Zapatero, enamorado

Sostienen viejos amigos del presidente del Gobierno que Zapatero cae de cuando en cuando en el amor a primera vista.[…]

Sostienen viejos amigos del presidente del Gobierno que Zapatero cae de cuando en cuando en el amor a primera vista. Y no sólo cuando se le traba la lengua al pensar en Rusia y sus bellezas naturales. Sostienen que, por ejemplo, quedó prendado de Miguel Sebastián, deslumbrado por su brillante didáctica (nunca se ha cuestionado que es un magnífico profesor y divulgador). Quizás por eso le lanzó a los leones en la campaña municipal de Madrid y después, para compensar su sacrificio en la arena madrileña, le hizo ministro de Industria, olvidando sin duda que una cosa es la teoría y otra muy diferente, la práctica.

Zapatero se acaba de enamorar de Krugman, hasta el punto de anunciar, nada más hablar con el premio Nobel, medidas estructurales para las próximas semanas. Justo lo que le había recomendado tan prestigioso economista. Lástima que no pueda fichar a Krugman como ministro de Economía... o de lo que sea.

Enamorarse es bueno. Es humano. Y demuestra la buena voluntad del enamorado, que confía en el género humano y en la bondad de quien acaba de deslumbrarle con su inteligencia, con su generosidad, con su buen hacer... Pero a veces el amor a primera vista es poco práctico. Y convertir un impacto de corto plazo en una relación de largo plazo es, casi siempre, un error.

Cambiar el Gobierno es ya un clamor popular. Quizás Zapatero debería conocer a más gente, concertar más entrevistas con personas fuera de su ámbito (aunque ya sabemos que muchas veces quienes están más cerca del poder tienden a evitar que otros se acerquen), o incluso hablar con sus viejos amigos. La mayoría de los pesos pesados de la "Nueva Vía" socialista que le llevó al liderazgo del PSOE y del país están ahora casi en vía muerta. Caldera, de becario de lujo; López Aguilar, de candidato de lujo (al Parlamento Europeo); Torres Mora (ex jefe de gabinete y auténtico alter ego del entonces candidato Zapatero), de diputado de lujo... Pero el inquilino de la Moncloa mantiene en el Gobierno a amores más recientes, como una vicepresidenta que nunca le apoyó dentro del PSOE y que ya transmite bien poco, pese a que parece querer acumular cada vez más poder para no ser sustituida; un Solbes heredado de otra época y otros gobiernos y, además, aburrido de aburrir; un Sebastián del que ya hemos dicho bastante; una Magdalena Álvarez que quizás sea el mejor responsable de Fomento de la historia reciente (no olvidemos que sustituyó a Cascos) pero que está políticamente quemada por sus malos modos... Y luego entramos en la parte del gabinete "de diseño", cuyo quizás máximo representante sea la ministra de Igualdad y otros/otras semejantes.

Está bien enamorarse. Pero de vez en cuando hay que sentar los pies en la tierra. Y la economía española tiene crisis para muchos años: modestamente, creo que no veremos luz de verdad casi hasta 2013, aunque Krugman acaba de cifrar nuestro horizonte de sufrimiento en un plazo aún mayor, de cinco a siete años. No podemos seguir tanto tiempo enamorados.

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