Previsiones de 2019: ¿Qué esperan los gestores ?

En 2018, quizás lo único que fue como se esperaba en los mercados fueron las subidas trimestrales de tipos de[…]

En 2018, quizás lo único que fue como se esperaba en los mercados fueron las subidas trimestrales de tipos de la Reserva Federal estadounidense; en todo lo demás, las previsiones del mercado no sirvieron para mucho. Por eso es todo un reto intentar predecir lo que ocurrirá en 2019.

El precio del petróleo ha sufrido caídas últimamente, reforzando el temor a un deterioro de la demanda mundial claramente patente en el lento crecimiento que registra la eurozona y en el hecho de que la economía china se resista a reaccionar a los estímulos fiscales y monetarios. Por otra parte, los desastres naturales a los que se ha enfrentado Japón provocaron una contracción económica en el tercer trimestre de 2018 que viene a sumarse a los problemas estructurales de los que ya adolece el país. En EE. UU., parece que la economía empieza a enfriarse tras una década de fuerte expansión. Si las cosas no cambian, los inversores tendrán poco donde elegir en 2019.

No obstante, aunque la economía estadounidense se esté desacelerando, continúa creciendo a una tasa anualizada del 2,6% que supera en un 0,8% su tendencia potencial y despierta la envidia del resto del mundo. Las empresas estadounidenses siguen experimentando un robusto crecimiento de sus beneficios. Las autoridades chinas acabarán logrando que el crecimiento se recupere. El gobierno británico está aplicando medidas de expansión fiscal y en algún momento se pondrá punto y final al proceso del brexit. Los bancos centrales de Europa y Japón están moderando sus intenciones con respecto a la normalización de sus respectivas políticas monetarias. En muchas de las principales economías, los salarios crecen por fin en términos reales, lo que respalda el consumo. Además, el temor a un aumento sustancial de la inflación que llevó a los inversores a adoptar fuertes posiciones cortas en bonos estadounidenses resultó exagerado, ya que la inflación se está portando bien en todo el mundo. Por último, es posible que la Fed decida posponer las próximas subidas de tipos, y parece que las tensiones entre EE. UU. y China empiezan a disminuir. Después de un otoño intenso, los mercados de riesgo podrían recuperar la compostura a lo largo del invierno y comportarse bien en 2019.

Uno de los retos a los que se enfrentaron los inversores en renta variable el año pasado fueron las valoraciones extremas. La reciente debilidad de los precios, combinada con los excelentes beneficios corporativos registrados en 2018, han llevado las valoraciones de las acciones hasta niveles muy inferiores a sus medias históricas. La valoración ya no es un obstáculo para comprar, sobre todo teniendo en cuenta que las previsiones de beneficios para este año siguen siendo robustas. Si la economía estadounidense continúa enfriándose, los mercados emergentes podrían tener margen para explotar unas valoraciones baratas.

Ahora que la adopción de políticas fiscales procíclicas está ganando popularidad y que las tasas de depósito superan el 2% en EE. UU., los bajistas en renta fija esperan que el mercado se mueva a su favor en 2019. Aunque no podemos descartarlo, la economía mundial y los mercados financieros se enfrentan a numerosos retos que podrían respaldar el uso de bonos como cobertura de riesgos. Lo que habrá que tener presente es que los diferenciales de crédito están estrechos, incluso después de las recientes correcciones.

De vuelta al Reino Unido, el reto más obvio es el brexit, que probablemente seguirá dominando las noticias a lo largo de todo el invierno. Por suerte, parece que la economía británica registra una importante demanda acumulada que probablemente se extienda también al mercado de acciones y a la libra. Aunque los políticos británicos tienen la facultad de desbloquear esta demanda, también podrían provocar una crisis. A los mercados les preocupan las implicaciones económicas de un brexit 'duro' que, no obstante, parece que ya están descontadas. Más difícil de descontar es el impacto que podrían tener las políticas radicales del Partido Laborista. Si un mal brexit acaba dando como resultado un gobierno laborista, quizás lo más prudente sea buscar en otro sitio.

En general, es posible que a finales de 2019 me preocupen más algunas de estas tendencias pero, de momento, me siguen gustando más los mercados de acciones que los de bonos y que el efectivo y, en renta variable, veo más valor en Reino Unido (con permiso de la política) y EE. UU.

Stephen Jones es director de inversiones (CIO) de Kames Capital

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