Iberdrola convence a fondos y proxies con su primer paso hacia una nueva gobernanza

Iberdrola alivia al mercado con el nombramiento de un nuevo consejero delegado y rechaza que el movimiento esté relacionado con presiones del accionariado

Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola

El cambio en Iberdrola hacia una nueva gobernanza, escenificada mediante la recuperación del nivel de consejero delegado -que hasta ahora asumía Ignacio Sánchez Galán en su condición de presidente-, era una reclamación que los fondos de inversión y los asesores de voto llevaban tiempo haciendo a la compañía.

Sin embargo, a ojos del propio Galán, y de la cúpula de su compañía, la presión de estos agentes no tuvo nada que ver en la decisión de agregar un nuevo escalón en los últimos niveles de la estructura organizativa de la empresa.

«No es nada nuevo, es un signo de continuidad que ya se planificó hace tiempo«, apuntó Galán durante la presentación de resultados del tercer trimestre, que la empresa realizó de forma telemática el 26 de octubre.

«Es continuidad, no una revolución», enfatizó, marcando una línea discursiva sobre la que también incidieron desde la compañía.

«Estaba planificado. Era una oportunidad de poder dar este paso en este momento en el tiempo, pero desde luego era algo que se había planificado», aseguraron.

Desde Iberdrola, por tanto, se reiteró que la decisión «no tiene que ver con las demandas de algunos fondos y proxies de que se llevara a cabo esta separación de poderes».

Una afirmación que chirría ligeramente con el enunciado, también de la propia empresa, de que el nombramiento de Armando Martínez como CEO «tiene que ver con la equiparación de la entidad a los sistemas de gobernanza de otras empresas del IBEX 35«.

Un chirrido que se produce, precisamente, porque esa es la reclamación que hacían tanto los fondos como los asesores de voto.

Iberdrola da un paso en la buena dirección

Un ejemplo de estas reclamaciones por parte de los fondos de inversión, y de la buena recepción de estos ante las noticias anunciadas por la energética, la expresó para Social Investor el director de gobierno corporativo de Nordea Funds, Erik Durhan.

«Nordea Funds cree firmemente en la separación del presidente y el consejero delegado, ya que nunca debe recaer demasiado poder en una sola persona, y una de las tareas más importantes del consejo es supervisar la eficacia del consejero delegado», detalló Durhan.

«Por lo tanto, solemos acoger con agrado toda evolución de la gobernanza que redunde en beneficio de los accionistas. Creemos en el diálogo con las empresas en las que invertimos, y expresamos nuestra opinión sobre las estructuras de gobierno adecuadas siempre que podemos, y sabemos que muchas otras instituciones comparten nuestro punto de vista», añadió.

Una acogida con agrado que llegó de parte de una institución que, de la mano del resto de vehículos de Nordea, acumulaba el 0,41 por ciento del capital social de Iberdrola a fecha del 26 de octubre.

Esta buena recepción, además, pareció extenderse al resto del mercado, puesto que desde que se hizo oficial el anuncio del nuevo consejero delegado, las acciones de la compañía española subieron cerca del 4,7 por ciento.

Trabajo por hacer

Con este desdoblamiento de la figura de un Ignacio Sánchez Galán que en los últimos años estuvo en el punto de mira del mercado por su imputación en el presunto caso de espionaje junto al excomisario Villarejo, por tanto, Iberdrola sin duda contentó en cierta medida a sus inversores.

Fuentes del mercado, sin embargo, explicaron que este paso se queda corto para satisfacer la separación de poderes realmente exigida, puesto que Galán «va a mantener sus poderes y funciones ejecutivas».

«Por el momento, parece que el nuevo consejero delegado, Armando Martínez, será el segundo al mando, no el primero, por lo que Galán sigue ocupando la presidencia del Consejo y el puesto del primer ejecutivo», explicaron.

Una posición como segundo de a bordo que va en contra de las directrices de buen gobierno marcadas por algunos asesores de voto, y que las fuentes consultadas por Social Investor indicaron que otorga a Martínez «un distintivo más de CFO o de COO, que de CEO«.

Este desdoblamiento, asimismo, también hizo saltar la alarma de algunos inversores respecto a las compensaciones que recibirá cada uno de los ejecutivos.

«Debemos analizar la compensación al presidente ejecutivo y al CEO para ver cómo va a ser recompensado cada uno, y analizar si de verdad va a existir esa separación de poderes», afirmaron.

El papel de los accionistas según los datos

Este escrutinio de los sueldos de los altos cargos de Iberdrola ya se convirtió en uno de los asuntos más espinosos de la última junta de accionistas de la compañía, puesto que casi una cuarta parte del capital social votó en contra del sueldo de su consejo.

Una votación negativa respecto a estos sueldos a la que prosiguió, como segundo punto de la junta con más posiciones contrarias, otro tema relacionado con el consejo de administración.

La gestión social y la actuación del consejo de administración de Iberdrola durante 2021 reunió el 6,07 por ciento de votos en contra, y fue el asunto con mayor abstención dentro del programa de la empresa.

Unos datos que fuentes consultadas a Social Investor citaban como muestra del malestar de parte del accionariado de Iberdrola con la figura de Galán, y que repetían el mensaje de que el nombramiento de Armando Martínez «es un paso en la buena dirección, pero muy pequeño todavía».

Iberdrola, por tanto, alivió en parte tanto al mercado como a los reguladores, puesto que instituciones como la CNMV, o incluso el regulador de Nuevo México, tras su negativa a la adquisición de Avangrid por parte de la empresa española, alertaron anteriormente sobre la anomalía que existía en su organigrama.

Todo apunta, no obstante, a que la energética tendrá que continuar este proceso para terminar de convencer al mercado.

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