Coca-Cola y Pepsi trasladan su rivalidad a la carrera por reducir las emisiones contaminantes

Las dos compañías involucrarán a sus proveedores en sus objetivos medioambientales, como eslabón para lograr sus metas en las dos próximas décadas

Dos de los gigantes del mundo de los refrescos y de la alimentación, Coca-Cola -en este caso, su embotelladora europea- y Pepsico, han trasladado su tradicional competitividad corporativa a otra carrera, la vinculada a la sostenibilidad.

No sólo con el objetivo de lograr una meta ligada al medio ambiente, sino porque los inversores cada vez exigen más compromisos en esta materia a la hora de decantarse por una u otra empresa.

Ambas compañías han acelerado su estrategia para minimizar el impacto de su actividad en el medio ambiente y, con semanas de diferencia, han anunciado que quieren lograr las cero emisiones contaminantes en el año 2040. De esta forma, tienen casi dos décadas para cambiar su modelo de negocio.

Esta semana lo ha anunciado Pepsico, la matriz del conocido refresco, pero que también comercializa otras marcas del sector de la alimentación, como los aperitivos Lay’s, los zumos Tropicana o la avena Quaker, entre otras.

Pepsico busca minimizar el impacto de sus proveedores agrícolas

Pepsico desglosa que prevé una reducción inicial de emisiones de gases con efecto invernadero del 40% para 2030, en comparación con los niveles que alcanzaba en 2015.

Eso se traduce, indica, en un recorte de más de 26 millones de toneladas métricas de emisiones de gases de efecto invernadero, “el equivalente a retirar de las carreteras más de cinco millones de automóviles durante un año completo”, compara la propia multinacional.

En cuanto a cómo va a lograrlo, señala que tiene previstas medidas en todos los eslabones de la cadena de producción de sus productos. Por ejemplo, quiere minimizar el uso de fertilizantes en las plantaciones agrícolas con las que trabaja.

Pepsico quiere minimizar su huella en el equivalente a retirar de las carreteras cinco millones de vehículos

En la cadena de distribución, planea utilizar coches eléctricos y, en la producción de envases, cambiará las materias primas para emplear plástico reciclado. Es decir, que le quedan muchos pasos por dar.

“Estamos avanzando en tecnologías de emisión cero o casi cero”, detalla a través de un comunicado; y priorizará, también, el uso de energía renovable en sus instalaciones.

La filial europea de Coca-Cola se compromete a invertir 250 millones

En el caso de Coca-Cola el compromiso medioambiental viene de la mano de su principal embotelladora, la que opera en Europa y que cotiza en España, Coca-Cola European Partners (CCEP), que está presidida por la española Sol Daurella.

La meta de CCEP es alcanzar las cero emisiones de CO2 en 2040 y, para lograrlo contempla una inversión en iniciativas de descarbonización de 250 millones de euros, a lo largo de tres años.

“No podemos lograr esto solos. Más del 90% de nuestras emisiones de GEI están relacionadas con las actividades de nuestros proveedores”, aseguró la multinacional en la presentación de sus nuevos objetivos de sostenibilidad.

Por ese motivo, insta a sus proveedores a diseñar sus propios planes de reducción de emisiones y a que empleen un 100% de electricidad renovable, en toda su operativa, en un horizonte temporal 2023.

Coca-Cola European Partners persigue que sus proveedores empleen sólo energías renovables

La compañía reconoce que aún tiene por delante explorar cómo conseguir que sus centros de producción dejen de emplear combustibles fósiles y que está inmersa en un proceso de transición en seis de esas instalaciones para conseguir que sean neutras en carbono a finales de 2023.

Además, explica que está cambiando su sistema en cuanto al uso de envases de plástico y que está desarrollando nuevos modelos como CanCollar o KeelClip, que eliminan los plásticos de sus ‘packs’ de latas; además de nuevas opciones de envases que puedan rellenarse.

“Nos hemos comprometido con un enfoque de ‘reducción primero’, priorizando una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en la medida de lo posible”, explicaba la compañía. “Donde no podamos reducir más las emisiones, invertiremos en métodos para eliminar el carbono de la atmósfera o en proyectos de compensación de carbono verificados”.

Buenas notas ESG

Ambas multinacionales cuentan con buenas notas en lo relativo a su estrategia ESG (Environmental, Social & Corporate Governance). Por ejemplo, en el caso de las calificaciones de MSIC, otorga a Coca-Cola European Parteners una ‘triple A’, la mejor nota, que mantiene invariable desde 2016.

Considera que se trata de una compañía líder en su sector en cuestiones ligadas a la sostenibilidad como la conducta corporativa, el uso de agua en sus procesos de producción, su huella de carbono y, también, en sus esfuerzos por lograr una cartera de productos que mejoren sus características nutricionales.

En cambio, considera que está en la media de sus sector en otros aspectos, como el gobierno corporativo y el uso de materiales y envases de sus productos.

Pepsico está sólo un peldaño por debajo, dado que se queda en la ‘doble A’, porque mientras CCEP no está rezagada en ninguna cuestión ESG, la compañía estadounidense lo está en seguridad y calidad de sus productos, aunque MSCI no desvela por qué le da esta mala nota.

En cambio, la dueña de Cheetos es líder en aspectos como minimizar el impacto de sus envases, uso de agua en su producción o huella de carbono, precisamente, las áreas donde la multinacional aún ve capacidad de mejora.

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