Senado de Brasil limita gasto público durante 20 años en medio de protestas

El Senado brasileño aprobó hoy una polémica medida que restringe el gasto público durante los próximos 20 años en medio[…]

El Senado brasileño aprobó hoy una polémica medida que restringe el gasto público durante los próximos 20 años en medio de protestas en ciudades de al menos trece de los 27 estados de Brasil contra el duro ajuste fiscal impulsado por el Gobierno del presidente Michel Temer.

La aprobación en segunda y última votación en el Senado de la enmienda constitucional que constituye la principal medida del ajuste fiscal propuesto por el Gobierno supuso una muestra de fortaleza de Temer en medio del escándalo de corrupción que lo salpicó y que también justificó las protestas en algunas ciudades.

La enmienda, que ya había sido aprobada por la Cámara de Diputados, fue refrendada en el Senado con una abrumadora diferencia de 53 votos a favor y apenas 16 en contra.

La nueva norma constitucional dice que el aumento del gasto público anual estará limitado durante los próximos veinte años a la tasa de inflación del ejercicio anterior y que ese techo sólo podrá ser revisado una vez transcurrida la primera de las dos décadas.

Según los críticos de esa medida, ese límite impondrá severos recortes del gasto público durante las próximas dos décadas en áreas en las que el país requiere de una ingente presencia del Estado, como son la salud, la educación y la atención de los más pobres.

La senadora Fátima Bezerra, del Partido de los Trabajadores (PT), llegó a proponer que la votación fuera suspendida, pero fracasó en un intento en el que fue apoyada por la minoritaria oposición.

Bezerra sostuvo que el Gobierno "sólo quiere revocar por 20 años las inversiones para los más pobres, pero sin proponer un techo para pagarle la deuda a los banqueros", lo que calificó de "delito de lesa patria" ya "condenado por la mayoría de la población".

Aludió así a una encuesta publicada hoy mismo por el instituto Datafolha, según la cual al menos el 60 % de los brasileños está en contra de imponer ese límite al gasto, que sólo cuenta con el apoyo del 24 % de la sociedad.

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Temer, quien asistió a un acto público poco después del fin de la votación, consideró el resultado como una "victoria extraordinaria" y, aunque sea en forma velada, admitió el carácter impopular de la propuesta.

"Esta votación completó el ciclo de la primera reforma que hemos presentado para sacar al país de la recesión" en que se encuentra desde hace dos años, declaró Temer, quien apuntó que era necesario "coraje" para impulsar una medida de esa naturaleza.

Según el Gobierno, ese límite del gasto detendrá el proceso de aumento de la deuda pública en relación al Producto Interior Bruto (PIB), lo que considera "indispensable" para recuperar el equilibrio fiscal, que ha alcanzado niveles históricos en los últimos años.

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En protesta contra la votación que se realizaba en el Senado, diversos sindicatos y movimientos sociales convocaron a una jornada de manifestaciones en diferentes ciudades.

En Brasilia, pese a que la seguridad fue reforzada e incluso se restringió el tránsito en torno al palacio legislativo, unos 2.000 manifestantes protagonizaron violentos enfrentamientos con la Policía a pocos kilómetros de la sede del Congreso.

Los violentos choques al final del día se prolongaron por cerca de dos horas y dejaron al menos dos policías y un manifestante heridos, según la dirección de la Policía Militarizada del Distrito Federal de Brasilia.

Los uniformados dispersaron con gases lacrimógenos y gas pimienta a los protagonistas de la protesta, en su mayoría estudiantes y sindicalistas, y cargaron con caballos sobre los más exaltados.

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Las protestas se extendieron por ciudades de al menos trece estados pero las más violentas se registraron en Brasilia y en Sao Paulo, en donde atrajeron a unas 4.000 personas y en donde grupos encapuchados atacaron la sede de la Federación de las Industrias del Estado de Sao Paulo, una emblemática edificación de los empresarios brasileños.

A pesar de que la jornada de protestas fue convocada por movimientos sindicales y sociales para expresar su descontento por el duro ajuste fiscal promovido por el Gobierno, las concentraciones canalizaron la crispación de la población por un sistema político salpicado a cada semana de nuevos escándalos de corrupción.

Los reclamos contra el actual presidente fueron generalizados tanto por el ajuste fiscal promovido por su Ejecutivo como por el último escándalo de corrupción, surgido a partir de la declaración pactada con la Justicia de un antiguo ejecutivo de la constructora Odebrecht a cambio de una reducción de penas.

Según el exvicepresidente de Relaciones Institucionales de la constructora Claudio Melo Filho, Temer pidió en 2014 al expresidente de esa compañía Marcelo Odebrecht 10 millones de reales (unos 3 millones de dólares) para las campañas de su partido, el PMDB (Partido del Movimiento Democrático Brasileño).

Además de implicar en asuntos de financiación ilegal de campañas al propio Temer, las nuevas denuncias han alcanzado a varios de los miembros de su entorno político, entre los que destacan el ministro de la Presidencia, Eliseu Padilha, y el secretario a cargo del plan de privatizaciones del Gobierno, Wellington Moreira Franco.

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