La alianza financiera de Glasgow para el net zero sufre sus primeras deserciones

Dos fondos de pensiones abandonan la iniciativa para abordar el cambio climático encabezada por el exgobernador del Banco de Inglaterra Mark Carney

Los líderes mundiales reunidos durante la COP 26

La alianza financiera de Glasgow para el net zero (GFANZ), que cuenta con unos 500 miembros que representan más de 135 billones de dólares en activos, fue aclamada como un hito en la cumbre del clima COP26 el año pasado. 

Pero ahora, “se ha hecho evidente que algunos de los que hicieron promesas impresionantes no empezaron inmediatamente a poner en marcha un plan práctico para cumplir esas promesas”, comentó Al Gore, el exvicepresidente de EEUU convertido en activista climático. 

En este contexto, la GFANZ ha visto sus primeras deserciones oficiales. Bundespensionskasse AG, un fondo de pensiones austriaco, se retiró discretamente el mes pasado. 

Y la salida del fondo Construction & Building Unions, de 70.000 millones de dólares, conocido como Cbus, se hizo pública a principios de este mes. 

Difícil decisión

 «Hemos tomado la difícil decisión de centrar nuestros recursos en nuestras actividades internas sobre el cambio climático», explicó un portavoz de Cbus, con sede en Melbourne (Australia). «Apoyamos el importante trabajo que realiza la alianza y deseamos a todos los miembros lo mejor en sus esfuerzos». 

La GFANZ ha tratado de ser creíble sin dejar de ser una alianza voluntaria sin normas vinculantes que pueden echar para atrás a los miembros. Pero a medida que intentar introducir reglas más estrictas, las grietas se están haciendo visibles. 

La semana pasada se supo que los pesos pesados de Wall Street JPMorgan Chase, Bank of America y Morgan Stanley estaban valorando una posible salida del GFANZ.  

Para los expertos, este hecho es una señal de alarma que pone en riesgo el compromiso con net zero, en palabras de Jeanne Martin, jefa del programa bancario de ShareAction, una organización sin ánimo de lucro que promueve la inversión responsable. 

Rebecca Self, ex banquera senior de HSBC que ahora dirige Seawolf Sustainability Consulting, declaró que los miembros del GFANZ parecen darse cuenta de que «se necesita algo más que un compromiso inicial y buenas palabras». 

«Para que estas iniciativas, como GFANZ, funcionen bien requieren credibilidad más allá del compromiso inicial», explicó. «Esto incluye la transparencia, como los informes rutinarios de progreso y verificación, incluida la revelación de la financiación de los combustibles fósiles». 

Carney resta importancia a las deserciones

Mark Carney, ex gobernador del Banco de Inglaterra, copreside GFANZ junto con Michael R. Bloomberg, fundador de Bloomberg.  

En una entrevista televisiva, Carney restó importancia al riesgo de deserciones y dijo que el proyecto de cero emisiones respaldado por la ONU en el que se basa GFANZ, había ido «demasiado lejos» con los recientes requisitos de objetivos de descarbonización.  

Cbus no citó los riesgos legales que conllevan su salida del GFANZ. En cambio, enumeró la carga administrativa que supone su permanencia. Esto se debe a que el desarrollo de reglamentos y normas requieren que los signatarios cumplan marcos paralelos.  

Para varias firmas, estos obstáculos les han llevado a despreciar el GFANZ desde el principio. Blackstone, Apollo Global Management y KKR son algunos de los gigantes del capital riesgo que consideraron que la pertenencia al GFANZ era una carga innecesaria.  

Expertos que prefieren permanecer en el anonimato se refieren a la casi imposibilidad de presentar  planes creíbles para eliminar sus huellas de carbono antes de 2050 como razón suficiente para evitar la GFANZ y sus subalianzas.  

Self aseguró que ahora es «evidente que el enfoque voluntario de la acción climática no funcionará». 

El fracaso en la reducción significativa de las emisiones tiene un coste enorme, según Gore. «El coste de estos fenómenos extremos relacionados con el clima para la economía mundial fue de 2,5 billones de dólares, un aumento de 1 billón de dólares sobre los 10 años anteriores», apuntó.

«Y como seguimos añadiendo cada día otros 162 millones de toneladas de contaminación, el calentamiento global provocado por el hombre, por supuesto, está empeorando», concluyó. 

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