¿Cuál es la situación de la economía global?

La economía global está reduciendo su ritmo de expansión. Este era del 3,8 por ciento en términos anuales a finales de 2017-[…]

La economía global está reduciendo su ritmo de expansión. Este era del 3,8 por ciento en términos anuales a finales de 2017- principios del 2018 y ahora está en un rango entre el 3 y el 3,5 por ciento. Además se ha desacelerado de una manera un tanto desincronizada, pues Estados Unidos ha sido la región menos afectada por esta dinámica, mientras que Europa ha sido la más, estando Asia en un punto intermedio.

Las cifras actuales son herederas de lo ocurrido en el pasado y en la medida en que algunas circunstancias han cambiado, vale la pena repensar qué podemos esperar en el futuro. 

La desaceleración en la que estamos inmersos ha estado influida por la disputa entre Estados Unidos y China, pues son las grandes potencias del comercio mundial y este tiene un efecto muy marcado sobre el tono de la economía. Cabe esperar en que si esta disputa va a mejor, o incluso se soluciona, que es a lo que apuntan las noticias recientes, aquella tendrá que beneficiarse del nuevo paradigma.

Otro evento no menor del año pasado ha sido la tendencia a la normalización de la política monetaria en Estados Unidos. Esta normalización significó en 2018 que subiera tipos la Reserva Federal, desde el 1,5 hasta el 2,5 por ciento, pero además que redujera el tamaño de su balance. Aunque partimos de una situación muy laxa, una y otra actuación han supuesto una tensión por parte de la Fed. Aquí no hay que hablar de esperanzas, sino de realidades, pues hemos asistido a un sustancial cambio de discurso de la Reserva Federal en los últimos meses. Esta ha manifestado que sus nuevas decisiones no son necesariamente elevación de las tasas de interés en el corto plazo, sino que dependerá de la evolución de las variables que considera, y el mercado ha rehecho, a la baja, sus previsiones de subidas de tipos.

La escalada del precio del petróleo en 2018 tampoco ayudó a mantener el ritmo. Y este ha tenido un movimiento en v (rápida caída seguida de un repunte casi vertical); somos bajistas en el medio plazo con respecto a esta variable, pero la significativa reducción reciente de la producción de los socios de la OPEP es un factor que va a dificultar la relajación del coste de esta materia prima. 

El comportamiento de los mercados de activos de riesgo es ya más que conocido; el brillante inicio en 2018 fue seguido de una corrección durante todo el año, especialmente aguda en los últimos meses, para finalizar con un brusco repunte en lo que va de 2019. 

Nosotros pensamos que es importante analizar los activos de riesgo desde la óptica del binomio de rentabilidad/riesgo contemplando algunas consideraciones más. Entre estas consideraciones destaca la situación del ciclo y las valoraciones; es cierto que, si bien constatamos una desaceleración del ciclo y que este está ya maduro, esto no significa necesariamente el agotamiento del mismo. 

Pero sí significa que la retribución que debemos recibir por cada unidad de riesgo debe ser superior. Y en este sentido creemos que ni los bonos corporativos, ya sean de grado de inversión (calificación crediticia BBB o superior) o los high yield (calificación crediticia BB o inferior), no pagan una rentabilidad suficiente como para que nos compensen los riesgos que conllevan por lo que estamos o ligeramente infraponderados (acciones) o cerca de la neutralidad (bonos corporativos). De las grandes categorías de activos de riesgo, solo vemos valor en los bonos emergentes, cuyas economías se van a ver beneficiadas de este tono menos severo por parte de la actuación de la Reserva Federal.

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