Una cómoda digitalización empresarial con el método JIT

Su objetivo es convertir las ideas de las compañías en productos digitales personalizados desde cero tras pasar a ser la división tecnológica de éstas.

Cuando una empresa tecnológica ejecuta un plan comercial al mismo tiempo que el plan de desarrollo de un producto y este no es todavía mínimamente viable, al final «el balón se desinfla», comenta el fundador de Jump Into Tech (JIT), Bosco González del Valle. Sobre esta reflexión este joven de 25 años se lanzó a montar hace algo más de un año esta compañía cuyo nombre es el mismo que su metodología.

La labor de JIT es ser una agencia tecnológica que ofrece consultoría, asesoramiento e impulso tecnológico a pequeñas, grandes empresas e instituciones mediante el diseño y la programación de herramientas para triunfar en cualquier negocio o actividad. González del Valle asegura que JIT no es un proveedor al uso porque «se convierte en la división tecnológica de la empresa a la cual le diseñamos la estrategia, desde la web o las apps internas o para clientes». Con su metodología, sedes en Madrid y Valencia y división técnica en Tomelloso (Ciudad Real), buscan reivindicar el trabajo urbano en el mundo actual y creativo, al estilo de Silicon Valley, con el desarrollo en paralelo de la actividad en el entorno rural para demostrar que tiene cabida en el tejido empresarial tecnológico a través de la comunicación e interacción constante.

Clientela de calado

El caso es que ya han entrado en números verdes y cuentan con más de 20 clientes, varios de ellos internacionales. Entre estos aparece el fondo de inversión londinense 360 Fund Insight, el proyecto SGV junto con la familia Samaranch para la gestión de un torneo infantil de fútbol por toda China, otro proyecto en África, la startup y fintech española MiCappital que ya gestiona 9 millones de euros o la creación de Accecity, una app para ayuntamientos. El objetivo final, como cuentan desde la compañía, es convertir las ideas en productos digitales viables y personalizados desde cero. González del Valle tiene muy claro el futuro: «En España estamos muy obsoletos por lo que hay mucho trabajo por delante y se debe ofrecer un servicio cercano y a buen precio para dar comodidad a las empresas que están algo perdidas».

Aspectos de la metodología

La idea. El cliente explica a JIT cuál es la idea que quiere desarrollar y la primera labor, comentan desde JIT, «es bajar la idea al suelo», porque hay que detectar «todos los puntos flacos hasta que la idea queda limpia y definida».

Dar la vuelta al sector. JIT ajusta al máximo posible el presupuesto en un sector «donde las empresas se gastan millonadas». JIT desglosa el proyecto por fases con asesoramiento y consultoría de «principio a fin» y se arranca el diseño. El cliente comienza ver el producto y a darlo forma.

La metodología en pleno apogeo. Con la maquinaria engrasada entra el trabajo de programación una vez que el cliente ha dado el ok a todas las variables detectadas por el método JIT.

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Educación del cliente. El proyecto está terminado y al cliente «se le educa» en todo lo relacionado con la materia digital, dada su complejidad.

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