ESG, un mercado de inversión con más de 20 años

En 2021 todas las gestoras tendrán que disponer de una política muy clara de cómo integrar factores ESG. Requiere mucho trabajo y la industria está haciendo un gran esfuerzo

La inversión teniendo en cuenta criterios ESG (medioambiente, sociedad y gobernanza), en realidad existe desde hace más de 20 años.  Más aún, el análisis de gobernanza corporativa ha sido siempre fundamental para cualquier inversión.  

Al principio se trataba de inversiones basadas en exclusiones de actividades contaminantes y otras. El segundo paso, ya en 1995, incluyó recogida de datos medioambientales, sociales y gobernanza de las empresas, tanto en renta variable como fija, para agregar informes ESG de “mejores de su clase” por sectores a la información financiera tradicional.

Actualmente empezamos a ver mayor interés en el enfoque de integración de factores ESG y sobre todo la inversión temática -donde el propio tema es sostenible en sí mismo-, como es el caso del agua -en nuestro caso la estrategia ha cumplido 20 años invirtiendo globalmente en la industria del agua como servicios y eficiencia en uso de recursos-. Efectivamente, el enfoque temático está teniendo éxito, pues la gente lo entiende bien.

Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM en Iberia y Latam

En este proceso la demanda de esta inversión empezó con inversores institucionales y actualmente en España las bancas privadas están poniendo sus soluciones de inversión sostenible encima de la mesa mediante carteras gestionadas, en un momento en el que se nota más interés entre inversores minoristas, que ya tienen a su disposición toda una gama de posibilidades, incluso para generar impacto positivo, sobre todo a través de fondos de fondos.

También hay que tener en cuenta que la legislación favorece que todas las gestoras vayan a integración de factores ESG en la selección de acciones y bonos.  Incluso los distribuidores empiezan a dar puntuación a productos financieros propios y los que distribuyen de terceros.

Así, para 2021 todas las gestoras tendrán que disponer de una política muy clara de cómo integrar factores ESG en sus procesos de inversión y sobre su oferta al respecto -independientemente de que se trate de productos sostenibles o no-. Requiere mucho trabajo y la industria está haciendo un esfuerzo por implantar estos criterios en los procesos de inversión.

«Ser una empresa responsable requiere un plan a muchos años vista»

Pero hay una diferencia importante entre gestoras internacionales y locales, incluso teniendo en cuenta que algunas tienen una historia muy dilatada.

Una metodología común para la clasificación de productos financieros ESG

Hay que tener en cuenta que el Reglamento de Divulgación entra en vigor en marzo de 2021 y todavía hay gestoras nacionales que deben clasificar sus productos financieros respecto a los artículos 6, 8 y 9.  

Para simplificar, habrá que declarar si un producto financiero es “poco verde” -estrategias convencionales-, “verde” -con factor medioambiental integrado e informe- o “muy” verde -con objetivo de impacto medioambiental específico-.  El caso es que cuanto más “verde” sea el producto, más información ESG pre y post inversión hay que divulgar, con la correspondiente complejidad, necesidad de sistematizar e inversión en tecnología.

Ahora bien, ninguna entidad proporciona aún un sello de sostenibilidad para toda Europa. La nueva normativa debe facilitarlo, pero no va ser sencillo, pues hay muchas metodologías.

«Actualmente, ninguna entidad aún proporciona un sello de sostenibilidad para toda Europa»

Por ejemplo, el cálculo de la huella de CO2 de una empresa puede incluir operaciones principales (scope 1) y actividades de apoyo, como flota logística (scope 2).  Además es posible medir las emisiones indirectas de toda la cadena de valor y ciclo de vida completo, incluidas las producidas por proveedores y clientes (scope 3).

Incluso puede haber casos como Ørsted, el proveedor de energía más grande de Dinamarca, de mayoría del gobierno danés, donde hace cinco a siete años todos sus ingresos procedían del petróleo y hoy día es 100% renovable. Actualmente está centrada en la expansión de su negocio de energía verde. Se ha convertido en líder en energía eólica marina y ha multiplicado su valor por cinco en siete años.  

Es decir, hay que ir más allá de la calificación de sostenibilidad de los proveedores de datos, que se fijan en la información anual que proporcionan las empresas. Además, hay que ampliar el concepto de sostenibilidad a los Gobiernos y a su deuda. Que toda la industria siga esta práctica puede tener relevancia.

También hay que tener en cuenta que obtener calificación en sostenibilidad MSCI implica un coste muy alto, que algunas empresas evitan.  

Resulta que los propios índices globales MSCI siguen incluyendo fabricantes de armas controvertidas y quienes desean invertir en soluciones libres de tales armas tienen que quedar sujetos a mayor error de seguimiento o costes adicionales. Por nuestra parte los excluimos y promovemos su exclusión entre inversores institucionales.

El caso es que para ser una empresa responsable se requiere un plan a muchos años vista, con dirección muy clara y compromisos de inversiones.  De manera que donde hay más trabajo es a nivel de medianas empresas, en España y fuera, en un momento en que las medianas empresas están más modo de supervivencia. Hay que darles tiempo.

Ahora bien, por nuestra experiencia desde hace más de 20 años, la integración de criterios ESG en la toma de decisiones de inversión paga, pues permite una gestión de riesgos mucho más eficiente y favorece la inversión en empresas que previsiblemente se vayan a comportar mejor a medio y largo plazo.   

Hay que tener en cuenta que si sólo se analizan aspectos financieros se pierden muchos aspectos fundamentales de una compañía sobre respeto al medio ambiente, integración en la comunidad o asuntos laborales.   

En concreto, de 2010 a 2014 este tipo de estrategias proporcionaron una rentabilidad parecida a la del mercado, sin que el análisis ESG extra financiero supusiera un coste. Pero desde hace cinco años las empresas responsables y sostenibles están siendo más rentables que las tradicionales. Por eso hay tanto interés.

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