Solo 10 países tenían una calidad de aire saludable en 2023

Una persona puede pasar hasta dos meses sin comer, tres días sin agua, pero sólo unos minutos sin aire. El aire respirable es esencial para la vida.

Sin embargo, un nuevo estudio encontró que el año pasado, solo 10 países y el 9 por ciento de las ciudades del mundo tenían una calidad del aire que cumplía con las pautas de la Organización Mundial de la Salud para la contaminación nociva por partículas finas, o PM2,5.

Algunos de los lugares más afectados fueron Oriente Medio, África y Asia central y meridional. Bangladesh, Pakistán, India, Tayikistán y Burkina Faso se ubicaron como los cinco países con el aire más contaminado en 2023, ponderado por población, según el informe de IQAir, una empresa suiza de tecnología de calidad del aire que recopila datos de sensores de aire en todo el mundo.

(Sin embargo, el informe advierte que el panorama del África subsahariana está incompleto, ya que sólo 24 de 54 países tenían datos suficientes para ser incluidos). La Polinesia francesa, Mauricio e Islandia tuvieron la menor contaminación del aire.

Las capitales con peor aire fueron Nueva Delhi, Daca, Bangladesh, Uagadugú, Burkina Faso, Dushanbé, Tayikistán; y Bagdad, encontró IQAir. Las capitales con las concentraciones más bajas de PM2,5 se encontraban principalmente en Oceanía, Escandinavia y el Caribe, e incluían a Wellington, Nueva Zelanda; Reikiavik, Islandia; y Hamilton, Bermudas.

Una de las formas más comunes de contaminación del aire, la PM2.5, “mata a más personas que cualquier otro contaminante que exista”, declaró Glory Dolphin Hammes, directora ejecutiva de la división norteamericana de IQAir, que ha publicado informes anuales sobre la calidad del aire en el mundo desde 2017.

La quema de combustibles fósiles es la principal fuente de contaminación

Las fuentes de contaminación por PM2,5 varían ampliamente, desde los hornos de ladrillos en Bangladesh hasta la minería en América Latina. Pero la fuente abrumadora es la quema de combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas.

Según la Organización Mundial de la Salud, la contaminación del aire exterior, causada principalmente por PM2,5, es responsable de la muerte prematura de más de 4 millones de personas en todo el mundo cada año.

Un análisis separado dirigido por un investigador del Instituto Max Planck de Química en Alemania encontró que los combustibles fósiles son responsables del 65 por ciento de esas muertes.

«Lo primero que hay que entender acerca de las PM2,5 es que se trata de una mezcla muy compleja de gases y partículas que están suspendidas en el aire y que se define por su tamaño», explicó Misbath Daouda, profesor asistente de equidad en salud y justicia ambiental en la Universidad de California, que no participó en el análisis de IQAir.

PM significa partículas y 2,5 representa su tamaño : 2,5 micrones, o 1/30 del diámetro de un solo mechón de cabello. Y es el pequeño tamaño de la contaminación PM2,5 lo que la hace tan mortal.

Las partículas son “lo suficientemente pequeñas como para poder ingresar a diferentes sistemas de órganos y al torrente sanguíneo; pueden irritar los pulmones y el sistema respiratorio. Y eso es lo que los hace tan perjudiciales para la salud”, afirmó Daouda.

Mayores tasas de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares

La contaminación por PM 2,5 está relacionada con mayores tasas de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, y puede causar lo que se conoce como estrés oxidativo; esencialmente, estrés que daña las células del cuerpo más rápido de lo que pueden repararse por sí mismas.

El estrés oxidativo está asociado con una variedad de enfermedades que van desde la enfermedad de Parkinson hasta el cáncer. Investigaciones más recientes han demostrado que la exposición a PM2,5 también puede afectar el desarrollo del cerebro, «por lo que eso es una preocupación para los niños pequeños», dijo Daouda.

Los impactos de esta forma de contaminación, incluso en concentraciones modestas, son tan graves que en 2021 la OMS endureció sus directrices recomendadas de un promedio de 10 microgramos por metro cúbico a los 5 microgramos por metro cúbico actuales. Pero IQAir encuentra que muy pocos países están por debajo de este umbral.

