El coche eléctrico europeo fía su suerte a las ayudas

Cortar la dependencia para fabricar coches eléctricos en Europa dependerá, en gran medida, de las ayudas que despliegue la Unión Europea, de acuerdo al último informe de Transport & Environment

Los coches de combustión, con fecha de caducidad

De cara a 2027, el coche eléctrico europeo debería poder producirse en casa y sin dependencia de China para la fabricación de unas baterías de litio cuyo precio está al alza en los últimos meses.

Pero para asegurar este desenlace, la Unión Europea tendrá que aumentar sus incentivos a la industria.

Estas son las conclusiones, al menos, que se extraen del informe publicado esta semana por el lobby para la movilidad sostenible, Transport & Environment, que apuntó:

«(De cara a 2027) Europa está en condiciones de producir suficientes baterías de ión-litio para satisfacer plenamente la demanda interna de vehículos eléctricos y almacenamiento de energía».

El mismo informe, sin embargo, señaló que para lograr esta meta, Bruselas debería «aumentar los incentivos a la cadena de suministro de coches eléctricos».

Una reclamación hecha bajo el argumento de que solo así se podrán contrarrestar las «subvenciones estadounidenses» auspiciadas bajo la Ley de Reducción de la Inflación.

Ley, por otro lado, que el informe advirtió que podría atraer a más inversores verdes hacia el otro lado del Atlántico, poniendo en peligro este esperado vuelo en solitario de los fabricantes de coches eléctricos.

El coche eléctrico se suma a unas reivindicaciones del IBEX 35

«La eliminación progresiva de los motores de combustión en la UE de cara a 2035 ya ha estimulado muchas inversiones. Y en la actualidad, la mitad de las baterías de iones de litio que se utilizan en la UE ya se fabrican aquí», aseguró la directora de vehículos y movilidad eléctrica de T&E, Julia Poliscanova.

Poliscanova, no obstante, añadió que la Ley de Reducción de la Inflación «ha cambiado las reglas del juego«, por lo que Europa necesita «poner más dinero sobre la mesa, o se arriesga a perder las fábricas de baterías previstas y los puestos de trabajo en favor de Estados Unidos«.

Este lamento hecho por el lobby de movilidad, curiosamente, es muy parecido al que realizó la semana pasada el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, a su paso por Davos, donde afirmó que «Europa está fracasando en su transición energética«.

Y es que, a ojos de Imaz, Estados Unidos fijó un modelo claro de para invertir, definiendo «un horizonte predecible a 10 años» y una hoja de ruta despolitizada.

Un marco que, en su opinión, podría adoptarse en Europa para llevar a cabo una transición «más inteligente».

La Unión Europea asume la premisa del sector industrial

Otro aspecto relevante de esta reclamación hecha desde Transport & Environment pasa por el hecho de que la propia Unión Europea ya reconoció su necesidad de plantar cara a Estados Unidos.

«La UE tendrá que plantearse cómo integrar sus políticas climática, energética e industrial para contribuir a los objetivos climáticos y a la seguridad energética, manteniendo al mismo tiempo la competitividad global de su economía», señaló un informe de la institución continental.

Por ello, Bruselas hizo público su green deal verde, bajo el que prometió movilizar al menos 1 billón de euros en inversiones sostenibles durante la próxima década.

El problema es que, de acuerdo a la perspectiva de T&E, los fabricantes e inversores de coches eléctricos necesitan no solo una promesa de financiación a la sostenibilidad, sino un plan más detallado sobre cómo impactarán estas subvenciones a su industria.

«Hasta ahora, Europa cuenta con una de las normativas climáticas más ambiciosas del mundo. El siguiente paso es reforzarla con un sólido músculo industrial que garantice que captamos partes de la creciente cadena de valor para nuestros puestos de trabajo y nuestra resistencia económica», indicó el informe de la institución.

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