El colapso de Credit Suisse agita el mercado de la deuda verde

El desplome de Credit Suisse deja un agujero en el mercado de deuda climática que, según los analistas, podría superar los 800.000M$

El colapso de Credit Suisse hace tambalear la deuda verde

El colapso de Credit Suisse generó un seísmo de gran magnitud que puso a prueba la resiliencia del sector bancario, pero su fracaso no solo es preocupante para el sistema financiero mundial, sino que también tiene consecuencias directas para la lucha contra el cambio climático.

Y es que, antes de ser rescatado por su rival helvético, UBS, Credit Suisse se había convertido discretamente en uno de los principales actores de un mercado que pretende ayudar a los países en desarrollo a aliviar su carga de deuda.

Un mercado que se presta a ayudar a estos países a cambio de asegurar la protección de la naturaleza, y que se para ello utilizaba unos instrumentos financieros conocidos como canjes de deuda por naturaleza.

De acuerdo a la definición de los mismos hecha por el Fondo Monetario Internacional, los canjes de deuda «ayudan a los gobiernos con acceso limitado a mecanismos tradicionales de subvenciones climáticas o alivio de la deuda», y mediante ellos, los ejecutivos de estas naciones pueden reestructurar su deuda para recaudar un dinero que puede utilizarse para financiar actividades de conservación de la naturaleza.

En este sentido, Credit Suisse fue el único estructurador y organizador del mayor canje de deuda por naturaleza del mundo, una operación de 364 millones de dólares que se orquestó para Belice en 2021 junto con la organización benéfica The Nature Conservancy.

El año pasado, además, Credit Suisse cerró otro acuerdo de 150 millones de dólares para Barbados. La incertidumbre respecto al banco, por tanto, también afecta a este tipo de líneas de financiación verde, pensadas para naciones más expuestas al cambio climático.

El papel de Credit Suisse en este mercado de deuda verde

Si bien los acuerdos cerrados por Credit Suisse probablemente eran una buena fuente de beneficios para el banco, varios funcionarios de Belice, de Barbados, y de la ONG The Nature Conservancy dijeron que los problemas del banco no tendrían ningún impacto en sus actuales acuerdos de deuda por naturaleza.

Un portavoz del banco, asimismo, señaló que la entidad «sigue operando en el curso ordinario de sus negocios».

El problema es que aunque los canjes de deuda por naturaleza existen desde los años 80, Credit Suisse contribuyó fuertemente a reavivar el interés por estos instrumentos en los últimos años, y, por primera vez, los abrió al capital institucional mediante estructuras que ahora no qudan claras.

El banco, por ejemplo, recaudó dinero para Belice y Barbados de fondos de pensiones como el sueco Alecta y Nuveen LLC, y lo hizo mediante la emisión de los llamados bonos azules vinculados a los acuerdos.

Para ello, Credit Suisse desarrolló complicadas estructuras que implican múltiples «vehículos de propósito especial», entidades responsables de los pagos independientes del banco una vez cerrada la operación, según explicó un inversor en bonos sostenibles con un conocimiento cercano de los canjes de deuda por naturaleza.

El problema es que Credit Suisse declinó hacer comentarios sobre las estructuras dibujadas para estas operaciones, y que el experto en inversiones privadas y antiguo director de inversiones en un conglomerado de servicios financieros del Caribe, Sean Newman, arrojó más sombras que luces sobre este aspecto.

«Estamos tanteando el terreno en un cuarto oscuro», afirmó Sean Newman. «Sin duda son tiempos muy inciertos y sin precedentes. Puede que se cree un vacío y entonces la pregunta es: ¿quién va a ocuparlo?».

Una duda que se hace aún más latente si se tiene en cuenta que muchos otros países han señalado que están interesados en canjes de deuda por naturaleza, y que el banco tenía una hoja de ruta en la que se contemplaba seguir invirtiendo en esta línea.

Las otras líneas de actuación que quedan en duda tras el desplome de Credit Suisse

Al margen del papel del banco en este mercado de deuda verde, Credit Suisse también estaba experimentando con otras herramientas para ayudar a los países en desarrollo a financiar la protección del medio ambiente.

La entidad suiza, por ejemplo, fue el único estructurador y corredor de apuestas conjunto del «bono rinoceronte» de 150 millones de dólares del Banco Mundial, un instrumento único diseñado para financiar la protección de los rinocerontes negros en Sudáfrica.

El banco también se había comprometido a destinar 300.000 millones de francos suizos (324.000 millones de dólares) a actividades financieras sostenibles de aquí a 2030.

«Cada vez que se produce una quiebra bancaria de esta magnitud, se produce un efecto dominó en todo el mundo», declaró Ryan Straughn, funcionario del Ministerio de Finanzas y Asuntos Económicos de Barbados.

«El mundo no puede permitirse una crisis financiera además de la crisis climática«, añadió.

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