El análisis de IQair combina datos de fuentes gubernamentales (como los datos de calidad del aire rastreados por organismos reguladores, como la Agencia de Protección Ambiental de EEUU) con datos de sensores de menor costo como los que produce IQAir. Mientras que los monitores regulatorios pueden costar miles de dólares, los sensores de IQAir y similares cuestan unos cientos.

«Los sensores de bajo costo brindan una manera para que los entornos con recursos limitados comiencen a monitorear la calidad del aire», indicó Daouda. «Hay muchos casos en países de ingresos bajos y medios donde el costo de los monitores regulatorios sería demasiado caro para implementarlos en una red grande y proporcionar información granular».

La información granular es importante, porque la contaminación puede variar enormemente según las distancias. El informe señala que algunas de las ciudades con altos niveles de contaminación en su región, como South Tangerang, Indonesia; Rocklea, Australia; y Benoni, Sudáfrica, están ubicados dentro de países que tienen algunos de los niveles de contaminación más bajos de esa región.

Incluso dos lugares dentro de la misma ciudad pueden tener niveles muy diferentes de contaminación del aire, dependiendo de si esos lugares lindan con un parque o una planta de energía.

«Cuando se intenta identificar niveles altos que pueden estar ubicados en zonas de la ciudad, no serán capturados por una red que no sea lo suficientemente densa, o simplemente por un par de monitores bastante fuera de la ciudad», dijo Daouda.

E incluso en los países de altos ingresos, la cantidad de monitores de grado regulatorio puede ser limitada.

Columbus, la ciudad más contaminada de EEUU

IQAir nombró a Columbus, Ohio, como la ciudad más contaminada de Estados Unidos. Pero sólo hay dos monitores de nivel regulatorio para una ciudad que se extiende por 585 kilómetros cuadrados, señaló Dolphin Hammes. «Así que nuestro informe complementa esos datos, junto con otros 19 monitores [de menor costo]», dijo.

Comprender la calidad del aire exterior puede ayudar a las personas a mitigar los riesgos, como abstenerse de hacer ejercicio al aire libre cuando los niveles de PM2,5 son altos o usar una máscara de alta filtración como N95, KF94 o KN95 o, en interiores, utilizando un filtro HEPA.

Los sensores de bajo costo no están exentos de desafíos (la calibración puede ser complicada), pero son útiles para brindar a las personas una estimación relativa de dónde podría haber un problema.

Y en algunas áreas, donde hay pocos o ningún monitor de nivel regulatorio, es posible que proporcionen la única información disponible.

Si bien las conclusiones generales del informe son sombrías, sí señala algunos puntos positivos. China, por ejemplo, después de convertirse en sinónimo de mala calidad del aire, ha logrado avances reales en las últimas dos décadas.

Chile, a pesar de lidiar con el humo de los incendios forestales en febrero pasado, informó una disminución del 15 por ciento en la contaminación por PM2,5 a partir de 2022, y la concentración promedio anual de PM2,5 en Sudáfrica disminuyó en una cantidad similar.

La conclusión más importante, dijo Dolphin Hammes, no es sólo que la contaminación PM2,5 está en niveles peligrosamente altos, sino que no permanece donde se produce. Esto es lo que se conoce como contaminación transfronteriza.

Los vientos predominantes pueden tener un enorme impacto en la calidad del aire local : muchos países del Caribe disfrutan de una buena calidad del aire en parte porque los vientos predominantes eliminan la contaminación.

Corea del Sur, por otro lado, ha enfrentado durante mucho tiempo altos niveles de contaminación PM2,5 porque los vientos las transportan desde las centrales eléctricas que queman carbón en el norte de China. Y cada vez más, a medida que el cambio climático exacerba los incendios forestales, esa contaminación también está en movimiento.

«Vimos que Canadá realmente causó la principal fuente de contaminación [PM2.5] dentro de los Estados Unidos, simplemente a través de incendios forestales» el año pasado, señaló Dolphin Hammes. Y los vientos predominantes lo distribuyeron por los Estados Unidos, hacia muchas ciudades del noreste y el medio oeste.

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