Los bancos dan la espalda a la industria del carbón

El sector del carbón se encuentra con puertas cerradas a la hora de pedir financiación a los bancos, viéndose obligado a acudir al mercado de acciones y de capital privado

Minerales y metales para la descarbonización. Una imagen de Max Bender en Unsplash

Al preguntar a los expertos del carbón sobre la situación actual de la industria, se puede concluir de sus respuestas que esta es la mejor época posible para su sector, y también la peor de todos los tiempos.

Y es que, tras años de declive, la demanda de este combustible fósil en el foco de todas las miradas por su alta contaminación, se disparó este año. Una subida provocada por un esfuerzo de Europa por sustituir el gas ruso, que hizo que los mineros del carbón ganaran dinero a espuertas.

Dinero que, con los precios del carbón alcanzando máximos históricos, las empresas normalmente utilizarían para ampliar sus operaciones.

Pero este tipo de proyectos se están dejando olvidados en la repisa más alta de los armarios de las empresas, al ser estas incapaces de conseguir financiación adicional. Incapacidad derivada del hecho de que la mayoría de bancos occidentales mantienen sus compromisos climáticos de restringir los préstamos al sector, según explicaron una docena de inversores y ejecutivos de empresas mineras.

La industria del carbón dispara sus precios

«Si quieres construir una nueva mina, olvídalo, se ha vuelto imposible», apuntó Gerhard Ziems, director financiero de la minera de carbón australiana, Coronado Global Resources.

La demanda de este combustible fósil es tan fuerte en estos momentos, de hecho, que algunos mineros afirman estar vendiendo a las empresas eléctricas el carbón que normalmente utilizan los fabricantes de acero.

Una locura por la materia prima que provocó, incluso, que el carbón térmico de menor valor, utilizado en las centrales eléctricas, cotizara por encima del carbón de coque por primera vez en junio.

«Es una situación de locos», dijo Ziems, de Coronado, que ilustró el despropósito con un ejemplo claro: es como si la plata cotizara más que el oro.

El precio del carbón térmico australiano de referencia de Newcastle, por ejemplo, languideció a unos 50 dólares la tonelada a principios de 2020, antes de subir a más de 150 dólares la tonelada a principios de 2022. Y posteriormente, en septiembre, alcanzó un máximo histórico que se situó por encima de los 400 dólares la tonelada, ante la búsqueda desesperada de alternativas al gas ruso.

Pero con los bancos occidentales presionados por sus accionistas para que actúen contra el cambio climático, los ejecutivos del carbón aseguran estar teniendo que buscar financiación alternativa con la que poder aprovechar este contexto favorable, ya sea a través de los mercados públicos, la financiación de preventa, las casas comerciales, las empresas de capital privado, o los fondos de inversión.

Los bancos cierran la puerta al carbón

Para algunos empresarios, resulta difícil incluso encontrar un prestamista para los servicios financieros básicos.

Poco después de que la minera norteamericana Bens Creek Group cotizara en el AIM londinense en octubre del año pasado, por ejemplo, Lloyds Banking Group retiró sus servicios bancarios a la empresa, debido a un cambio en las políticas relativas al carbón.

Lloyds dijo en febrero que dejaría de financiar a las mineras que generaran más del 5 por ciento de sus ingresos con el carbón térmico a finales de este año, y que ya no ofrecería servicios bancarios generales a nuevos clientes relacionados con el carbón de coque.

Una decisión que provocó que los directivos de Bens Creek tardaran meses, y acumularan decenas de rechazos, antes de conseguir abrir una cuenta bancaria en la sucursal del State Bank of India en Gran Bretaña, según declaró el director ejecutivo de la empresa, Adam Wilson.

«Nadie tenía estos problemas hace cinco años», apuntó. Lloyds, mientras tanto, declinó hacer comentarios sobre las relaciones con clientes individuales.

La historia se repitió de forma muy similar en Minergy Limited, una empresa que cotiza en Botsuana y que busca financiar sus planes de expansión.

«Estamos explorando todas las opciones en este momento, pero la banca comercial no está necesariamente disponible», explicó el director ejecutivo de Minergy, Morne du Plessis.

La empresa quiere reducir su deuda y financiar un proyecto para duplicar su capacidad minera anual hasta unos 3 millones de toneladas mediante la venta de acciones adicionales, así como comenzando a cotizar en la Bolsa de Londres el próximo año.

Du Plessis detalló que Minergy había tenido dificultades para conseguir servicios bancarios sencillos, como descubiertos o préstamos para comprar vehículos. «Como estamos en el sector del carbón y somos una empresa nueva, ni siquiera se lo plantean», indicó.

La excepción de China

A pesar de la presión que ejercen los prestamistas occidentales, se espera que las inversiones mundiales en el suministro de carbón aumenten alrededor de un 10 por ciento este año, llegando hasta los 116.000 millones de dólares, según la Agencia Internacional de la Energía.

