El plan climático de Joe Biden está tocado de muerte

Los planes climáticos de Joe Biden parecen ya inalcanzables. Las elecciones al Congreso y la guerra en Ucrania bloquean su multimillonario plan de inversiones

El presidente Joe Biden asumió su cargo con planes más agresivos para luchar contra la amenaza del cambio climático que cualquiera de sus predecesores.

Tres meses después de su llegada a la presidencia, prometió reducir las emisiones de carbono de Estados Unidos a la mitad para 2030; una promesa que ayudó a restablecer el liderazgo climático estadounidense en el escenario mundial.

Un año después, ese objetivo climático está casi muerto.

Los políticos del presidente ya están reconociendo algo que anticipaban los científicos cuando analizaban las posibilidades de la primera economía del mundo: prácticamente no hay camino viable para reducir las emisiones de EE. UU. en línea con el objetivo planteado por Biden de cara 2030; al menos sin una legislación dura que lo impulse.

«Estoy contento con las mejores que hemos visto bajo esta administración, pero no han llegado lo suficientemente lejos como para abordar la la crisis climática”, apunta el representante Jared Huffman, un demócrata californiano, que es uno de los líderes progresistas de la cámara de representantes.

En el centro de este revés se encuentra una división interna en Estados Unidos e incluso en el partido, que es evidente en el Senado, cuyo mayor exponente es el demócrata Joe Manchin de West Virginia, que proviene de un estado rico en carbón y gas y con una fortuna personal ligada a fósiles combustible, y que está en condiciones de hacer o deshacer la legislación.

El plan de gasto de 550.000M parece muy poco probable que salga adelante

El plan defendido por la Casa Blanca para gastar alrededor de 555.000 millones en medidas climáticas y de fomento de la energía limpia, con las elecciones al Congreso por medio, parece muy poco probable que salga adelante.

Sin ese medio billón de dólares en nuevo gastos, los científicos que estudian vías para reducir las emisiones de EE.UU. no ven cómo Joe Biden puede cumplir con sus promesa. “El Congreso tiene que actuar y debe hacerlo de una manera bastante sustancial”, señala Mike O’Boyle, director de política eléctrica de Energy Innovation, un grupo de expertos sobre energía y clima en San Francisco. De lo contrario, insiste «no hay manera».

Los contratiempos no se han limitado a la legislación. En el último mes, la Casa Blanca ha ordenado la liberación de 180 millones de barriles de crudo de la reserva estratégica, después de suplicar tanto a la OPEP como a los productores estadounidenses que inyectaran petróleo y gas en el mercado.

Es la misma Casa Blanca que inicialmente detuvo la venta de contratos de arrendamiento de petróleo y gas en terrenos federales, pero que ahora ha reanudado esas subastas (aunque con mucha menos superficie disponible para taladrar).

Biden, como candidato, ha podido llamar el clima “el problema número uno al que se enfrenta la humanidad”, pero el presidente Biden se ha enfocado a tratar de manejar desafíos más inmediatos, como los precios altísimos de la gasolina a medida que avanza la guerra en Ucrania.

Inflación energética mundial

Los ‘halcones’ climáticos dentro de la administración federal aún insisten en que ninguno de estos cambios afectará la misión de Biden de reducir una gigatonelada de gases de efecto invernadero de la economía estadounidense para 2030.

La asesora climática nacional Gina McCarthy ha reconocido que las necesidades energéticas actuales de Europa habían tenido prioridad sobre los objetivos climáticos a corto plazo. Preguntada sobre cómo la administración estaba equilibrando los dos, señaló: «En realidad no la estamos equilibrando ahora mismo.»

“En este momento, estamos trabajando en un problema de emergencia para la UE y para nosotros sobre los precios de la energía y la seguridad”, avanzó McCarth. «Pero nuestros objetivos siguen siendo los mismos, y eso es energía limpia”, insistió.

Los números, no obstante, cuentan una historia diferente. Biden hizo campaña sobre la creación de una red eléctrica 100 por 100 limpia en todo el país en 2035.

El uso del carbón crece un 25% respeto al último año de legislatura de Trump

Pero Estados Unidos ha consumido un 25 por ciento más de carbón para sostener el sistema eléctrico en el primer año de Joe Biden en la Casa Blanca. Compara el porcentaje con el último ejercicio de Donald Trump en el poder.

Asimismo, la producción de gases de efecto invernadero en 2021 también ha aumentado en un seis por ciento sobre los niveles estimados de 2020 y a medida que la economía se recuperaba de la pandemia de Covid-19, de acuerdo con datos de Rhodium Group; una firma de investigación independiente.

El daño político a Biden y al Partido Demócrata podría producirse tanto por el fracaso en lograr metas significativas como por la reacción negativa de los precios de la energía persistentemente altos. Pero el impacto será mucho peor para el planeta.

Uno de los últimos informes de Naciones Unidas insiste en que para mantener el Acuerdo de París el pico en emisiones debería tocarse como máximo en 2025. Eso requeriría que los mayores emisores, incluido el EEUU, deberían cumplir o superar sus objetivos en reducción de emisiones.

Si las naciones se quedan cortas al seguir su actual trayectoria, los científicos proyectan un calentamiento de 2,7 °C; muy lejos el objetivo de quedarse por debajo de los 2°C fijado en París. Alcanzar esos niveles, además, sería tanto muy doloroso para la sociedad, como para el planeta.

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