Sánchez no está solo: la parálisis política sacude Europa
Mientras Sánchez sobrevive gracias a alianzas controvertidas, París, Londres y Berlín se enfrentan a conflictos parlamentarios y sociales que evidencian la creciente dificultad de los gobiernos europeos para cumplir

Las manifestaciones en Francia protagonizan la fotografía más elocuente de la parálisis política en Europa.
Demasiados líderes europeos simplemente ya no consiguen resultados. El primer ministro británico, Keir Starmer, y el presidente francés, Emmanuel Macron, parecen ser los más afectados, pero sus homólogos desde La Haya hasta Varsovia y de Berlín a Madrid comparten la misma situación: gestionan países cada vez más ingobernables. Gran parte del continente se enfrenta ahora a una perniciosa combinación de presupuestos ajustados, administración lenta, fragmentación parlamentaria, oposición contundente de los extremos políticos y un clima de discordia que a menudo se traslada a las calles.
La impotencia en el cargo se está convirtiendo en norma, algo que resulta aún más preocupante ante la solución poco ortodoxa que propone Donald Trump frente al estancamiento en Washington: múltiples órdenes ejecutivas que ponen a prueba las restricciones constitucionales estadounidenses. Para los gobiernos europeos, que se aferran a un centro cada vez más débil, la pretensión de que todo siga igual cede paso a una aceptación implícita de que la parálisis y la agitación probablemente llegaron para quedarse.