China aleja el fin de la guerra comercial

Al contrario que el presidente Donald Trump, Xi Jinping no declara explícitamente sobre una posible resolución del conflicto

El entusiasmo de Xi Jinping por el fin de la guerra comercial no tiene nada que ver con el de Donald Trump. Mientras que el presidente de Estados Unidos manifestó ayer su optimismo -aseguró ayer que la firma del acuerdo ya está en marcha- su homólogo chino prefiere ser más prudente. 

Ambos líderes mantuvieron el viernes una conversación telefónica en la que celebraron haber alcanzado una primera fase de acuerdo. Para Xi, este paso "beneficia a China, a Estados Unidos, así como a la paz y la prosperidad del mundo". Pero en ningún momento declaró explícitamente sobre una posible resolución del conflicto que enfrenta a ambas potencias desde marzo de 2018, como sí hizo Trump, según la agencia estatal de noticias Xinhua.

Xi se expresó de manera más amplia e imprecisa, y vinculó los posibles avances en la materia a, entre otras cosas, el respeto a la dignidad nacional y su soberanía, en un momento en el que Washington ha sacado adelante controvertidas leyes en denuncia sobre la situación en Hong Kong y Xinjiang que han irritado a Pekín.

"Mientras ambas partes sigan manteniendo cooperación económica y comercial que arroje beneficios mutuos y respete siempre la dignidad nacional, soberanía e intereses principales de los dos, superarán las dificultades y avanzarán en sus relaciones económicas y comerciales bajo nuevas condiciones históricas que beneficien a los dos países y pueblos", ha señalado Xi.

Trump se mantiene optimista

Sin embargo, el mandatario estadounidense se expresó así a través de su cuenta de la red social Twitter: "Tuve una muy buena conversación con el presidente Xi de China sobre nuestro gigantesco Acuerdo Comercial. China ya ha empezado las compras a gran escala de productos agrícolas y más. La firma formal (de un acuerdo) se está preparando".

Desde que, a principios del pasado año, EE. UU. iniciara una guerra comercial con China por -entre otros asuntos- el desequilibrio de la balanza comercial, el robo de propiedad intelectual y la transferencia forzada de tecnología, las relaciones entre las dos mayores economías del planeta se han deteriorado rápidamente.

Los enfrentamientos entre Washington y Pekín no se ciñen a lo comercial, sino que también abarcan una pugna tecnológica y la presencia e influencia en el ruedo internacional.

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Además, las tensiones comerciales entre las dos mayores potencias económicas mundiales van más allá de las relaciones bilaterales y tienen profundas consecuencias mundiales. En sus últimas previsiones de crecimiento mundial, publicadas en octubre, el Fondo Monetario Internacional rebajó sus proyecciones de expansión al 3% este año, dos décimas menos que en julio, lastradas por las dudas sobre la posible solución de esta disputa.

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