La guerra global contra los días festivos da mucha pereza

Existen mejores maneras de impulsar la productividad y la oferta laboral que quitar festivos, como invertir en educación y digitalización, promover una jubilación más tardía y hacer que el trabajo sea más gratificante económicamente

El Gobierno francés pretende recortar dos días festivos al año.

La preocupación por la sostenibilidad fiscal y el débil crecimiento económico está incitando a los gobiernos a adoptar una medida simple pero controvertida: reducir el número de días festivos para que los empleados produzcan más.

Sin embargo, el beneficio económico de hacerlo es marginal. Existen mejores maneras de impulsar la productividad y la cantidad de horas trabajadas que neutralizarían los agrios conflictos sobre cómo se reparte el pastel económico. El plan del primer ministro francés, François Bayrou, de eliminar dos de los 11 días festivos nacionales del país en medio de una crisis presupuestaria ha provocado la indignación previsible en un país que valora el ocio y la semana laboral de 35 horas.

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