.

Hasta dónde puede llegar

Si bien la COP26 no supo dar respuesta a la demanda de la industria, la UE creó en julio el Mecanismo de Ajuste de Fronteras de Carbono (CBAM), diseñado principalmente para fijar un precio al carbono de los bienes importados al territorio comunitario.

“Si se hace bien, el CBAM podría ser un catalizador para la fijación de precios del carbono a nivel mundial”, explican los analistas de Commerzbank en un comentario reciente.

Así, desde el banco alemán apuntaron propuestas como la creación de contratos por diferencias (CFD) como “herramienta para respaldar las necesidades financieros de un cambio más ecológico” o valoraron positivamente la iniciativa de la Comisión Europea para crear un ETS separado para sectores como el transporte.

En cualquier caso, estas iniciativas, junto al impacto de factores “aún no previstos”, traerán “seguramente nuevas sorpresas en 2022”. 

De momento, las primeras perspectivas para finales de este año apuntan a un precio a tres dígitos: analistas como los de la firma especializada Energy Aspects o el bróker Berenberg señalaron un rango de entre 100 y 110 euros por tonelada.

“Una cosa parece segura, se avecinan tiempos interesantes para la energía y el carbono”, dijeron en Commerzbank.

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