Grecia: el BCE debe garantizar que se pueda seguir negociando

En algún momento pareció que el nuevo Gobierno griego no iba a tener esta capacidad de resistencia, este nivel de convicción[…]

En algún momento pareció que el nuevo Gobierno griego no iba a tener esta capacidad de resistencia, este nivel de convicción y, sobre todo, esta valentía. Se entendieron algunos de sus primeros movimientos como una cesión. Seguramente lo fueron. Porque el ala izquierda de Syriza también mostró su descontento, empezando por el histórico luchador Manolis Glezos. Y puede que el referéndum se convocara, en parte, para rescatar a Syriza de la ruptura, para salvar el Gobierno pero, indudablemente, para dar voz al pueblo griego.

Con el transcurso de los meses, esas cesiones se han revelado parte de la lógica flexibilidad de un Gobierno en un proceso de negociación. Lo decía el otro día Daniel Munevar, asesor del ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis: el Gobierno griego ha mostrado una flexibilidad tal que llegó incluso a comprometerse a adoptar medidas contractivas, a realizar recortes, siempre y cuando, a cambio, se realizara una reestructuración de la deuda griega. Una operación que, también según Munevar, ha defendido siempre el FMI, porque su objetivo, en intervenciones de este tipo es garantizar la sostenibilidad de la deuda y la de Grecia no lo es. Fueron los líderes europeos, en su opinión, los que se mostraron inflexibles.

CESIONES SOMETIDAS A REFERÉNDUM

El propio primer ministro Alexis Tsipras reconoció que tendría que hacer cesiones, que quizás el acuerdo al que al final pudiera llegar con Europa no respondiera al espíritu de su programa electoral, es decir, del mandato con el que los ciudadanos griegos le auparon al Gobierno del 25 de enero. En ese caso, no convocaría nuevas elecciones, sino que celebraría un referéndum para que los ciudadanos griegos decidieran. La convocatoria de la consulta no fue un movimiento improvisado. Alexis Tsipras lo anunció en una entrevista televisada el 24 de abril. Aunque, a la hora de la verdad, lo convocó a la desesperada, cuatro días antes de que venciera el rescate, cuatro días antes de tener que pagar al Fondo Monetario Internacional 1.500 millones de euros, pero tres semanas antes de la próxima fecha importantísima, quizás la decisiva con la que se enfrentará el país: un vencimiento de 3.400 millones de euros con el Banco Central Europeo el próximo 20 de julio.

El Banco Central Europeo, tras la convocatoria del referéndum dejó a la banca griega contra las cuerdas. No aumentó los créditos de emergencia, la famosa ELA. Ello obligó al Gobierno heleno a establecer controles de capitales. Con todo y con eso, a las entidades financieras del país se les están acabando los fondos. Tal es así, que el Gobierno heleno ha pedido que el BCE incremente la provisión de fondos. ¿Qué hará Mario Draghi?

PARA RESPETAR LA SOBERANÍA GRIEGA, 
EL BCE DEBE GARANTIZAR LIQUIDEZ A LA BANCA

Si es cierto, como dijo la semana pasada la canciller alemana, Angela Merkel, que a Grecia no se le cerrarán nunca las puertas de la negociación (aunque a Varoufakis ya se le ha expulsado de un Eurogrupo) y que las negociaciones continuarían después del referéndum, para que las conversaciones sean posibles, el Banco Central Europeo debe poner de su parte. Aunque la gran incógnita es si, con un "no", pese a su ayuda, los bancos podrán abrir el martes, como ha afirmado estos últimos días el ministro Varoufakis. Podemos aguantar que no abran, que los controles de capitales se mantengan, pero no que un banco caiga.

El BCE podría tener argumentos para mantener la vía de agua a los bancos griegos hasta el día 20 de julio. Pero para ese día, sí o sí, Grecia y sus acreedores deberán haber llegado a un acuerdo. Porque si Grecia no paga al Eurobanco ese día, éste considerará al país insolvente y con él, a sus bancos, y se acabaría la línea de emergencia.

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Si se quiere respetar la soberanía popular griega, hay que continuar las negociaciones y su viabilidad sólo la puede garantizar el Banco Central Europeo.

Ahora el Gobierno griego va a negociar a Bruselas con mucha más fuerza. Era lo que buscaba. El ministro de Finanzas respondió muy claramente por twitter a quien le preguntó que por qué convocaban una consulta si tenían legitimidad para gobernar. Varoufakis dijo que le había votado un 36%, que ese porcentaje había llevado a Syriza al Gobierno, pero que el Ejecutivo quería mayor autoridad, mayor apoyo popular, más del 50%, al menos un 51%. Y ha logrado un 61%. Un 61% de apoyo popular que va a poder poner encima de la mesa para reclamar otro acuerdo. Porque lo propuesto por la troika ya no vale.

También se ha criticado mucho que se hubiera convocado un referéndum sobre una propuesta que ya no existía porque los acreedores la retiraron y que, quizás, no fuera entendida por la población. Sobre esta cuestión, se pueden decir muchas cosas. Por ejemplo, que un gran logro de la nueva política dentro de la que podemos encuadrar a Syriza ha sido la politización de la gente, que el pueblo se implique, que los ciudadanos se involucren, que no se les trate como menores de edad. No podemos decir que hay ciertas cosas sobre las que la gente no está preparada para decidir. En todos los asuntos ha de tener el pueblo poder de decisión, máxime si el partido que ha ganado las elecciones lo ha hecho con un programa que quedaría invalidado por una decisión como la de asumir como propias las medidas impuestas por la troika. 

