El verdadero trabajo del futuro: consultor de carbono

Por Paul Ford para Social Investor ● Sé que se supone que debo mirar a mis hijos de 11 años y pedir disculpas por los pecados de nuestro mundo armado en los combustibles fósiles. ¿Qué debe hacer un padre con conciencia climática? En aras de la paternidad, he investigado las nuevas empresas de tecnología climática. ¿Qué trabajos climáticos deberían perseguir mis hijos? ¿Debería dirigirlos hacia el hidrógeno? ¿Nuclear? ¿Biotecnología? ¿Algo solar? ¿Debería despertarlos cada mañana y susurrarles «baterías»?

Me siento mal por el término «unicornio climático». Confunde las prioridades. ¿Por qué debería importarme si una empresa vale 1.000 millones en esta etapa del Antropoceno? El objetivo debe ser práctico, y el animal debe ser común y reproducirse con frecuencia. No como un unicornio. Preferiría ver un millón de Gatos de carbono. Gansos de gases de efecto invernadero. Conejos de fuerza radiactiva.

Tomemos, por ejemplo, el hidrógeno verde. Estamos emocionados con el hidrógeno verde. Tal vez mis hijos deberían dedicarse. La idea es: (1) Usar energía renovable para producir hidrógeno. (2) Cambiarlo por carbón en procesos industriales de alta temperatura. (3) ¿Subproducto? ¡Agua! Chúpate esa, carbón.

El hidrógeno podría suministrar el 10 por ciento de toda nuestra energía en un mundo descarbonizado. ¡Que arranquen las turbinas! Pero, oh no. Aquí viene el clima para arruinarlo todo.

Para producir tanto hidrógeno, nos dicen, hace falta más energía de la que las renovables pueden producir hoy en día. Deberíamos pasarnos una década construyendo paneles solares y turbinas eólicas solo para hacer hidrógeno verde.

Eso no significa que debamos dejar de intentarlo, recuerda que nos llevó medio siglo cavar un único túnel de metro.

Sigo trabajando en la lista, imaginando profesiones y empresas del futuro.

Estación de carga para vehículos eléctricos. Especialista en reparaciones para Voltago. Observador satelital de metano para Metnona. Contador de árboles para Leafery. Ingeniero de materiales resistentes a las rayos UVA en Nose Winegeneering. Ingeniero de baterías para Edisonian. Fotógrafo de carne falsa para una cadena de restaurantes llamada Estado Frijol. Mitigador de moho. Asistente de inmigración. Entrenador de respuesta a la deshidratación. Reubicador… ¡Basta!

Durante los últimos 30 años, trabajé principalmente en software: codificación y consultoría. Los clientes me llamaban cuando tenían un problema y necesitaban una solución. Las «soluciones» son cosas mágicas. Simplemente aplica una, y el problema desaparecerá. Vale, te lo has creído. No se trabaja del todo así. A pesar de lo que prometía mi software.

Y es que las soluciones tecnológicas siempre requieren de otras soluciones para gestionar las primeras soluciones. Hoy, la nueva «solución» es un conjunto de herramientas de aprendizaje automático, como ChatGPT. Así que ya está surgiendo una nueva industria para mitigar el daño que infringirá esa solución.

El concepto, la idea de la gran solución, no funciona en un mundo dominado por un problema enorme del que brotan muchos subproblemas complejos. Cada uno de los cuales produce, a su vez, muchos diminutos pero grandes problemas.

El mundo de mis hijos será un diagrama de Sankey increíblemente grande, uno en el que incluso la solución más potente, utilizando todos los recursos posibles, nos dejará a varios puntos porcentuales de nuestro objetivo. Asumir que una tecnología mágica vendrá al rescate es como suponer que pueda quitarme un dolor de cabeza bebiéndome dos botellas enteras de Tylenol.

Necesitarás mucho carbono. Necesitarás cada vez más estándares, estándares en abundancia

Una vez que nos demos cuenta de que ningún unicornio mágico va a aparecer, la gente entenderá que necesita darse por vencida y llamar a un consultor. Lo que me lleva a una terrible conclusión, casi una insoportable. No, no creo que todos vayamos a morir. Es peor que eso. Creo que el único y verdadero trabajo, el trabajo más importante que cualquier otro, será, esencialmente, consultor de carbono.

La mayor estabilidad laboral será para las personas que dominen los impuestos, los reembolsos y todos los aspectos de la leyes verdes.

Que pongan patas arriba los archivos PDF—Dios, todavía habrá archivos PDF en 2050, ¿no es así?— de cada aspecto de los grandes estándares climáticos abiertos por Gold Standard, Verra, IFRS y otros, para lograr realmente, un buen uso del software de mitigación, que complete después el informe del informe gracias al que sus empleadores no serán multados o cerrados por el Gobierno.

Vamos a necesitar cientos de miles de personas con esas habilidades.

Tomarán fotos, instalarán sensores, escribirán las cosas del revés, mirarán dentro de los tanques de productos químicos…

Y podrán facturar lo que quieran. Porque, insisto, cuando nos demos cuenta de que ningún unicornio mágico aparecerá en el jardín arrastrando un carro lleno de grandes soluciones reales, en ese preciso instante de intimidad profunda y dolorosa, es cuando la gente entenderá que necesita darse por vencida y llamar a un consultor.

Y ahí es cuando el dinero real empezará a fluir. Confía en mí. Yo era consultor. Pero «contador de carbono certificado» suena mejor, ¿verdad?

Estoy un poco emocionado. Porque necesitarás mucho carbono. Gestionarlo es un trabajo. Necesitarás abogados para defender a los directores ejecutivos y más abogados para luchar contra los abogados que defienden a los CEO. Necesitarás cada vez más estándares, estándares en abundancia.

Tal vez mis hijos puedan ser las personas que preparan marcos de contabilidad climática. Tal vez hagan sus propios archivos PDF con sus estándares. ¡Qué orgulloso estaré! Y mira, estamos metidos en un problema. No lo niego.

Pero a veces, también creo que nos obsesionamos demasiado con el desastre. Y eso perjudica enormemente al negocio y a los impuestos. ● Ford es emprendedor, escritor y tecnólogo. Es asesor de ProbableFutures.org

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