Llegó julio y la esperada subida de tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE). Con relativa sorpresa al elevarse medio punto porcentual, la mayor escalada en 22 años. La Reserva Federal ya había iniciado tiempo atrás este camino, con subidas tanto o más agresivas. Parece una carrera de caballos, con todos en la misma dirección y dando tirones de tanto en tanto.

Sin embargo, no se trata de una competición en la que haya que ganar título alguno. Más bien se trata de evitar males mayores. Uno de los problemas más graves de la inflación es la necesidad de haberla vivido para comprenderla. Para un par de generaciones en la eurozona y Estados Unidos, se trata de un fenómeno casi desconocido. No obstante, el problema surge cuando todos quieren apuntarse al carro de subir costes, incluidos los salariales, para compensar.