La clave para frenar el lavado verde de cara

FOROS ● Dos gestoras líderes y Telefónica coinciden en señalar que es necesario asignar más profesionales a analizar y reportar bien la ESG de las compañías

De izquierda a derecha, Marco Masip, Lorenzo González, Sébastien Senegas y Consuelo Blanco.

La tercera mesa redonda del Foro Social Investor estuvo centrada en la lacra del greenwashing, esa expresión anglosajona que sirve para designar las prácticas de marketing destinadas a ofrecer una imagen de sostenibilidad que no es real.

Durante el debate, en el que estuvieron representadas dos gestoras de fondos líderes en inversión socialmente responsable y Telefónica, los participantes reconocieron que esta práctica «es un problema real», en palabras de Marco Masip, responsable de estrategia ESG y reporting de Telefónica. «Para las empresas que intentamos hacer las cosas bien, supone crear una confusión en el mercado donde no debería haberla», dijo Masip.

Sébastien Senegas, director para el sur de Europa de Edmond de Rothschild, añadió: «Es verdad que la definición de greenwashing no es la misma según con quien hables.

Pero, si vemos el resultado de la COP 27 (la cumbre del clima recientemente celebrada en Egipto) y el hecho de que las emisiones de carbono sigan aumentando cada año, tenemos que concluir que algo de greenwashing hay». 

Bruselas avanza

Los tres participantes en la mesa redonda explicaron que los reguladores europeos avanzan a gran velocidad para poner en marcha un marco que dificulte las prácticas de greenwashing.

La directiva sobre informes de sostenibilidad empresarial (CSRD), que se aplicará a partir del 1 de enero de 2024, es un gran avance en ese sentido. «Estamos yendo en la buena dirección y la
CSRD es una prueba de ello», apuntó Masip.

Por ejemplo, esta directiva ha permitido una cierta estandarización de las normas de información de sostenibilidad que se aplicaban hasta ahora. «Existen múltiples organismos de estandarización, regulaciones y, si encima tienes la suerte de cotizar en el mercado americano, tienes una normativa más añadida y eso genera mucha complejidad que no está en consonancia con las necesidades de información de los grupos de interés y los inversores», según Masip.

Transparencia en los fondos

En el caso de las gestoras de fondos de inversión, la directiva EU Sustainable Finance Disclosures Regulation (conocida por sus siglas SFDR) también les ha supuesto la obligación de clasificar sus productos en función de criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo, de manera que los inversores tengan claro el perfil de sostenibilidad de las carteras que contratan.

«Está claro que la nueva normativa ha trasladado bastante transparencia a la industria de los fondos, distinguiendo entre los que no se preocupan mucho por los temas ESG (los artículo 6) y los que sí lo hacen (artículo 8 y 9). En este caso, estamos en la buena dirección en cuanto a la regulación que atañe al inversor final», contó Senegas.

Pero el avance de la regulación no basta para luchar contra el greenwashing. En ese sentido, tanto las dos gestoras como Telefónica pusieron el acento en la necesidad de dedicar recursos humanos al reporting de la sostenibilidad de las compañías (en el caso de las empresas) y al análisis de las políticas ESG de las mismas (si hablamos de las gestoras de fondos).

En el caso de Nordea AM, Lorenzo González, director de ventas institucionales de la gestora de fondos nórdica, puso en valor el trabajo del equipo de 25 especialistas que se dedica a analizar la trayectoria ESG de las cotizadas, con el objetivo de evitar meter en cartera compañías que practiquen este lavado de cara verde. 

Visitas ‘in situ’

«Para entender si las empresas hacen greenwashing no solo puedes basarte en el reporting que publican las compañías. Es necesario realizar visitas ‘in situ’ y analizar los informes de organizaciones independientes para ver lo que realmente están haciendo estas sociedades. Porque, además, no solo se trata de comprobar si realizan greenwashing en el momento actual, sino de certificar que tienen ganas de avanzar en sostenibilidad», dijo. 

Por su parte, en Edmond de Rothschild trabajan «en la misma línea» que Nordea para tratar de evaluar el trabajo de las cotizadas en materia de sostenibilidad.

«Cuando hablamos de objetivos net zero, tenemos que tener una base de información cuantitativa auditada por empresas externas independientes muy importante. Eso es fundamental», explicó Senegas.

«Pero, luego, la parte cualitativa también es crucial. Ahí, para nosotros es importante ir a ver el máximo de empresas posible. Tenemos cinco personas dedicadas únicamente a eso. Tienen reuniones con unas 200 empresas al año, dedicadas en un 100 por cien a temas ESG, con el objetivo de comprender si su voluntad es real», añadió.

Masip, por su parte, explicó que el compromiso de Telefónica con la sostenibilidad también implica la movilización de numerosos recursos humanos. «En el departamento de sostenibilidad y corporativo somos unas 30 personas. Tenemos muchas funciones pero, en épocas de reporte, estamos a tiempo completo con esto. Un informe anual de ESG moviliza a unas 100-150 personas con diferentes niveles de implicación».

La lupa sobre el sector de los combustibles fósiles

El sector de los combustibles fósiles es más susceptible de caer en la tentación del greenwashing debido a las fuertes presiones a que está sometido para descarbonizar su modelo de negocio, según Lorenzo González. «Los grandes contaminantes tienen una presión extra. Ahí puede haber la tentación de mostrar una mejoría de los datos», dice.

Sébastien Senegas añade que también hay compañías que, sin ser muy polucionadoras, prestan servicios a las petroleras. Por eso es necesaria una visión «global» en este tema.

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