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Pero es que, además, en este caso, los ciudadanos griegos no han decidido desde el desconocimiento o desde la ignorancia, porque lo hacen sobre una situación que llevan sufriendo en sus carnes durante los cinco últimos años, desde el año 2010. Es a eso a lo que ha dicho "no" el pueblo griego: a la caída de la actividad económica provocada por las medidas de austeridad, al paro, a la emigración forzosa de miles de jóvenes (tantos, calculaba Bloomberg hace unas semanas como la población entera de Nueva York y Los Ángeles), a la pobreza... 

UN VOTO POR PROPIA EXPERIENCIA

Por poner sólo unas pocas cifras sobre la mesa para poner de manifiesto los esfuerzos del pueblo griego estos años. Grecia contaba con un déficit en 2013 del 12,3%. En 2014 bajó hasta el 3,5%. Prácticamente nueve puntos de ajuste. En España, el máximo nivel de déficit se alcanzó en el año 2009, cuando marcó el 11%, en 2012 aún estaba en el 10,3% y en 2014 todavía se encuentra en el 5,8%.

Otro indicador importante a la hora de hablar de Grecia y romper mitos es el de gasto público. Pese a que hay muchos líderes de opinión que afirman que el país no ha realizado ajustes, de acuerdo con datos de Eurostat, si en 2013 el gasto público sobre el PIB alcanzó el 60,1%, en 2014, había bajado hasta el 49,3%. Y tampoco es que fuera un país muy derrochón con anterioridad, es decir, antes de la crisis. En el año 2006, primer año del que se dispone de datos en Eurostat, su gasto sobre el PIB era del 44,9%, por debajo del 45,6% de la media comunitaria. 

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Y tampoco en ingresos el país lo ha hecho demasiado mal históricamente: en el año 2014, el Estado griego ingresó el equivalente al 45,8% del PIB, por encima del 38,7% del año 2006 y por encima también del 37,8% de España en este 2014. Por lo tanto, si el Estado griego es fiscalmente ineficiente, el español lo es todavía más. Grecia se ha logrado colocar por encima de la media comunitaria, que en 2014 se situó en el 45,2%.

Grecia ha hecho grandes esfuerzos en gasto y en ingresos, lo que se ha traducido en un impresionante crecimiento del porcentaje de personas en situación de pobreza y exclusión social que, según Eurostat, alcanzó el 36% en el año 2014, desde niveles que no llegaban al 25% en el año 2006. España terminó el año 2014 con el 29,2% de la población en riesgo de pobreza o exclusión social.

Y ello sin que haya bajado la deuda sobre el PIB, que cerró 2014 en el 177% del PIB. 

EL PUEBLO VENCE LA PRESIÓN

A toda esta dinámica ha dicho "no" el pueblo griego. Y ese "no" todavía tiene más valor porque el voto se ha producido en un contexto dificilísimo: con los bancos griegos cerrados; con la amenaza, según ha llevado en portada todo el fin de semana Financial Times, de una quita sobre los depósitos de más de 8.000 euros para evitar la quiebra de los bancos (algo parecido, aunque más duro, que lo que sufrieron los depositantes en Chipre); con el peligro de salida del euro, con todo lo que ello implica en términos de empobrecimiento e inflación... Pese a todo, el pueblo griego ha respondido, en su inmensa mayoría, "no".

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No ha ganado la campaña del miedo sino el apoyo a un Gobierno para que siga negociando, no sólo una reestructuración de la deuda, sino una nueva política económica. La evidencia empírica ha derrotado a la austeridad como herramienta para salir de la crisis y ahora, además, lo han hecho las urnas.

DOS ESCENARIOS FUTUROS
PARA LOS EUROPEOS TRAS EL "NO"

Por delante es posible que sólo quede un dilema que puede que se plantee en términos de extremos. Por un lado, éste puede ser un referéndum que cambie, siendo optimistas, las políticas económicas en Europa. No nos volvamos locos, apenas volveremos a la socialdemocracia clásica. Quizás ni eso. Pero será mejor que lo que tenemos tanto económica como socialmente. No sólo puede cambiar el sentido del voto entre la ciudadanía europea. No sólo en España se puede votar a Podemos como partido que se considera hermano de Syriza o en Irlanda al Sinn Féin para que les imiten. También es posible que las fuerzas políticas tradicionales viren sus políticas por mera cuestión de supervivencia. La suya. Podríamos vivir una transformación social de Europa o una vuelta a los que siempre hemos considerado sus orígenes. ¿No hablábamos hace muy poco del "modelo social europeo"?

Pero también puede ocurrir otra cosa mucho peor y es que el poder, los 18 del Eurogrupo, el FMI, el Banco Central Europeo, prefieran un "prietas las filas" y se escarmiente a todo aquél que quiere cambio en las carnes de Syriza y del pueblo griego. No hay que descartar que a Grecia se la someta a una presión, a una asfixia, financiera que no le haga posible otra vía que su propia autoexclusión de la Unión Monetaria porque permanecer en ella le resulte imposible.

No sabemos si lo tienen decidido ya Merkel & cia. Desconocemos si este resultado del referéndum les ha pillado por sorpresa porque pensaran que iba a ganar otra vez la campaña del miedo, como en 2012, cuando Syriza se quedó como segunda fuerza política. Quizás en su decisión tenga influencia lo que ocurra en los mercados en los próximos días.

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