Y es que, principalmente gracias a China, se espera que la inversión en carbón este año esté en línea con la de 2015, el año en que los gobiernos firmaron el acuerdo climático de París, que pretende mantener el calentamiento global muy por debajo de los 2 grados centígrados.

Sin embargo, varios analistas afirmaron que China consume la mayor parte del carbón que extrae, por lo que es poco probable que el aumento de la producción en el país tenga un gran impacto en la cantidad de carbón comercializado en el mercado mundial, o en su elevado precio actual.

Por ello, ante la dificultad de obtener financiación de los bancos occidentales, los mineros del carbón fuera de China han recurrido, sobre todo, a los mercados de valores durante este año.

Hasta el 11 de noviembre, el sector recaudó 2.200 millones de dólares a través de los mercados públicos, por encima de los 1.300 millones de dólares del mismo periodo de 2021, y la cifra más alta para este periodo desde 2017, según datos de Refinitiv.

Pero los analistas dijeron que las recaudaciones de fondos no han sido suficientes para compensar los miles de millones de dólares de préstamos bancarios occidentales que han desaparecido en los últimos dos años.

La postura de los bancos

El grupo de presión ambiental Reclaim Finance señaló en un informe que hasta 96 grandes bancos tienen ahora políticas para restringir los servicios financieros al sector del carbón.

El mayor prestamista occidental a los mineros del carbón en 2020 fue Deutsche Bank, con 538 millones de dólares, seguido de Citi, con 300 millones.

Para 2021, estas cifras cayeron a 255 millones de dólares para Deutsche Bank, y a 218 millones de dólares para Citi, según los datos recopilados por Reclaim Finance.

«En lo que respecta a la minería del carbón térmico, cualquier transacción en la minería del carbón requiere una mayor revisión del riesgo medioambiental», dijo un portavoz de Deutsche, añadiendo que el banco estaba actualizando su política sobre el carbón.

Ahora, las empresas que dependen del carbón para más del 50 por ciento de sus ingresos deben mostrar planes creíbles de diversificación para obtener financiación de Deutsche, y las empresas que no cuenten con esos planes serán eliminadas de la cartera del banco para 2025, matizó su portavoz.

Citi, por su parte, no quiso hacer comentarios.

Otros bancos, entre ellos ANZ, Bank of Montreal, Barclays, BNP Paribas, Commonwealth Bank, Banco Santander, Standard Chartered, RBC y UniCredit financiaron a mineros del carbón en 2020, pero no lo hicieron en 2021, según los datos de Reclaim Finance.

Otras opciones de financiación

Du Plessis, de Minergy, aclaró que desde que los precios del carbón subieron, al menos, ha habido más conversaciones sobre las posibles fuentes de efectivo a su alcance, ya fuera con inversores de capital, o a través de propuestas de refinanciación de deuda, o de financiación comercial.

«Ahora hay posibilidades de hablar sobre estas opciones porque el carbón es una palabra de moda, así que la conversación es más fácil. ¿Se ha concretado algo? No, no se ha concretado», aseguró.

La minera Bens Creek sacó a bolsa sus acciones, en parte, por la falta de interés de los bancos en apoyar cualquier expansión de la minería del carbón, aseguró el director ejecutivo de la compañía, Wilson.

La empresa tiene previsto duplicar su producción hasta alcanzar un millón de toneladas el año que viene, aunque Wilson no espera que los altos precios actuales impulsen mucho la producción de carbón en todo el mundo, ya que el desarrollo de nuevas minas y de las infraestructuras que necesitan, como el ferrocarril, es poco probable, dadas las inciertas perspectivas del carbón a largo plazo.

Algunos inversores que adquieren acciones en las subidas de fondos y salidas a bolsa de las empresas del carbón coinciden en que los planes a largo plazo se están convirtiendo en algo del pasado para las mineras, pero afirman que los rendimientos a corto plazo son atractivos.

«Históricamente, los directores generales de la minería del carbón no querían devolver el efectivo a los accionistas, sino que lo utilizaban para ampliar la producción o comprar competidores», indicó Jonathan Barrett, director de inversiones de Luminus Management, que posee acciones de la minera del carbón estadounidense Arch Resources.

«Pero en los últimos dos años se han dado cuenta de que la mejor manera de crear valor para los accionistas es devolver el dinero en efectivo, en lugar de ampliar, porque es un uso mucho mejor y de menor riesgo del capital», aseveró.

Barrett y su socio Robert Felice lanzaron en octubre el fondo Iris TIME, respaldado por familias acaudaladas, para centrarse en sectores que no están de moda y con atractivos flujos de caja, como el carbón.

Los grandes dividendos y los programas de recompra de acciones en el sector implican que, en algunos casos, se podría recuperar toda la inversión de capital en unos dos años, de acuerdo a las palabras de Barrett.

«La mayoría de estos tipos están generando dinero en efectivo a manos llenas, y están tratando de reducir su dependencia de los bancos, porque han visto lo rápido que los bancos están dando la espalda a la industria«.

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