La ESG inventa un bono para dejar en evidencia al greenwashing

Un formato exótico de deuda ESG emerge con el respaldo suficiente como para considerarlo clave en la lucha contra el greenwashing: "Es una progresión natural del mercado"

Greenwashing: deuda verde

Un producto financiero poco utilizado, que hace más sencillo controlar el desempeño de los proyectos sostenibles, fue avalado como una herramienta eficaz para evitar el greenwashing en el mercado de deuda ESG.

Estos activos ascienden a alrededor de cuatro billones de euros y la nueva herramienta llamada a arrojar claridad a esos importes es una suerte bono.

La idea combina deuda verde, cuyos ingresos se utilizan para financiar proyectos ambientales, con bonos vinculados a la sostenibilidad (SLB, por sus siglas en inglés). En estas referencias, el cupón que paga un emisor depende de si cumple los objetivos específicos de sostenibilidad.

El Instituto de Economía Energética y el de Análisis Financiero, defensores de una transición más rápida de los combustibles fósiles, confirmó el jueves que este modelo híbrido, llamado SLB verde, puede rastrear el greenwashing y convertirse, así, en la mejor manera de comprar deuda sostenible.

Hasta ahora, solo un puñado de SLB verdes se ha abierto camino en los mercados, incluido uno emitido por Verbund -la Red Eléctrica austríaca- , y otros armados por la japonesa Takamatsu Construction Group así como por Yunnan Provincial Energy, de China.

La expectativa es que más emisores experimenten con la referencia. Permite a los inversores financiar proyectos respetuosos con el medio ambiente al mismo tiempo que da a las empresas un incentivo para mejorar su rendimiento en sostenibilidad.

Progresión natural

Actualmente, «hay muy poco en el mercado de bonos verdes para atar a las empresas y los gobiernos a sus promesas».

«Los inversores podrían terminar apoyando a un emisor inherentemente no verde» sin saberlo, dijo Karim Henide, gestor de carteras de renta fija de Record Currency Management, que ha investigado la nueva estructura híbrida.

Por comparación, los SLB verdes «son una panacea para el mercado, estableciendo un estándar de oro para la arquitectura de la deuda verde». El nuevo estilo de bonos está a punto de volverse popular, pero también enfrenta obstáculos.

La fuerte demanda de deuda verde ordinaria, cuyas ventas están demostrando ser más resistentes que la de bonos normales, significa también que los emisores tienen pocas ganas de innovar en sus propuestas al mercado.

Hoy por hoy, aún cuesta más rastrear el uso de los ingresos y el progreso de una empresa emisora frente a los objetivos de sostenibilidad.

Así que los SLB verdes «son una progresión natural del mercado», dijo Amrita Ahluwalia, asociada gerente en Linklaters. Arthur Krebbers, director corporativo de clima y ESG en NatWest Markets, agrega:

«Sin embargo, es probable que siga siendo un nicho distinto, ya que (los SLB verdes) implican más tiempo, recursos iniciales y continuos» para emitirlos.

La necesidad de instrumentos novedosos surge en medio del auge de la emisión de deuda verde y una represión regulatoria contra las empresas que exageran sus credenciales de sostenibilidad.

Algunos emisores están aguando los objetivos a financiar con cada operación de deuda verde. Así que los legisladores europeos diseñan un estándar para bonos verdes, el mayor segmento del mercado.

Al mismo tiempo, la industria teme que los objetivos asociados con la deuda vinculada a la sostenibilidad -conocidos como indicadores clave de rendimiento (KPI)-, carezcan de ambición.

Así lo destacan los incondicionales del mercado ESG para cuestionar la pureza de algunas emisiones.

La visión de los escépticos

La propagación de los SLB verdes podría calmar a los escépticos. Los inversores pueden estar seguros de que no financiarán directamente actividades controvertidas ya que las ganancias estarían fiscalizadas.

Y los emisores de bonos verdes serían responsables a través de compromisos prospectivos, aliviando la preocupación de gran parte de la comunidad ESG sobre que, en realidad, se estén refinanciando proyectos pasados.

«Aunque aún son incipientes, los inversores consideran que estos instrumentos híbridos proporcionarán beneficios a ambos mundos», dijo Wai Ming Chang, analista de finanzas energéticas en IEEFA.

La estructura de los SLB verdes podría resultar particularmente útil si los emisores quieren incorporar objetivos sociales en acuerdos de bonos verdes.

Por ejemplo, los bonos verdes soberanos del Reino Unido ganaron admiración por la trazabilidad de los beneficios ambientales y sociales de la proyectos que financian.

Una estructura similar podría dar un paso al frente para vincular contractualmente los tipos de interés de un bono a los logros de esos beneficios sociales, como la creación de empleo en plena transición hacia una economía baja en carbono.

«Probablemente se verá como una nueva área emergente dentro de la deuda», dijo Jason Taylor, director general de asesoramiento sobre sostenibilidad y finanzas en National Bank of Canada.

«Como el mundo avanza hacia un entorno de transición justa, un bono verde se alinea muy bien con estas metas».

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