El pequeño fondo anti-ESG que quiere tumbar a Blackrock

Vivek Ramaswamy, confundador de Strive Asset Management, es muy crítico con la tendencia de inversión de Wall Street, liderada por Blackrock, centrada en la sostenibilidad

Todo eran sonrisas cuando el familiar ritual de Wall Street – el toque de campana de cierre- se repitió nuevamente en la bolsa de Nueva York el 10 de agosto. Pero esta vez no fue una sesión fotográfica ordinaria. 

Mientras la campana sonaba y los vítores aumentaban, la figura en el centro, Vivek Ramaswamy, estaba visiblemente encantada. 

Un rico empresario de biotecnología convertido en evangelista anti-ESG, está a la vanguardia de un nuevo movimiento conservador, uno que está llevando las divisiones políticas de los Estados Unidos al corazón amante del dinero de Wall Street. 

Su objetivo: Blackrock, la empresa de gestión de activos más grande del mundo. Olvídese de MeToo, Black Lives Matter y las banderas del arco iris. 

Para Ramaswamy y su manada, las empresas estadounidenses solo tienen que mirar por sus negocios. Nada más. 

Él y los demás que se apiñaban en el balcón de mármol habían llegado para entregar una advertencia a los mercados financieros: el capitalismo estadounidense está siendo amenazado por corporaciones que abrazan causas sociales. 

Centrados en las ganancias 

Ramaswamy y sus partidarios quieren obligar a los CEO a centrarse solo en las ganancias y también a obtener un poco para ellos mismos. 

La América corporativa, como tantas otras, está dividida en rojo y azul. Y Wall Street se está enredando en el desordenado debate. La ESG se ha convertido en el nuevo hombre del saco de la derecha. 

Republicanos prominentes se están uniendo a Ramaswamy para rechazar lo que ellos llaman una agenda liberal y están comenzando a influir en quién maneja grandes sumas de dinero de los contribuyentes y dónde se invierte todo ese dinero. 

Aquí entra Ramaswamy, de 37 años, que puso en marcha su propia compañía de inversiones con el respaldo de inversores multimillonarios como Peter Thiel y Bill Ackman. 

La pequeña compañía de Ramaswamy, Strive Asset Management, tiene grandes ambiciones locas. Tiene el respaldo del mundo de Trump, de políticos republicanos y de algunos personajes de Wall Street como Howard Lutnick, CEO de Cantor Fitzgerald. 

Hablar por la “mayoría silenciosa” 

 Lutnick dijo a los asistentes que Strive puede hablar por la “mayoría silenciosa” de los estadounidenses que quieren que los negocios se ocupen de sus asuntos. 

Ramaswamy no está solo en pensar que es hora de rechazar el movimiento ESG. Texas quiere retirar el dinero estatal de las empresas financieras hostiles a la industria energética. West Virginia ha incluido en la lista negra a algunas empresas de Wall Street por la misma razón. 

En Arizona, el candidato republicano al Senado Blake Masters ha calificado la ESG como “una amenaza existencial para los Estados Unidos”. 

Y el 23 de agosto, el republicano Ron DeSantis, candidato a la reelección como gobernador de Florida y posible candidato de su partido a las presidenciales de 2024, prohibió a los gestores de los fondos de pensiones del Estado considerar “intereses sociales, políticos o ideológicos” al tomar decisiones de inversión. 

La política y las inversiones ESG 

Todo lo que él y los funcionarios anti-ESG están haciendo es sacar la política de la suite C, dice Ramaswamy. Eso es discutible. Bryan McGannon, director de políticas y programas de US SIF, un grupo que promueve la inversión sostenible, asegura que los movimientos de Florida están “claramente vinculados a la política”. 

Suena ridículo, pero Ramaswamy insiste en que Strive algún día se enfrentará a Blackrock, uno de los principales defensores de la inversión sostenible. 

Blackrock gestiona 8,5 billones de dólares. Strive gestiona un fondo DRLL, con un valor aproximado de 300 millones de dólares. La firma ha presentado una solicitud para lanzar varios fondos más. Blackrock ha declinado hacer comentarios. 

El CEO de Blackrock, Larry Fint, lleva años empujando a los directores corporativos a mirar más allá de las ganancias a corto plazo y centrarse en los intereses de los accionistas, empleados, clientes, medio ambiente, comunidades locales y otras personas implicadas en la supervivencia de una corporación. Sus defensores dicen que las ganancias mejorarán a largo plazo. 

Al principio, Fink atrajo muchas críticas. Pero hoy en día sus planteamientos están asumidos. En cambio, para Ramaswamy y sus aliados de derecha, Blackrock está utilizando injustamente su influencia como el mayor accionista en muchas compañías para promover causas sociales que deberían decidirse en las urnas. 

Ramaswamy insiste en que no está buscando dividir Wall Street en rojo y azul, pero no descarta en que así sea. “Puede ser que como gestor de activos no pueda representar a California y Texas al mismo tiempo”. 

Ahora en portada