La mayor petrolera del mundo no tiene prisa en descarbonizarse

Aramco publicó su primer informe de sostenibilidad con objetivos a 2035 mientras planea aumentar su producción de petróleo a corto plazo

La petrolera estatal saudí Aramco planea reducir sus emisiones a un ritmo más lento que sus pares globales a medida que seguirá vendiendo un mayor volumen de combustibles fósiles en el corto plazo.

La mayor petrolera del mundo publicó su primer informe de sostenibilidad la semana pasada, justo cuando el petróleo marcaba su cota más alta desde finales de marzo. La estrategia desvelada entraña diferencias reseñables respecto a los planes de otras ‘Big Oil’ como Exxon, Chevron, o las europeas BP y Shell.

Los objetivos marcados suponen, además, un reto añadido para la descarbonización de una de las industrias más contaminantes.

Planes más rezagados

Aramco contempla 2035 como el primer paso para reducir sus emisiones en un 15 por ciento, cinco años por detrás de la fecha marcada en rojo por las grandes petroleras. Para 2030, algunas empresas como BP y Repsol planean haber eliminado hasta una quinta parte de sus gases contaminantes.

Otras compañías han revisado su ruta net zero para adelantar objetivos. Es el caso de Repsol, cuya senda hacia la descarbonización completa en 2050 contempla rebajar las emisiones en un 15 por ciento para 2025; en un 28 por ciento para 2030 y a la mitad para 2040. 

Aramco prevé también incrementar su capacidad de producción de petróleo y gas en los próximos años. En marzo, meses antes de presentar su ruta net zero, el presidente, Amin Nasser, respondió a las preguntas de los accionistas que “muchos escenarios muestran que la demanda de energía y petróleo aumentará” a medida que se alejen los temores de la recesión económica que el mercado ya venía mostrando.

“Tenemos un papel fundamental para satisfacer esa creciente demanda”, añadió.Entonces, las acciones de Aramco marcaron sus máximos anuales desde la salida a bolsa del gigante saudí en 2019. Los títulos han sumado un 15 por ciento este año, en pleno rally del petróleo y el gas por el efecto de la guerra de Ucrania y la crisis energética.

Incompatibles con el aumento de producción

En cuanto a los niveles, la petrolera prevé reducir el número de emisiones por barril desde los 10,3 kilogramos (kg) de 2018 hasta los 8,7 kg para 2035. Sin embargo, en los últimos dos años se han alcanzado picos como el actual, de 10,8 kg, o los 16 kg del 2020, en momentos en los que el petróleo ha experimentado tendencias al alza.

Así, los planes de Aramco también pasan por elevar la producción en un millón de barriles diarios para 2027, y la producción de gas en un 50 por ciento para finales de esta década.

“La sólida posición financiera y la capacidad de Aramco para impulsar el gasto más que sus pares respaldarán su plan para aumentar la capacidad de producción. El perfil de bajo coste debería continuar impulsado la generación de efectivo y los planes para su integración vertical en Asia, donde la demanda está creciendo”, señalan los analistas de Bloomberg Intelligence en un comentario posterior al plan de sostenibilidad.

A su juicio, esto podría afectar también al objetivo de Arabia Saudí para ser net zero en 2060; una fecha que, si bien dista en una década respecto a la mayoría de los países del mundo, se alinea con la de otras potencias contaminantes como China.

Según Aramco, sus iniciativas para la descarbonización pasan por eliminar más de 50 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono (CO2) en los próximos 13 años. También invertirá para generar 12 gigavatios (GW) de energías eólica y solar en este periodo, y producirá 11 millones de toneladas de amoníaco azul, un portador del hidrógeno que podría ser usado en almacenamiento de renovables, de aquí a finales de esta década.

El truco de las emisiones

Según cálculos de Bloomberg, las emisiones Scope 1 y 2 de Aramco, aquellas generadas por la propia empresa o derivadas de la compra de energía, totalizaron 68 millones de toneladas métricas, mientras que se espera que para 2035 la cifra sea ligeramente inferior, de 67 millones de toneladas.

Eso sin contar con las denominadas Scope 3, aquellas emisiones que se generan en la cadena de valor, y que representan la mayor parte (80 por ciento) de las emisiones de la industria petrolera. Aramco, por el momento, no hace ninguna referencia a la reducción de este apartado, mientras que Bloomberg estima que podrían superar los 1.600 millones de toneladas; el 3 por ciento de las emisiones globales anuales.

Casi ninguna de las grandes petroleras ha mostrado objetivos para reducir sus Scope 3, principalmente por la dificultad de cuantificarlas. Pero sus planes de descarbonización se han materializado en diferentes calificaciones en materia ESG, que dejan varios escalones por debajo a Aramco.

La petrolera saudí se encuentra en una zona de riesgo severo para Sustainalytics, la agencia de rating sostenible de Morningstar, mientras sus pares europeos Shell y BP e incluso Chevron se encuadran dentro de un perfil de riesgo medio. Exxon, por su parte, está en una zona de riesgo alto.

MSCI, uno de los grandes proveedores globales de rating, califica con las notas más altas en sostenibilidad a las europeas, mientras que Aramco se percibe como una empresa en vías de mejora. Carbon Disclosure Project (CDP), uno de los grandes activistas financieros por el clima, suspendió en 2021 a Aramco en divulgación climática, mientras que los planes del resto de compañías obtuvieron las notas más altas.

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