El ahorro de 700M$ en impuestos tras la aplaudida medida ESG de Patagonia

La decisión del fundador de Patagonia de traspasar la empresa a un fondo sin ánimo de lucro conlleva un gran ahorro impositivo

El fundador de Patagonia, Yvon Chouinard

El fundador de Patagonia, Yvon Chouinard, sorprendió la semana pasada a inversores y seguidores de su marca, al anunciar su decisión de ceder el control de la misma a dos fondos que invertirán los beneficios de la empresa en proyectos pensados para «salvar el planeta».

Un efecto colateral menos comentado de esta decisión, sin embargo, es que, gracias a ella, el multimillonario creador de la marca de ropa de montaña evitará pagar hasta 700 millones de dólares en impuestos, a la vez que su familia mantiene el control real de la marca.

Chouinard, de 83 años, transfirió el 98 por ciento de las acciones de Patagonia a Holdfast Collective, una organización sin ánimo de lucro que destinará sus aproximadamente 100 millones de dólares de beneficios anuales «a la lucha contra la crisis medioambiental y la defensa de la naturaleza», según apuntaba el comunicado emitido por la empresa.

El norteamericano, paralelamente, trasladó todas las acciones con derecho a voto de su familia, equivalentes al 2 por ciento del total de sus acciones, a una entidad llamada Patagonia Purpose Trust.

«Como el líder empresarial que nunca quise ser, estoy haciendo mi parte», explicaba Chouinard en su comunicado.

Al donar la mayor parte de la empresa, que de acuerdo al New York Times estaría valorada en 3.000 millones de dólares, Chouinard se situó a la cabeza de un pequeño pero creciente movimiento entre los ultrarricos, que cada vez se abren más a utilizar organizaciones sin ánimo de lucro con el fin de ejercer una influencia política más allá de sus vidas.

La duda que queda, claro está, es si ese dinero contribuiría más en las arcas del Estado, o de la organización diseñada por su entorno para perpetuar su legado.

El ahorro en el traspaso de Patagonia

Holdfast es una organización tipo 501(c)(4), es decir, una organización sin ánimo de lucro que puede hacer donaciones políticas ilimitadas, a diferencia de las entidades clasificadas bajo el formato 501(c)(3).

Por esa razón, cualquier donación a una 501(c)(4) no puede ser objeto de deducciones en el impuesto sobre la renta. El fundador de Patagonia, por tanto, solo deberá pagar 17,5 millones de dólares en impuestos sobre donaciones por las acciones que transfirió al fideicomiso.

La estructuración de la transferencia bajo este formato, sin embargo, también implica que Chouinard no tendrá que pagar impuestos federales sobre las ganancias de capital que habría tenido que pagar si hubiera vendido la empresa, una opción que él mismo apuntó que estaba considerando.

Y en una venta de 3.000 millones de dólares, la factura podría ser de más de 700 millones.

La transferencia a los fondos sin ánimo de lucro, asimismo, también ayudó a Chouinard a evitar el impuesto sobre el patrimonio y las donaciones de Estados Unidos., que es un gravamen del 40 por ciento sobre las grandes fortunas, cuando estas se transfieren a los herederos.

Una ventaja de su decisión, que no contentó a todo el mundo.

«Estamos dejando que la gente opte por no soportar todos los gastos del gobierno para hacer lo que quiera con su dinero», explicaba Ray Madoff, profesor de la Facultad de Derecho del Boston College.

«Esto es muy problemático desde el punto de vista de la democracia, y puede significar una mayor carga fiscal para el resto de los estadounidenses», añadía.

Patagonia no respondió a las solicitudes de comentarios sobre las implicaciones fiscales del acuerdo.

Chouinard, por otro lado, señaló en su anuncio que el fideicomiso fue «creado para proteger los valores de la empresa», que pasan por la preservación la naturaleza a través de las prácticas empresariales.

La importancia del formato escogido

La donación a una fundación u otra organización sin ánimo de lucro 501(c)(3) podría haber supuesto un ahorro fiscal aún mayor -en concreto, con una deducción benéfica que compensara otros ingresos-, pero las normas estadounidenses dificultan que esas organizaciones sean propietarias de empresas privadas, indicaba Ellen Harrison, abogada fiscal de McDermott Will & Emery en Washington.

El uso de una organización 501(c)(4), y de un fideicomiso, permite a Chouinard y a su familia seguir controlando efectivamente la empresa (los miembros de la familia seguirán formando parte de su consejo de administración con la nueva estructura de propiedad).

«Sospecho que el conductor estaba tratando de preservar la empresa», apuntaba Harrison al ser preguntada sobre la transacción. Los fundadores suelen «considerar estas empresas casi como parte de su familia».

Así pues, el movimiento de Chouinard evoca un traspaso similar realizado el año pasado por un multimillonario de Chicago, que apoyaba causas muy distintas.

El magnate de la fabricación de productos electrónicos Barre Seid donó su empresa, Tripp Lite,a una organización 501(c)(4) llamada Marble Freedom Trust, que luego vendió el negocio por 1.650 millones de dólares, lo que libró a Seid de pagar impuestos sobre las plusvalías de la transacción.

La organización está dirigida por un activista conservador cuyas actividades ayudaron a cimentar el dominio conservador del Tribunal Supremo de Estados Unidos y a contrarrestar el derecho al aborto, las normas de votación y la política climática.

No está claro hasta qué punto la organización sin ánimo de lucro, Holdfast, de Chouinard, se involucrará en la política, ya que el tema del cambio climático es amplio y podría suponer una labor de presión legislativa o de caridad apolítica, explicaba Harrison.

«La lucha contra el cambio climático puede significar muchas cosas», matizaba la abogada.

En consecuencia, con un gobierno norteamericano históricamente polarizado que lleva a repetidos estancamientos en la legislación, es probable que más multimillonarios consideren que los 501(c)(4) son la forma más conveniente de garantizar que sus objetivos políticos y sus intenciones benéficas les sobrevivan.

«Si una persona quisiera asegurar su influencia después de morir, no permitiríamos que lo hiciera», detallaba Madoff.

«Pero a través de estas organizaciones» los multimillonarios están haciendo algo parecido, añadía. «Y su dinero es mucho más poderoso que un solo voto».

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