Activision dice no al sindicato del gaming

Activision ha rechazado la agrupación de trabajadores. La integración en Microsoft dificulta la creación del sindicato de los trabajadores de Raven.

La compra de Activision por parte de Microsoft ha frenado la creación del primer sindicato del universo ‘gamer’.

Agrupados bajo el nombre Game Workers Alliance (GWA), los trabajadores de Raven, una de las filiales de Activision, recibieron la negativa por parte de la desarrolladora del exitoso Call of Duty para llevar a cabo un proceso electoral para la formación de su unión sindical.

“Revisamos y consideramos cuidadosamente la solicitud e intentamos encontrar una solución mutuamente aceptable que hubiera llevado a un proceso electoral”, dijo Activision en un comunicado, indicando que “desafortunadamente” las partes no lograron llegar a un acuerdo.

La compañía instó a las tres decenas de trabajadores que forman parte de GWA a acudir a la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB, por sus siglas en inglés), el regulador encargado de dictaminar la resolución del caso.

La integración en Microsoft, obstáculo añadido

Activision aseguró que no tendría problemas en responder formalmente a una solicitud por parte de la NLRB si los trabajadores de Raven siguieran adelante.

“Lo más importante para la empresa es que cada empleado elegible tenga la oportunidad de que se escuche su voz y se cuente su voto individual. Creemos que todos los trabajadores de Raven deberían tener voz en esta decisión”, explicó.

GWA, por su parte, confirmó en sus redes sociales que han presentado la solicitud a la NLRB y ahora esperan “un proceso democrático y el cumplimiento” por parte de la cúpula  de Activision.

Sin embargo, la reciente adquisición de Microsoft entraña una serie de obstáculos para la convocatoria de las elecciones, ya que planea completar la integración de Activision -y, por ende, de Raven- de cara al próximo 2023.

GWA forma parte de Communications Workers of America, el mayor sindicato de la industria de los medios de comunicación en los Estados Unidos, aunque solo está compuesto por 34 trabajadores de Raven. 

El gigante tecnológico de Bill Gates, por su parte, cuenta con cerca de 190.000 empleados, y podría tomar la determinación de reorganizar en otros departamentos a los implicados en la revuelta sindical de Raven. Esto dificultaría, a su vez, las posibilidades de elección para los mismos.

Amazon sentó un precedente similar

Existen precedentes sobre cómo los grandes conglomerados entorpecen este tipo de procesos. 

Uno de los más recientes fue el caso de Amazon en Alabama. Un grupo de trabajadores en uno de los almacenes del grupo en la ciudad de Bessemer denunció irregularidades en la votación de los representantes del sindicato de la compañía.

Un funcionario de la NLRB desveló que Amazon había violado la ley laboral en dichas elecciones, por lo que el regulador dictaminó que deberían volver a realizar los comicios. Estos, finalmente, están convocados para el próximo febrero y deberán completarse antes del 25 de marzo, una vez computados los votos por correo.

Para los trabajadores de Raven, la formación del sindicato no es el único de sus frentes abiertos con Activision.

Los trabajadores se encuentran en huelga desde finales de diciembre después de una docena de despidos “tras ocho meses de garantías de que se estaba negociando una reestructuración y un aumento de los salarios”, según esgrime GWA en su web.

“Se ha hecho evidente que las condiciones laborales actuales se han vuelto insostenibles. Los doce empleados fueron cruciales para nuestro título Call of Duty: Warzone, que genera más de cinco millones de dólares en ingresos por día. Estos hechos son solo una muestra de que la empresa rompió con la confianza que nos había pedido, y es solo un factor más que contribuye a organizar [el sindicato]”, explican.

Activision ha estado envuelta, además, en una polémica por las prácticas de acoso sexual a empleados durante meses que ha concluido con el despido de varias decenas de trabajadores en los últimos meses.

Las denuncias de los trabajadores hablaban incluso de toda una “cultura del encubrimiento” en la compañía que apuntaba incluso al director ejecutivo de los últimos treinta años, Bobby Kotick, lo que ha forzado a Activision a reformular sus prácticas ESG de cara a la integración en Microsoft.

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