Europa cerca a la obsolescencia programada

El Parlamento Europeo cree que es una pieza clave para asegurar la sostenibilidad económica. El ecodiseño jugará un papel clave

Cuando se cumplen cinco años del reconocimiento en derecho francés del delito de obsolescencia programada, la asociación francesa “Halte à l’obsolescence”(Hop) ha presentado un libro blanco con 20 medidas para lograr una mayor durabilidad de los productos en la Unión Europea, tal como recoge el despacho de abogados Terraqui.

Esta entidad del tercer sector -especializada en la denuncia y desarrollo de propuestas y medidas para frenar y acabar con la obsolescencia programada-, hace pública esta propuesta para Europa después de que la Comisión de Mercado Interior y Protección del Consumidor del Parlamento Europeo presentará un informe el pasado 3 de noviembre.

En este informe, denominado, “Hacia un mercado único más sostenible para las empresas y los consumidores”, el Parlamento Europeo ya abordaba este punto en un apartado específico dedicado lucha contra la obsolescencia programada.  

Si bien, las medidas sobre ecodiseño son relevantes para la durabilidad, también lo son, en gran parte de los productos. Según admite la Comisión Europea (CE) en su Nuevo Plan de Acción para la economía circular por una Europa más limpia y competitiva – (COM/2020/98 final, página 3)- esta cuestión representa hasta un 80% de su impacto ambiental.

La CE admite que el diseño y fabricación de la mayoría de los productos representa hasta un 80% de su impacto ambiental

Por lo tanto, la necesidad de influir en el ecodiseño posibilitaría el avance en soluciones de reparación y reparabilidaduna de las prioridades en la agenda del Parlamento Europeo– en la fase de su creación.

Igualmente, esta prioridad -reparabilidad- se ha puesto de manifiesto y cada vez está siendo más demandada entre los consumidores, como por ejemplo esta petición -con más de 102.000 firmas en su haber que demanda la ciudadanía italiana: “Garantizar el derecho a la reparabilidad en el paquete de economía circular en Europa”.

20 medidas de ecodiseño

En su libro blanco, Hop presenta la adopción de 20 medidas, dividas en tres grandes bloques y, asimismo, reconoce 3 tipos de obsolescencia: técnica, estética y programación.

Por un lado, el primer bloque expone la “ampliación de medidas de ecodiseño cuyo objetivo es fomentar una mejor producción”, es decir, propone modificar la forma en la que se elaboran los productos para lograr diseños duraderos.

En cuanto al segundo apartado, la entidad del tercer sector “crear herramientas esenciales para ayudar a los consumidores a encontrar y elegir productos de manera responsable.

Y, por último, el tercer bloque “eliminar los principales obstáculos para la reparación” para conseguir que “la reparación y la reutilización sean accesibles a todos los europeos”.

Según Terraqui, “la nueva propuesta de Hop implica la modificación o creación de múltipes y diversas normativas que no se circunscriben solo al derecho ambiental, (…), también al derecho mercantil, al derecho de competencia, al derecho aplicado sobre la publicidad o sobre los medios audiovisuales, por ejemplo”.

La nueva propuesta de Hop implica un cambio legislativo no solo en derecho ambienta, sino en otros ámbitos legales

Además de proporcionar un nuevo enfoque “en el ámbito de la producción, distribución y consumo de bienes”, a la vez que se desarrolla un cambio sistémico que implica “la transición hacia una economía circular”.

El punto de partida de la UE

Tal y como recoge el despacho de abogados, la Unión Europea indica en su Plan de Acción Circular, presentado el pasado mes de marzo, que, como parte de esta iniciativa legislativa, “estudiará la posibilidad de establecer principios de sostenibilidad y otros medios adecuados” para regular  aspectos como “mejorar la durabilidad, reutilizabilidad, actualizabilidad y reparabilidad de los productos (…)”, “aumentar el contenido reciclado” o “posibilitar refabricación y el reciclado de alta calidad”, entre otros.

De igual forma, concederá prioridad a aquellos productos identificados en la cadena de valor presentes en el Plan de Acción –electrónica, las TIC y los productos textiles-, además del mobiliario, productos intermedios de alta resistencia –acero, cemento, productos químicos– u otros grupos “en función de su impacto ambiental y potencial para la circularidad”

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