El doble rasero de los accionistas con las petroleras

Los inversores de grandes nombres propios como Exxon, Chevron o ConocoPhillips han sido mucho más duros con el sector, más retrasado en objetivos climáticos que las compañías europeas

La temporada de juntas de las petroleras ha revelado la distancia que aún separa a las grandes compañías del sector estadounidense y europeo en materia climática.

Los esfuerzos en materia normativa y la mayor presión activista en Europa han sido dos de los factores determinantes para que cotizadas como Shell, tras una resolución judicial histórica en 2021, BP y TotalEnergies hayan adoptado mayores compromisos ambientales en los últimos años.

Frente a ello, las ‘Big oil’ de Estados Unidos, Exxon y Chevron, han quedado más rezagadas en sus estrategias para combatir el cambio climático y la reducción de emisiones tanto de sus propias actividades como de las de su cadena de valor.

Unas diferencias que, sumadas a la guerra en Ucrania, habrían marcado las dos velocidades del activismo en las juntas a un lado y otro lado del Atlántico: muy combativas en Estados Unidos; menos en Europa.

La guerra, excusa en EEUU

Follow This, una de las plataformas activistas que más ha presionado a la industria del petróleo, logró introducir por primera vez dos propuestas climáticas en las juntas de Exxon y Chevron este año.

Las resoluciones instan a las empresas a alinear objetivos con el Acuerdo de París, pero obtuvieron un respaldo del 28 y del 33 por ciento respectivamente. Se percibe, aún así, como una victoria desde la plataforma holandesa.

“Los votos indican la impaciencia de los inversores ante la negativa de las grandes petroleras a reducir las emisiones para 2030”, señaló en una carta Mark van Baal, director de Follow This.

Según la iniciativa global Climate Action 100+, las dos compañías cuentan con objetivos insuficientes para llegar al objetivo de 1,5 grados global, especialmente los marcados a corto plazo para finales de esta década.

La propuesta climática sobre Exxon trata de obligar a la compañía a adoptar un compromiso para la reducción de las emisiones Scope 3, aquellas generadas por sus clientes, ya que es la única de las grandes firmas que no tiene un objetivo para reducir este tipo de gases contaminantes.

Es una cuestión importante, tal y como reflejó el consejo de Exxon en su informe para la junta, en el que pidió a los inversores rechazar específicamente este apartado.

En cuanto a Chevron, la propuesta de Follow This estuvo más centrada en la estrategia de transición que en la divulgación. Los activistas pidieron a la compañía que reinvirtiera una mayor parte de los denominados ‘windfall profits’, o beneficios ‘caídos del cielo’, en oportunidades para “hacer frente a la crisis climática”.

Ambas propuestas de Follow This compartían, no obstante, una cosa en común: la plataforma pidió tanto a Exxon como a Chevron no “descarrilar sus progresos” climáticos usando como excusa la crisis energética vinculada a la guerra de Ucrania. Algo que fuentes de Follow This anticiparon a Social Investor durante el transcurso de las citas con los accionistas.

Una vez finalizadas las juntas, Follow This tildó de “rebelión de accionistas” los resultados de en torno a un tercio del accionariado a sus propuestas climáticas. “Una minoría significativa de inversores no ha cedido a la narrativa de Exxon y Chevron de que la crisis energética creada por la guerra anula la crisis climática”, dijo Mark van Baal.

“La mayoría de los inversores pueden haberse distraído de la crisis climática por los retornos de capital a través de dividendos y recompras de acciones. […] Tenemos que convencer a los demás para que voten a favor de alinearse con París”, añadió.

Shell recibe un nuevo aviso

En Europa se da un escenario distinto al norteamericano. El precedente que sentó la justicia holandesa el año pasado, al emitir una resolución que obligaba a Shell, la mayor petrolera del país, a elevar el recorte de sus emisiones. Muchas empresas del sector europeo como BP y TotalEnergies siguieron pasos similares sin necesidad de que mediaran los tribunales.

La situación se repite en los últimos años. En 2017, Shell fue la primera gran petrolera en asumir compromisos para eliminar sus emisiones Scope 3 después de que un 6 por ciento de los accionistas votara a favor de la propuesta. BP hizo lo mismo en 2020, mientras que TotalEnergies ha trazado objetivos a medio plazo para ello.

Los inversores creen en las estrategias de sus compañías. El año pasado, un 89 por ciento de los accionistas votó a favor de la resolución para aprobar el plan climático diseñado por Shell. Pese al amplio respaldo, la propuesta recibió un 11 por ciento de votos en contra; un porcentaje que casi se duplicó al 20 por ciento en la junta de la semana pasada.

“Esto indica un creciente descontento con la estrategia actual de Shell”, explican en Follow This. Por lo general, el 99 por ciento de los accionistas sigue las recomendaciones de voto del consejo de Shell, por lo que el resultado evidencia “la oposición significativa a la gestión actual”.

De nuevo, Follow This considera que los accionistas “han cedido a la narrativa” de Shell para ampararse en la guerra de Ucrania. Y ponen el foco, al igual que en las firmas estadounidenses, en las Scope 3, a raíz de un estudio de Global Climate Insights (CGI). El documento apunta que el objetivo de la petrolera para reducir estas emisiones en un 20 por ciento para 2030 “no generará una disminución absoluta” para cumplir con París.

“Además, Shell no planea cambiar sustancialmente las inversiones de los combustibles fósiles a renovables, y planea aumentar la producción de gas natural”, advierten en Follow This sobre los planes a corto plazo.

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