El carbón encuentra una laguna legal para resucitar su financiación
Parte del carbón metalúrgico se está utilizando en centrales eléctricas, lo que socava los esfuerzos por aislar su uso en el sector energético y da alas a nueva financiación

Una apiladora-recuperadora en la terminal de carbón de Newcastle en Australia.
En los sectores del mundo financiero que han dedicado la década transcurrida desde el Acuerdo de París a intentar frenar el combustible fósil más contaminante, existen en realidad dos tipos distintos de carbón, con dos conjuntos de normas muy diferentes. El carbón térmico, que se quema en centrales eléctricas para generar electricidad, se enfrenta a restricciones por parte de aproximadamente 150 de las compañías financieras más grandes del mundo, según Reclaim Finance, una organización sin fines de lucro con sede en París que monitoriza los compromisos del pacto. El carbón metalúrgico utilizado para fabricar acero sufre la resistencia de tan solo 13 empresas.
Las restricciones al carbón térmico han sido anunciadas por los defensores del cambio climático como una herramienta crucial para romper el vínculo histórico entre las finanzas y los combustibles fósiles, ayudando a acelerar la transición hacia alternativas más limpias para producir electricidad, como la solar o la eólica. El problema radica en que la distinción entre las categorías no siempre es tan precisa y, en algunos casos, el comercio real de carbón puede socavar los esfuerzos para aislar el uso de este producto contaminante en el sector energético.