Los gobiernos europeos que buscan aumentar los ingresos fiscales siguen la lógica (quizá apócrifa) del artista estadounidense Willie Sutton: ir tras los bancos, porque ahí es donde está el dinero. Es un enfoque que probablemente deje en peor situación a toda la Unión Europea.

Esta semana, el gabinete de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, aprobó un impuesto sorpresa del 40 por ciento sobre las "ganancias adicionales", que habría costado a los bancos del país más de 3.000 millones de euros y que, inmediatamente, fulminó unos 10.000 millones de euros de su valor de mercado.