Durante demasiado tiempo, la petrolera británica BP negó, encubrió o minimizó sus problemas. Para la compañía, el mercado y los medios eran el problema, no ella misma. El martes, la petrolera dio el primer paso hacia la redención: “BP puede y va a hacerlo mejor para los inversores”, dijo. Amén.

Manifold y Auchincloss revisarán de forma amplia todas las áreas de negocio de la compañía —todas—, lo que significa que no habrá “vacas sagradas” en la parte verde del negocio. El objetivo es “maximizar el valor para los accionistas de aquí en adelante, asignando capital de forma eficiente”. En otras palabras, vender, reestructurar o cerrar cualquier unidad que no genere suficiente rentabilidad —y, lamentablemente, hay muchas—. BP también anunció una “nueva revisión de costes”, un eufemismo corporativo para recortes y despidos.