El Banco Central Europeo (BCE) mantiene los tipos sin cambios, consolidando un aterrizaje suave en la eurozona. Los bancos europeos, que languidecieron tras la crisis financiera, cotizan ahora por encima de su valor contable, y las expectativas de inflación se han moderado, reflejando confianza en la estabilidad económica.

Sin embargo, Francia atraviesa un momento político turbulento. El presidente Emmanuel Macron ha nombrado a su cuarto primer ministro en menos de dos años, mientras la legislatura permanece fragmentada en tres bloques prácticamente iguales. Este caos ha incrementado el coste de asegurar la deuda francesa y penalizado la renta variable local: desde principios de 2024, las acciones francesas cotizan un 12 % por debajo del resto de Europa.